Por qué las palomitas de maíz del cine son tan caras
Los cines ganan poco con los boletos; su negocio real está en las palomitas, que tienen márgenes de hasta 788% y son esenciales para sobrevivir

Las botanas del cine no son un lujo, sino una necesidad para el negocio. Crédito: Prostock-studio | Shutterstock
Quien va al cine sabe que el verdadero gasto no siempre está en la entrada, sino en la dulcería. Un combo de palomitas y refresco puede costar tanto como una comida en un restaurante, y aunque muchos piensan que se trata de un abuso, la razón detrás de los precios altos es más compleja: sin esas ventas, los cines simplemente no podrían sobrevivir.
Los boletos no sostienen al cine
Aunque el público asuma que las entradas cubren los costos del negocio, la realidad es que los cines se quedan con una porción mínima de lo recaudado.
Durante las primeras semanas de exhibición, los estudios de Hollywood se llevan alrededor del 70% del dinero de taquilla.
En promedio, de un boleto de $9 dólares, el cine apenas conserva $2.70 dólares, cantidad insuficiente para pagar renta, energía eléctrica o salarios.
Subir el precio del boleto tampoco sería una solución, ya que gran parte del aumento volvería a los distribuidores.
Palomitas: el verdadero salvavidas
Un estudio realizado por los economistas Wesley Hartmann y Ricard Gil reveló que los precios altos en la dulcería ayudan, paradójicamente, a mantener los boletos más accesibles.
Los cines usan esta estrategia para equilibrar ingresos: los espectadores que compran palomitas y refrescos subsidian indirectamente a quienes solo pagan la entrada.
Además, el perfil del consumidor influye en las ventas. Los compradores de boletos en línea, las familias y los grupos de adolescentes suelen gastar más en botanas que los asistentes solitarios.
Por eso, los cines concentran su oferta en películas familiares y promociones digitales, con la esperanza de aumentar las ganancias en el mostrador de comida.
Y es que en la dulcería está el negocio real.
Mientras los estudios se llevan la mayoría de la taquilla, los cines conservan el 100% de las ventas de concesiones.
Un paquete mediano de palomitas cuesta cerca de $0.90 dólares en insumos, pero se vende a $7.99 dólares, lo que equivale a un incremento del 788%.
Los refrescos y los dulces tienen márgenes similares, de 500% o más.
Aunque las concesiones representan apenas 20% a 30% de los ingresos totales, generan hasta la mitad de las ganancias.
Solo en un año, la cadena Cinemark obtuvo $1,100 millones de dólares de sus ventas de comida, con un margen de beneficio del 84%, mientras que sus ingresos por boletos apenas cubrieron costos operativos.
El secreto del sabor irresistible
No se trata solo del precio: también hay ciencia detrás del sabor.
El toque que hace que las palomitas del cine sean inconfundibles se llama Flavacol, una sal ultrafina con sabor a mantequilla que se mezcla con el aceite antes de que revienten los granos.
Este ingrediente da el color amarillo brillante y el aroma que llena la sala, algo difícil de reproducir en casa.
La mayoría de los cines usa aceite de coco para lograr una textura crujiente y ligera, mientras que el ‘mantequillado’ que se añade al final suele ser una mezcla de aceites y saborizantes artificiales, no mantequilla real.
Las máquinas profesionales también alcanzan temperaturas más altas que los equipos domésticos, lo que da como resultado palomitas más grandes y esponjosas.
Sin palomitas, no hay función
Las botanas del cine no son un lujo, sino una necesidad para el negocio. Los dueños aseguran que los ingresos de la dulcería cubren mantenimiento, salarios y mejoras de equipo.
Sin esos márgenes, el precio de los boletos podría elevarse fácilmente a $20 dólares o más.
La asistencia a las salas ha disminuido durante décadas: mientras que en 1930 el 65% de los estadounidenses iba al cine con frecuencia, hoy lo hace menos del 10%.
Además, el número de salas ha caído más del 20% en los últimos veinte años.
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