Beduinos secuestran a dos turistas en península del Sinaí
En los últimos dos años se han producido raptos de turistas extranjeros que participan en excursiones
El Cairo, 22 mar – Un grupo de beduinos secuestró hoy a un turista israelí y a una belga en la península del Sinaí, en el este de Egipto, informó a Efe una fuente de los servicios de seguridad.
La fuente precisó que, de acuerdo al testimonio de testigos, los secuestradores, que se trasladaban en una camioneta, interceptaron el vehículo en el que viajaban los turistas, que iba de la localidad egipcia Taba, junto a la frontera con Israel, en dirección hacia el sur del Sinaí.
El grupo de enmascarados obligó al israelí y a la belga a bajarse del coche y se los llevó a un lugar desconocido.
Durante la inspección del vehículo de los rehenes, las fuerzas de seguridad vieron que el parabrisas estaba roto, lo que indica que los secuestradores emplearon la violencia.
Según la fuente, los beduinos piden la liberación de un preso del norte del Sinaí que fue detenido recientemente en la provincia de Sharqiya, al norte de El Cairo, con grandes cantidades de droga.
Las autoridades llevan ahora a cabo negociaciones con jefes de tribus del Sinaí para conseguir la liberación de los turistas y han confirmado que se encuentran en buen estado.
En los últimos dos años se han producido bastantes raptos de turistas extranjeros por parte de beduinos que suelen exigir la liberación de miembros de sus tribus encarcelados.
El pasado 7 de marzo, el director de la compañía petrolera estadounidense Exxon Mobil en Egipto, Andrew David Wells, y su mujer fueron secuestrados por unas horas por beduinos con una reivindicación similar, cuando hacían una excursión por el desierto del Sinaí.
Esa península es uno de los principales polos de atracción turística en Egipto, gracias principalmente a la playa y a monumentos como el monasterio de Santa Catalina.
Se calcula que en el Sinaí habitan unos 300,000 beduinos, distribuidos en unas 15 tribus que se consideran descendientes de los grupos árabes originarios de la península Arábiga.
Líderes tribales se han quejado en repetidas ocasiones de la marginación en la que viven sus comunidades y aseguran que la falta de atención de las autoridades les obliga a dedicarse a actividades ilegales, como el contrabando.