Oscar muy político
Los premios reconocieron a la historia cercana, y al valor del entretenimiento con Argo
Sociedad
Para un escritor que vive del análisis de la política y la economía, de vez en cuando no es ningún pecado aterrizar en el mundo del entretenimiento.
Los que nos dedicamos al análisis político, estamos celebrando con mucho vino el resultado de los Oscar. Argo fue nombrada como la mejor película del año. Tal vez no fue el candidato predilecto para muchos, pero tampoco fue una sorpresa. Estaba entre los mejores del año.
Argo sirvió de mucho para rememorar un periodo altamente crítico de la política norteamericana en el Medio Oriente.
En 1979, un grupo de estudiantes islámicos iraníes en Teherán invadieron la embajada norteamericana en esa ciudad, en apoyo al nuevo régimen islamista y en repudio a las políticas estadounidenses. Los estudiantes tomaron 52 norteamericanos como rehenes por 444 días.
Fue una situación de mucho dolor para los familiares de esta gente y mantuvo en crisis las relaciones de Estados Unidos con el mundo islámico, particularmente con aquel sector fundamentalista que surgió en Irán.
“Son víctimas del terrorismo y la anarquía”, dijo el entonces presidente Jimmy Carter. El nuevo gobierno iraní del Ayatollah Ruhollah Jomeini no sólo cambió el liderazgo de su país, sino que restableció un régimen basado en la religión islámica.
El islamismo fundamentalista, muy similar a lo que ocurrió en la Edad Medieval, tomó al estado y creó nuevas leyes para expandir su doctrina religiosa.
Anteriormente, con el Shah apostado en Irán, el gobierno norteamericano había tenido a un gran aliado estratégico en una región exasperada por la animosidad contra Israel y la cultura Occidental. Con la llegada de Jomeini al poder todo terminó y las fisuras entre los dos países ocurrieron de inmediato.
El líder islámico no hizo nada para impedir el atropello a las oficinas diplomáticas estadounidenses en Teherán.
La “Crisis de los Rehenes”, como se denominó ese episodio, fue una mancha oscura para el gobierno de Carter. El 24 de abril de 1980 ordenó una misión de rescate, que resultó ser todo un fiasco. Dos naves norteamericanas se estrellaron y ocho militares fallecieron en el intento. Fue el inicio del final de la presidencia de Carter. El electorado norteamericano lo sacó de la Casa Blanca en la siguiente elección.
Subsecuentemente, Argo toma una parte secundaria durante el conflicto. Ben Affleck, el director de la película, hace un gran trabajo en el montaje de las escenas que sucedieron a lo largo del drama, cuando seis diplomáticos estadounidenses lograron escapar de la embajada norteamericana minutos antes de la invasión.
Estos dos episodios que se suscitan en el mismo tiempo son eventos que han marcado la historia y la política entre el Medio Oriente y Estado Unidos.
Los Oscar, una vez más, demostraron estar a la altura de su historia.