Niño pasará Acción de Gracias sin sus padres deportados
La situación que enfrenta Jamil Sunsin, en Nueva Jersey, es la de miles de familias inmigrantes en todo Estados Unidos
NUEVA YORK — El pequeño Jamil Sunsin trata de contener las lágrimas cuando recuerda la última cena de Acción de Gracias que pasó junto a sus padres. “Fue muy feliz, nos reunimos, comimos y dimos gracias”, dijo el chico de 12 años.
La pareja fue deportada hace tres años a Honduras. “Me siento muy dolorido por su ausencia”, expresó Jamil, quien vive con su prima en Jersey City, donde aseguró estar pasando “momentos muy difíciles”, más aún en estas fechas tan emotivas.
La celebración del día de Acción de Gracias tiene hoy un sabor agridulce para miles de familias inmigrantes que, como la de Jamil, no pueden estar unidas por culpa de la oleada de deportaciones en los últimos años.
Los padres del menor, Alex y Alison, así como su hermana mayor de 15 años, Mirka, fueron deportados en agosto de 2010, y aunque el niño era el único nacido en Estados Unidos, fue trasladado al país para mantener la familia unida.
La decisión de los Sunsin de que Jamil regresara nuevamente a Nueva Jersey el mes pasado fue tomada luego que su vida corrió peligro por el crimen y violencia en el país.
“Me pusieron un puñal en el estómago para robarme el celular”, relató el menor, agregando que en similares circunstancias robaron a su papá, apuntándole con una pistola en la cabeza, así como a su hermana.
Su abuela materna, Rosa Ramos, de 73, vino desde el país centroamericano para traer a su nieto de vuelta. “La decisión que tomaron los papás de Jamil no fue fácil, pero fue por su seguridad”, dijo.
Rosa Santana, prima del chico y quien está a su cargo, afirmó que “el niño es muy inteligente, y aunque está atravesando una etapa de ajuste por la separación, tiene la esperanza de que pronto volverán a vivir como una familia”.
Diana Mejía, de la organización Viento del Espíritu, indicó que el caso de los Sunsin “demuestra claramente la división familiar que enfrentan miles de niños nacidos en los Estados Unidos, y cuyos padres sin documentos han sido deportados o están detenidos”.
Los padres fueron capturados por las autoridades de inmigración cuando cruzaban la frontera en 1998, pero nunca se presentaron a corte. Un día que el papá de Jamil se dirigía a su trabajo como mecánico, fue arrestado, lo que llevó luego a la familia a firmar la deportación voluntaria.
Desde hace un año, el hombre consiguió un trabajo en Honduras que le reporta alrededor de $300 por mes, con lo que la familia difícilmente puede subsistir.
Jamil, que cursa el séptimo grado, es consciente de que su situación no es única, por lo que envió un mensaje a otros chicos que estén pasando por lo mismo, instándolos a que no pierdan las esperanzas.
“Hay que ser fuertes, y aún si no aprueban la reforma inmigratoria, cuando sean mayores de edad podrán pedir a sus familias”, dijo.