Tres años después

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Crédito: Archivo / Notimex

Papeles

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, cumplió su tercer año de gobierno el 7 de agosto. Solo seis personas saben que buscará la reelección el próximo año: yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos.

La Constitución colombiana prohíbe mostrar deseos de repetir presidencia. Esto obliga a los jefes de estado a tener ganas y a esconderlas. Hacen muy bien la pantomima.

Por telepatía, entrevisté al ángel de la guarda de Santos quien por estos días ha concedido entrevistas “exclusivas” a todos los medios colombianos.

– Ángel, tres años después, ¿rico el poder?

– Juanma, como le dice su entorno, gateó en elegante tapete persa. Nació para mandar. Le gusta más el poder que comer con los dedos. Vamos “a” por la reelección.

– ¿”Vamos” no es mucha gente?

– Sin mí, Tutina, su mujer, y su entorno, el hombre no da un brinco. Dios mediante, vamos por la reelección.

– Tengo entendido que alguna vez Santos coqueteaba con el ateísmo…

– Todos fuimos inmortales, jóvenes, bellos, jipis y escépticos alguna vez. En el país del Sagrado Corazón los ateos no son de buen recibo. Tocaba dar la voltereta teológica.

– ¡Y no se paró en pelos para llegar! A su antecesor, Álvaro Uribe, quien le abrió el camino, le quedó mal.

Los Santos y los jugadores de póquer somos así. Ya lo dije en la célebre entrevista para mi Universidad de Kansas: a veces hay que pasar por encima del que sea. Pragmatismo ante todo. Sorry.

– Pero Santos no ha dicho que será candidato…

– Confundes el póquer con el béisbol, mínimo. Aprende a leer en los labios de un político, menso. Se sacan el chicharrón de la boca para mentir.

– Más respetico o lo delanto ante tu jefe celestial.

– Camarada, los que estamos arriba todo nos importa una higa. Juanma acaba de avalar el calificativo de “loco” para afrijolárselo a quien lo tiene en Palacio (Uribe).

– Dice Santos que es de reír la aspiración presidencial de su primo Francisco, vicepresidente de Uribe.

– Como decimos en Locombia, Juanma es Juanma y Pachito es Pachito.

– En su momento también era de reír una candidatura de Juan Manuel…

– El último que ríe…

– Tuvieron que recular en lo de Venezuela.

– ¿Cómo dice que dijo, joven?

– Que prometieron no volver a recibir a la oposición venezolana en Palacio.

– Le tenemos pavor al pajarito que inspira al presidente Maduro. Nos deben muchos dólares, la frontera estornuda y se resfría la economía. Nos sobra el papel higiénico, nuestras gallinas ponen huevos sin mirar quién se los va a comer. Insisto: hay que ser prácticos.

– De pronto ve a uno a Santos de regreso al uribismo, por ejemplo, en la forma de encarar los últimos paros. Mucha mano dura.

– Creí que nadie se había dado cuenta de que de pronto, sin querer queriendo, nos copiamos del antecesor al que dejamos viendo un chispero.

– ¿Y de los diálogos con la guerrilla de las Farc en La Habana qué?

– Respondo con una frase de riguroso cajón: nos merecemos la paz, empezando por los combatientes de ambas partes.

– ¿Qué pasa en la intimidad de la Casa Privada “cuando el músculo duerme y la ambición descansa”?

– Por reglamento, los ángeles de la guarda salimos del cuarto en la noche. Nos queda el recurso infame del ojo de la cerradura pero hasta el voyerismo nos está vedado. Además, pecar con las ganas ajenas no es mi fuerte.

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