Republicanos salen contra Biden, Casa Blanca al rescate
Su dicho provoca un gran revuelo por connotaciones sobre la esclavitud
WASHINGTON, D. C. (EFE).- La Casa Blanca reafirmó ayer su respaldo al vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, en medio de peticiones de líderes conservadores de que sea reemplazado después de que dijera en un mitin con afromericanos que las políticas republicanas pondrían “cadenas” a los estadounidenses.
“(El candidato republicano a la presidencia Mitt) Romney ha dicho que en sus primeros 100 días permitirá que los grandes bancos escriban de nuevo sus propias reglas, y desencadenará a Wall Street. Les van a poner a todos ustedes cadenas en los pies”, dijo Biden el martes en Virginia en un mitin con cientos de afroamericanos.
La frase ha provocado un gran revuelo político por sus connotaciones sobre la esclavitud.
Destacados líderes republicanos como el excandidato presidencial John McCain criticaron las palabras de Biden, especialmente tras ser pronunciadas en un estado sureño como Virginia, que luchó en la guerra civil de EEUU para mantener la esclavitud, y pidieron su sustitución.
McCain dijo que sería “inteligente” por parte del presidente Barack Obama reemplazar a Biden con la jefa de la diplomacia estadounidense Hillary Clinton, una propuesta a la que se sumó la exgobernadora de Alaska Sarah Palin.
No obstante, los demócratas han reafirmado su confianza en Biden, que repite como “número dos” de Obama para los comicios presidenciales del 6 de noviembre, en los que el mandatario buscará la reelección.
“Sí, eso ya fue establecido hace mucho tiempo”, indicó el portavoz presidencial, Jay Carney, ayer en su rueda de prensa diaria ante las preguntas de los periodistas sobre si Biden se mantiene como “número dos” de Obama.
Carney calificó la polémica como una maniobra de “distracción” de los republicanos, ya que no quieren hablar de la reforma del sistema financiero porque saben que “han perdido” el debate ante la opinión pública.
El propio Obama salió en defensa de Biden al señalar que la frase no tenía otra connotación que defender la reforma de Wall Street, que ha puesto en marcha su Administración para evitar los “abusos y excesos” que provocaron la crisis financiera de 2009 y reiteró su confianza en Biden.
Sin embargo, los ataques republicanos no han rebajado el tono.
Entre los más agresivos estuvo el del exalcalde de Nueva York Rudolph Giulani, quien señaló a Biden de “no ser muy brillante” y puso en duda su “capacidad mental” para dirigir el país.
Algo más suave fue la excandidata republicana a la Vicepresidencia en 2008 y exgobernadora de Alaska Sarah Palin, quien aseguró que “Joe Biden realmente tira abajo la papeleta demócrata”.
“Los estrategas en la campaña de Obama tienen que mirar un modo diplomático de reemplazar a Biden en la papeleta con Hillary Clinton”, señaló Palin.
Por otro lado, Paul Ryan, la fórmula a la Presidencia del candidato republicano, cuya designación el pasado fin de semana inyectó dinamismo a la campaña de Romney, se refirió a la polémica al señalar que se trata de comentarios que aparecen “cuando estás desesperado en campaña”.
“Hemos pasado de la esperanza y el cambio al enfado y la división, a la culpabilidad y el ataque; y creo que la gente va a ser capaz de ver más allá”, dijo Ryan hoy en acto electoral en Dayton (Ohio).
Sin embargo, desde las filas demócratas también se ha cuestionado lo apropiado de las palabras de Biden.
El reverendo afroamericano Jesse Jackson, conocido líder de los derechos civiles, subrayó que el comentario de Biden debe ser “encarado francamente como retórica exagerada que no ayuda y que es una distracción del mensaje del presidente Barack Obama”.
Por su parte, el foco de la controversia, el propio Biden, no ha mostrado síntomas de arrepentimiento.
“Sé que a veces soy criticado por decir exactamente lo que quiero decir. Eso no va a cambiar”, afirmó ayer Biden en un acto electoral en Virginia.
Asimismo, replicó a las críticas al asegurar que “si quieren saber lo que es indignante, son las políticas (republicanas) y los efectos de sus políticas en la clase media de EEUU”.