Plan de ‘Vigilancia Comunitaria’ del NYPD revela 3.6 veces más detenciones a minorías
En balances detallados de las Universidades de Colorado y Florida, además de John Jay College, se mantienen intactas las disparidades raciales en los arrestos. Dudan de un 'avance real' en el control de la criminalidad
Tras cinco años de la implementación del programa de ‘Vigilancia Vecinal’ del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) que creó brigadas especiales para abordar a las comunidades con criminalidad elevada, abundan los balances y las opiniones encontradas sobre el efecto real de esta estrategia en el control del crimen. Y, particularmente, a qué grupo étnico se sigue arrestando con más frecuencia en la Gran Manzana.
Por un lado, varios reportes mostrados por organizaciones civiles dan cuenta que los vecindarios pobres de color siguen siendo de manera desproporcionada el blanco de los uniformados, y por otro, la Ciudad se ufanó de mostrar por 36 meses continuos, antes del pandémico 2020, un descenso ‘histórico’ de la tasa de criminalidad.
Ahora una nueva investigación titulada ‘Efectos de la Policía Vecinal en NYC’, divulgada por académicos de los Departamentos de Sociología de las Universidades de Colorado y Florida, refleja con precisión que en efecto esta estrategia redujo los arrestos en los cinco condados, pero las personas de color fueron 3.6 más veces detenidas que otros grupos étnicos.
Los arrestos por delitos menores disminuyeron un 28% y las capturas por delitos por posesión de drogas, armas o conducir bajo estado de ebriedad cayeron en un 61%, precisa el estudio que abarca la observación entre enero del 2006 y enero del 2019 de 76 comandancias policiales de los cinco condados, que tienen en común ser áreas de ‘tensión’ entre la relación de los oficiales con las comunidades.
“No hubo un descenso real en el crimen”
De forma categórica, el estudio compartido por ambas universidades, no le atribuye al plan de ‘Policías Vecinales’ un impacto significativo en el descenso “real de la tasa de criminalidad”.
“Este modelo de vigilancia no tuvo una incidencia en el control de ciertos crímenes. Aunque se muestre una tasa más baja de acciones delictivas en general en la ciudad. Sospechamos que este cambio se debió a que la Policía ejerció su discreción para hacer menos arrestos, en consecuencia hubo menos delitos subyacentes”, expone el reporte en sus conclusiones.
El grupo de investigadores subraya que si bien la vigilancia de vecindarios redujo las detenciones y posteriores procesamientos judiciales, salta a la vista que este modelo de intervención comunitaria no afectó la “proporción racial de tales arrestos”. Un razonamiento que comparten por lo menos seis análisis dados a conocer en las últimas semanas.
Otro hallazgo que precisa el informe académico, es que en algunos vecindarios en donde las comunidades blancas eran aproximadamente 1.5 veces más numerosas, éstas fueron arrestadas con menos de un tercio de la frecuencia de sus vecinos de color.
Todo indica que las tasas de desempleo de cada localidad en donde se implementó el programa, tuvo cierta incidencia en la forma cómo fueron abordadas las comunidades.
“La intervención en áreas con elevados niveles de desocupación laboral tuvo un efecto negativo en el balance sobre la disparidad”, sostiene el análisis, en donde además se aclara no se midió la percepción o la valoración de los neoyorquinos acerca de los logros de esta estrategia de acercamiento comunitario.
“No tenemos forma de asegurar, si luego de estas acciones los policías son percibidos como más cercanos a la gente”, ponderaron.
La nueva era
En el año 2015, el NYPD lanzó esta política comunitaria de ‘vigilancia vecinal’ pensada para reducir la delincuencia, y además, bajar las tensiones raciales en algunas localidades de la Gran Manzana, en el fragor de la histórica controversia sobre una supuesta ‘conducta racista’ de los funcionarios policiales.
El alcalde Bill de Blasio estimó que se trataba de un plan “verdaderamente transformador” que se aplicaba “en la escala más grande para asegurar que la gente de esta ciudad tenga una fuerza policial que esté profundamente conectada con el vecindario”.
Entre tanto, cuando era el comisionado de Policía, Bill Bratton caracterizó la adopción de esta estrategia como el paso del NYPD “hacia una nueva era”. Para ello se reestructuraron las comisarías policiales y más de 1,200 nuevos oficiales fueron entrenados para convertirse en enlace con los vecinos, más que represores del crimen.
Luego de un lustro de su aplicación, esta estrategia se encuentra con la pandemia y los movimientos contra la brutalidad policial. Voces académicas y denuncias de coaliciones que pujan por reformas judiciales, siguen poniendo un ‘detonante explosivo’ de rechazo a la actuación de la Uniformada en los vecindarios más pobres.
El activista comunitario de El Bronx, Miguel Zacarías de 55 años, comenta que “si se ve la película completa lo único que ha pasado es que mandaron más policías a los sectores más pobres. Cada una de estas comisarías son distintas. Hay algunas en donde existen políticas de acercamiento y escuchan a la gente, pero hay otras que no. Es un plan desigual”.
En palabras de Zacarías nunca se venció del todo la metodología ‘Pare y revise’ (Stop and Frisk) que por años ha “criminalizado a negros y latinos” sino que fue un enfoque distinto que la “suavizó”, pero en el fondo es lo mismo.
Las autoridades de la ciudad de Nueva York han mostrado en sus balances un descenso de 1.8% a 5% en los reportes mensuales de delitos como hurtos, robos, violaciones, asaltos y crímenes en general en el Subway.
Por citar un ejemplo, el excomisionado del NYPD James O’ Neil antes de abandonar su posición el año pasado, informaba como un logro relevante que hasta octubre del 2018 el índice general de delitos reportaba 80,313 casos, en ese mismo periodo en 2019, el número fue de 78,887.
Más informes, más disparidad
Otros reportes recientes han puesto combustible al fuego de esta controversia.
Un informe de John Jay College del pasado septiembre, encontró que las disparidades policiales son más cuestionables cuando se desglosan por edad: las personas afroamericanas o latinas de 18 a 20 años tienen casi ocho veces más probabilidades de ser detenidas que las personas blancas.
También se evidencia con cifras oficiales que los agentes siguen deteniendo a los neoyorquinos negros casi el doble que los blancos, aunque de igual forma concluyen que hubo un “bajón” considerable en los arrestos según un cruce de la información oficial entre los años 2003 y 2018.
Ante la lluvia ácida de reportes, uno de los propulsores de la agenda de vigilancia comunitaria, el excomisionado policial Bill Bratton reaccionó ante medios locales manifestando que las estadísticas policiales están asociadas con los sitios en donde se reciban más llamadas al 911.
“Es obvio que simplemente la policía va a donde los vecinos reporten más hechos criminales. Esa es la cuenta que hay que sacar”, puntualizó.
En vecindarios de El Bronx que generalmente están en la mesa de esta discusión, porque allí están ubicados los vecindarios porcentualmente más pobres y violentos, más de una docena de organizaciones que luchan por el fin de las encarcelaciones masivas e impulsan cambios en el sistema de justicia penal, siguen ponderando con sus cifras a la mano, que el “racismo sistémico de NYPD está lejos de ser parte de la historia de la ciudad”.
En contraste, otras coaliciones como ‘Life Camp‘, que hace enlace con las comunidades para prevenir la violencia armada, muestra que entre 2016 y 2018, se ha logrado una disminución del 15% en los tiroteos, en las 17 comisarías policiales de mayor violencia en la ciudad de Nueva York.
Voces de El Bronx
En las calles la opinión también está muy divida. Residentes de El Bronx como la mexicana Mireya Zaas, de 58 años, comenta que con 20 años viviendo en el área de Kinsgbridge ha visto como los efectivos policiales han estado más activos en las calles de su vecindario. Y considera que ahora “está más seguro”.
“Mucha droga, mucha gente que no hace nada, si no estar en la esquinas desde la mañana, sin oficio. Yo no estoy de acuerdo con ese ataque a los policías. Más bien necesitamos mil más. El que no la debe, no la teme”, exclamó la poblana.
Así mismo, el puertorriqueño Remo Cruz criado en el Condado de la Salsa describe que en la avenida Tremont no ha observado ninguna diferencia a lo largo de estos años.
“Si no estás en problemas y vives en paz no deberías tener contactos complicados con la policía. Este sector antes era más caliente, pero ahora está más tranquilo”, opinó el isleño.
El boricua Miguel Vásquez con “toda su vida en El Bronx” tiene una visión distinta, pues señala que la presencia de NYPD suele ser “muy negativa” en líneas generales.
“Los oficiales están en lo suyo. No creo que ellos aquí en Kingsbridge hayan tenido algún interés en tener un contacto armónico con los vecinos. Y mucho menos escuchar. Ellos hacen su trabajo y nosotros seguimos nuestra vida sino estamos en problemas”, concluye Vásquez.
Cifras ‘duras’ sobre la disparidad:
- 93% del total de 473 menores entre 16 y 17 años detenidos entre junio y octubre de 2019 en la Gran Manzana eran de color y latinos, según un análisis divulgado en agosto por Youth Justice Reseach Collaborative (YJRC).
- 5.8 veces más acciones como detenciones, multas o revisiones contra los afrodescendientes en comparación con los blancos entre 2003 y 2018. Así lo asegura John Jay College.
- 9 veces mayor fueron las acciones policiales en contra de los jóvenes de la minorías entre 16 a 17 años, en contraste con los blancos en ese mismo periodo de tiempo grafica el mismo reporte.
- 150,000 fueron los detenidos por evadir el sistema de pago del Subway en el 2015, año de arranque del Plan de Vigilancia Vecinal, 92% de los capturados fueron hispanos y afroamericanos, sostiene el Proyecto para la Reforma Judicial.