Tres personas y la verdad de los millones del boxeo (video)

LAS VEGAS.— En las calles polvorientas de Las Vegas, en las que el sol se pega a la piel, como un castigo, y en las que los signos de la recesión económica se suman al paisaje, un hombre que se gana la vida vendiendo bidones de agua esconde en su mochila su disfraz de héroe de otro tiempo.

Dice que se llama Tony, aunque probablemente sea Antonio, y consigue $70 dólares, cuando no hay peleas grandes de boxeo.

“El triple cuando pelea Pacquiao”, agrega con una risita socarrona.

Es el extremo bajo del meganegocio que reparte para todos, pero en una desproporción de escándalo.

Lisa, que baila en las noches de Las Vegas, llega desde San Diego y en un fin de semana consigue dos mil dólares.

George, que supongo se llama Jorge, gana $100 al día, vestido de Mayweather.

“Son los mexicanos y los turistas los que me dan dinero, los estadounidenses dejan poco”, agrega.

Mientras un chico vestido de “Canelo” Álvarez, y que parece una copia exacta del peleador tapatío, y que llega desde Texas, recibe la buena noticia de que cobrando un dólar por posar para fotos, puede hacer más dinero en una semana que Tony, Lisa y George juntos.

Lo único es que tiene que irse para fuera del MGM y aguantarse el golpe del sol, mientras posa, ríe y recoge el “dinerito” que le dejan los turistas.

Es una extensión del negocio que caricaturiza la condición humana.

“Este negocio deja para todos. Son muchos millones y hay para todos”, me dijo una vez Óscar de la Hoya cuando le pregunté por sus pleitos con Top Rank.

Y sí, deja para todos.

A Floyd Mayweather, por ejemplo, le dejará su paso de 36 minutos de trabajo, por el MGM, un total de 41 millones. Había ganado 43 ante Cotto y ganó 36 ante Robert “Ghost” Guerrero.

En mala aritmética, Mayweather gana 1 millón por minuto. Son 36 de pelea y 12 de reposo. Suerte que los megamillones que genera el boxeo alcanzan para todos.

Y alcanza para “Canelo” Álvarez, cuya bolsa entre cinco millones garantizados y otros agregados, puede ser de 12 millones.

Y si hay para “Canelo”, habrá para “Canelito”, este “mini-me” descubierto en los pasillos del gran casino, que ya no querrá ser un vaquero cualquiera en Texas, sino un personaje que se lucra de una celebridad como el boxeador mexicano.

Así vivirá 10 años, como Tony vivió de su asombroso parecido con Manny Pacquiao, hasta que el ocho veces campeón mundial se fue a pelear a China, o como la copia malformada de Mayweather que también puede bailar como Michael Jackson pero se parece más a Jimmy Hendrix.

Son los megamillones del boxeo que caen como agua fresca sobre el desierto de Nevada para alimentar un universo en el que la realidad del hombre de ocho dólares la hora y la ficción del hombre que gana un millón en un minuto, cruzan sus caminos.