Futuro del Senado
Si el presidente Barack Obama tuvo tantos problemas con un Congreso dividido, qué pasaría si en las elecciones de noviembre los republicanos controlaran el Senado y también la Cámara de Representantes. Sería su pesadilla viviente.
Recordemos que las elecciones de los representantes de la Cámara Baja del Congreso se realizan cada dos años. Es decir que 435 representantes federales volverán a competir para seguir tomando parte de un Congreso resquebrajado por la división. De ese total, 234 pertenecen al Partido Republicano, mientras que 199 al Partido Demócrata y 2 están vacantes.
Una simple mayoría define cual de los dos partidos políticos nomina al jefe de la Cámara Baja.
Así como están las cosas, todo parece indicar que los republicanos van a mantener el poder en la Cámara de Representantes del Congreso y, por consiguiente, tendrán a su líder, John Boehner, como jefe de esta cámara. Si es que Boehner no hace algo estúpido, su puesto está asegurado por otros dos años.
En resumidas cuentas, una mayoría de los representantes del Partido Republicano seguirán dándole problemas a Obama en lo que queda de su administración.
Por otra parte, después de las elecciones de 2008, el presidente Obama tuvo un apoyo casi incuestionable en el Senado, cuya mayoría pertenece al Partido Demócrata.
A diferencia de los representantes de la Cámara Baja, los senadores buscan el Congreso cada seis años. En noviembre, 36 de los 100 senadores estarán compitiendo por mantenerse en el puesto o, por el contrario, otros que van a competir por primera vez, estarán anhelando pisar este recinto político por los próximos seis años.
En estos momentos los demócratas dominan el espectro político en el Senado con 55 senadores, mientras que los republicanos tienen 45 y existen dos que pertenecen a un partido independiente.
Algunos analistas políticos creen que las elecciones de noviembre tendrán un resultado favorable para los republicanos. Este partido político necesita mantener el número de senadores y ganar seis escaños si quieren la mayoría simple en el Senado.
Sin embargo, de acuerdo a mis cálculos, el Senado no tendrá ninguna variante en términos de poder.
Es decir, los demócratas van a perder uno o dos o hasta tres puestos, pero al final van a poder mantener mayoría en el Congreso.
Entonces el presidente Obama podrá seguir teniendo algo de maniobrabilidad en el Senado, pero los congresistas de la Cámara Baja le seguirán dando un dolor de cabeza hasta que cumpla su mandato presidencial