Los endulcorantes en bebidas dietéticas contribuirían al aumento de peso
Una nueva investigación del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney y el Instituto Garvan, sugiere que los edulcorantes artificiales en realidad podrían estar saboteando cualquier esfuerzo para perder peso al hacer que comamos más y aumentar el apetito
Cuando iniciamos el camino de la pérdida de peso, es muy probable que el primer alimento que se elimine de la dieta diaria sea el azúcar y sin lugar a dudas es una medida indispensable para la salud general (clave en la prevención de enfermedades crónicas). Sin embargo, para muchas personas dejar de disfrutar de ese toque dulce es todo un reto y apuestan por el consumo de endulcorantes artificiales pensando que son un buen sustituto al azúcar de mesa. Este tipo de sustancias químicas suelen ser añadidas en una larga de productos ultraprocesados y se venden como una buena alternativa para reducir el consumo de calorías y eliminar los kilos extra. Los refrescos dietéticos son el claro ejemplo, al grado que muchas personas que se someten a distintos planes para bajar de peso los incluyen en su dieta diaria y la realidad es que inclusive se relacionan con el aumento de peso ¿La razón principal? El consumo de edulcorantes artificiales aumenta el apetito. Así lo sugiere una nueva investigación encabezada por el Centro Charles Perkins de la Universidad de Sydney y el Instituto Garvan de Investigación Médica.
De acuerdo con los investigadores, los endulcorantes artificiales en realidad podrían estar saboteando cualquier esfuerzo para perder peso al hacer que coma más y con ello incrementan el deseo por comer ¿Lo peor? Activan la necesidad por consumir, alimentos más dulces, ricos en carbohidratos y calorías.
Codirigido por la Universidad de Sydney, el estudio analizó lo que les sucedió a las moscas de la fruta cuando fueron alimentadas con una dieta mezclada con un edulcorante artificial sucralosa, también conocido como Splenda. Este estudio surgió como una iniciativa del profesor asociado Greg Neely, quien declaro que se sintió impulsado a realizar la investigación cuando notó que su propio estómago gruñía de hambre después de consumir refrescos dietéticos. Además, sostiene que esta información se tiene desde hace más de veinte años: “En la década de 2000, hubo estudios de población humana que mostraban que podrían existir estos efectos, pero nadie los había modelado”.
Los resultados, publicados en la revista Cell Metabolism, arrojan luz sobre los verdaderos efectos que los edulcorantes artificiales tienen en el cerebro, en particular regulando el apetito y alterando la percepción del gusto. Es un mecanismo complejo involucrado en el centro de recompensa del cerebro que podría explicar el aumentando de peso después de consumir productos endulzados artificiales.
El estudio también comprobó que después de la exposición crónica a una dieta con un alto consumo de bebidas elaboradas con el endulcorante artificial sucralosa, los animales comenzaban a comer mucho más. Cuando el centro de recompensa mide la dulzura de la comida, si no encuentra un aumento similar en la energía que ingresa al cuerpo, el cerebro “demandará más energía”. De hecho, las moscas de la fruta consumieron un 30% más de calorías cuando siguieron su dieta de edulcorantes artificiales que cuando consumieron sus alimentos endulzados naturalmente.
Cuando los investigadores se dieron a la tarea de investigar por qué los animales comían más a pesar de que tenían suficientes calorías, descubrieron que el consumo crónico de este edulcorante artificial en realidad aumenta la intensidad dulce del azúcar nutritivo real, y esto luego aumenta la motivación general de comer más comida.
Lo cierto, es que casa día salen a la luz más estudios que comprueban los devastadores efectos de un alto consumo de endulcorantes. No es casualidad que las tasas de obesidad aumenten, miles de millones de personas en todo el mundo eligen consumir edulcorantes artificiales para ayudarse a perder peso y no recuperarlo a largo plazo. Como resultado, los productos dietéticos que contienen edulcorantes artificiales han inundado el mercado a medida que más optan por las opciones “sin azúcar añadido”.
Por fortuna este tipo de trabajos de investigación, llegan como un claro aviso sobre cómo los endulcorantes artificiales pueden estimular el apetito, interferir en el funcionamiento cerebral e impactar en la regulación del hambre. Además, no podemos dejar de mencionar que un alto consumo de endulcorantes se relaciona con graves alteraciones en la salud: afecta la salud intestinal y la calidad de la microbiota, con ello intervienen negativamente en el funcionamiento del sistema inmunológico. También erosionan el esmalte de los dientes, son causa directa de dolores de cabeza, dañan la salud ósea, afectan la salud cardiovascular e incrementan el riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, obesidad y ciertos tipos de cáncer. Por último y no menos importante, el estudio comprobó que la sucralosa provoca hiperactividad, insomnio y disminución de la calidad del sueño.
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