Drones estadounidenses podrían atacar la “vulnerable” flota de Putin en el Mar Negro

Los funcionarios estadounidenses están instando al presidente Joe Biden a que suministre al ejército ucraniano drones de largo alcance que, según dicen, podrían permitirle romper un bloqueo de los barcos de guerra rusos que impiden que las mercancías crucen el Mar Negro.

En una carta del martes, un grupo bipartidista de 16 legisladores de alto rango solicitó que Biden reconsiderara la decisión de junio de su administración de no vender cuatro drones de combate armados MQ-1C “Gray Eagle” de General Atomics después de que varios funcionarios del Pentágono expresaron su preocupación de que los equipos de vigilancia y radar de alto valor en los drones podría potencialmente terminar en manos rusas.

Los oficiales militares ucranianos, señalaron los legisladores, han solicitado repetidamente los drones que pueden transportar cuatro misiles Hellfire y son capaces de volar misiones de largo alcance a gran altura. 

El cronograma de entrenamiento para el armamento es corto (alrededor de 27 días, según la carta) y el beneficio potencial para la ofensiva ucraniana podría ser significativo, particularmente porque su arsenal existente ha sido ineficaz para romper el bloqueo.

Mientras tanto, la flota rusa del Mar Negro sigue siendo muy vulnerable, con solo siete barcos, según el ejército ucraniano. La inteligencia británica dijo en los últimos días que un ataque exitoso en los puertos rusos podría dejar a toda la flotilla susceptible de ser atacada.

“La ventaja a largo plazo del MQ-1C es significativa y tiene el potencial de impulsar el curso estratégico de la guerra a favor de Ucrania”, dice la carta.

“Una victoria rusa sobre Ucrania dañaría significativamente la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos, y permitir que Ucrania preserve su patria sigue siendo un imperativo moral y se encuentra directamente dentro de nuestros intereses nacionales”.

Sin embargo, se cree que los funcionarios estadounidenses han sido disuadidos de proporcionar los misiles por temor a que no solo caigan en manos enemigas, sino que Rusia los vea como una escalada de la guerra liderada por Estados Unidos.

“Las revisiones de seguridad tecnológica son una práctica estándar para la transferencia de artículos de defensa estadounidenses a todos los socios internacionales”, dijo la portavoz del Pentágono, Sue Gough, después de que se detuviera la venta inicial en junio. 

“Todos los casos se revisan individualmente según sus propios méritos. A través del proceso establecido, las preocupaciones de seguridad nacional se elevan a la autoridad de aprobación correspondiente”, agregó.

Pero también está la cuestión de si el armamento es necesario para la defensa de Ucrania, otro aspecto de la transacción que el Pentágono debe considerar antes de cualquier venta de armas.

Algunos pilotos de combate ucranianos, que hablaron bajo condición de anonimato a los medios de comunicación a principios de este año, supuestamente descartaron la viabilidad del “Águila Gris” como un arma de guerra, diciendo que las armas solo se podían usar para misiones de reconocimiento a larga distancia y no eran prácticas para usar en situaciones de combate activo.

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