Françoise Bornet, figura icónica de la foto de “El beso” de 1950, fallece a los 93 años
En el corazón de París, el fotógrafo Robert Doisneau capturó para siempre un momento de amor en 1950
Françoise Bornet, conocida por su aparición en la famosa fotografía de 1950 “El beso en el Hotel de Ville” de Robert Doisneau, falleció a los 93 años, dejando atrás un legado entrelazado con una de las imágenes románticas más famosas del siglo XX.
En el corazón de París, el fotógrafo Robert Doisneau capturó para siempre un momento de amor en 1950. La mujer en el centro de esta imagen icónica, Françoise Bornet, falleció, según reportó la cadena BBC, lo que marca el final de una era para una de las fotografías más reconocibles.
“El beso en el Hotel de Ville” muestra a Bornet y su entonces novio, Jacques Carteaud, abrazados en las calles de París. Inicialmente, se creyó que era una instantánea sincera de un romance urbano, pero luego se reveló que la imagen era una puesta en escena, parte de una serie de Doisneau que captura la esencia del amor en la revista Paris for Life.
La revelación de Bornet en la década de 1980, respaldada por una copia original firmada de la fotografía, resolvió varias disputas legales de los demandantes que creían que eran la pareja de la fotografía.
Bornet: De un beso escenificado a símbolo del amor eterno
A pesar del carácter escenificado de la fotografía, la imagen del beso de Bornet y Carteaud trascendió sus raíces comerciales, convirtiéndose en un símbolo del amor y una representación emblemática del propio París.
El resurgimiento de la fotografía en la década de 1980 la llevó a dormitorios y espacios habitables de todo el mundo, convirtiéndola en una de las imágenes más reconocidas de espontaneidad romántica, a pesar de su origen orquestado.
La muerte de Bornet marca el final de la conexión viva directa con esta fotografía icónica. Su fallecimiento el día de Navidad añade una nota conmovedora a su historia y al legado perdurable de la fotografía.
Ahora que Bornet, Doisneau y Carteaud se han ido, “El beso en el Hotel de Ville” se erige ahora como un testimonio atemporal de su breve colaboración, que continuó cautivando e inspirando mucho después de que se cerrara el obturador de la cámara.
La vida de Françoise Bornet y la fotografía que ayudó a dar vida nos recuerdan el poder duradero de las imágenes para capturar y preservar momentos fugaces.
Su beso, inmortalizado en blanco y negro, sigue resonando como símbolo del amor y el encanto romántico de París. Mientras el mundo se despide de Bornet, su legado y la imagen de la que formaba parte siguen siendo un beso eterno para la eternidad, un momento detenido para siempre en las bulliciosas calles de París.
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