Primera semana del cierre de gobierno costó $2,100 millones
Este lunes unos 350,000 empleados del Departamento de Defensa retornan a sus labores
Nueva York – Este lunes entramos en la segunda semana del cierre de gobierno y sin que se vea una solución a la vista, debido a que las dos partes enfrentadas y que tienen el poder de terminar la crisis, los republicanos en la Cámara de Representantes y la Casa Blanca, no quieren ceder ni un milímetro en sus posturas para permitir lograr un acuerdo.
Y mientras el cierre se prolongue, los efectos negativos en la economía estadounidenses serán cada vez más profundos. Aunque los expertos insisten en que es muy temprano para conocer con exactitud el costo de la crisis, la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca indicó que el monto de la primera semana rondaría los $2,100 millones.
La estimación está basada en el costo que tuvo el último cierre de gobierno hace 17 años y que duró 21 días, cuando se calculó que por cada semana se perdieron $1,400 millones, lo que si se equipara a la economía actual estaríamos hablando de unos $2,100 millones.
Para este lunes se espera que los congresistas vuelvan a discutir un nuevo proyecto de presupuesto, pero desde ya está destinado al fracaso debido a que otra vez contemplará medidas que buscan bloquear la aplicación de la reforma de salud, algo a lo que se ha opuesto rotundamente el presidente Barack Obama.
Pero mientras no se alcanza un acuerdo en el Congreso, este lunes está previsto que unos 350,000 funcionarios federales, la mayoría pertenecientes al Departamento de Defensa y principalmente del Pentágono, se reincorporen a sus labores, gracias a una ley aprobada por los legisladores el sábado.
La Cámara de Representantes, con 407 votos a favor y ninguno en contra, aprobó la medida para permitir el retorno de estos funcionarios, además de que también decretó que todos los 800,000 empleados públicos que están actualmente suspendidos puedan cobrar el retroactivo de sus salarios por los días que no han trabajado.
Por su parte el Senado dedicó el sábado a cinco horas de oratoria, principalmente de demócratas, instando a los republicanos en la Cámara Baja a que restablezcan el funcionamiento entero del Gobierno federal, y luego cerró la sesión sin votación alguna.
Ni los representantes ni los senadores tuvieron sesiones el domingo.