Foie gras en Nueva York sigue sin prohibirse: por qué es tan polémico este plato
El polémico foie gras, producto de “hígados grasos enfermos”, seguirá vendiéndose en restaurantes de lujo y tiendas de Nueva York ya que no entrará en vigor la prohibición prevista para noviembre
El foie gras permanecerá en los menús de los restaurantes elegantes y en tiendas de la ciudad de Nueva York. Se esperaba que la prohibición del producto entrara en vigor próximamente en noviembre como estaba previsto.
En 2019, cuando más de 1000 restaurantes locales servían foie gras, el ayuntamiento prohibió la venta del producto dentro de su jurisdicción, con una fecha de aplicación oficial del 25 de noviembre de 2022.
La aprobación de la prohibición enfrentó a los activistas por los derechos de los animales contra los granjeros que se dedican a la producción de foie gras. Dos granjas del norte del estado demandaron por la prohibición, La Belle Farm y Hudson Valley Foie Gras.
Un juez de la Corte Suprema del Estado de Nueva York emitió una orden judicial preliminar que permitirá que la venta de foie gras continúe en la ciudad mientras que la demanda de los granjeros que buscan derogar la ley se resuelve en los tribunales, lo cual puede llevarse bastante tiempo.
Mientras tanto en California, la producción y venta de foie gras dentro del estado está prohibida, después de una batalla legal desde que se promulgó la prohibición en 2004. Aunque los residentes de California pueden comprar foie gras y pedir que se lo envíen para uso personal.
El foie gras también está prohibido en el Reino Unido, Alemania, Dinamarca e India, entre otros países.
Por qué los animalistas se oponen al foie gras
El foie gras que algunos comensales consideran un manjar se obtiene a partir del “hígado graso” enfermo de gansos o patos.
La organización PETA explica que para producir foie gras, los trabajadores bombean hasta 2.2 libras de grano y grasa en los estómagos de patos o gansos tres veces al día, hasta 4 libras diarias, en un proceso conocido como “sonda”. Con frecuencia las aves son tratadas con rudeza, se dejan con heridas graves y sufriendo.
“La alimentación forzada hace que el hígado de las aves se hinche hasta 10 veces su tamaño normal. Muchas aves tienen dificultad para pararse porque sus hígados hinchados distienden sus abdómenes”, señala PETA.
Además, las aves en engorda se mantienen en diminutas jaulas o cobertizos donde no pueden asearse y se cubren con excrementos. Los animales suelen arrancarse las plumas y atacarse entre sí debido al estrés.
En una de las investigaciones de PETA en Hudson Valley en 2013 documentó que se vio a los trabajadores arrastrar patos por el cuello a lo largo del piso de alambre y sujetarlos entre las piernas antes de clavar los tubos de alimentación forzada de metal en sus gargantas.
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