¿Dónde está la felicidad?
A veces nos concentramos tanto en otras personas o en bienes materiales, que perdemos la oportunidad de abrazarla cuando está cerca
En una vuelta al pasado, a tu infancia para ser exactos, podrías identificar una escena de un día cualquiera en la que nada te salió bien y ante la pregunta de un adulto acerca de qué te haría feliz en ese momento, la respuesta podía ser muy sencilla: comer un chocolate, ver a tus padres o disfrutar de tu caricatura favorita. Es posible que sólo bastara con que alguien te sacara una sonrisa para volver a sentirte plena.
¿Qué pasó con los años? Que paulatinamente el grado de dificultad avanzó, aprendiste que las cosas materiales te generaban bienestar, y mientras más costosas mejor. También habrás observado que muchos de esos objetos del deseo no siempre coinciden con tus verdaderos gustos o anhelos, tan solo se trata de demostrar estatus, mantenerte en tendencia o que desde tu perspectiva, mantener el buen gusto.
El psicólogo Manuel González Oscoy explica que la búsqueda de la felicidad es inherente al ser humano, pero se ha transformado con el paso del tiempo, el estilo de vida y los mensajes que recibimos de los medios de comunicación que prácticamente nos dictan qué nos hace felices.
¿Encontrar la felicidad es igual a ser conformista? No, asienta el especialista: se trata de aprender a reconocer que todos esos aspectos que consideramos necesarios para ser felices, en realidad nos causan satisfacción que no es lo mismo que felicidad. La felicidad permanece por más tiempo, estimula y genera emociones positivas; la satisfacción en cambio es pasajera y no deja ninguna huella, además puede crear una dependencia poco sana.
Recuerda alguna vez que hayas adquirido algo que deseabas, tal vez unos zapatos carísimos, de esos de suela roja que alteran a muchas mujeres. Posiblemente la satisfacción te duró mientras elegías tu par, pero ¿cuando los pagaste, realmente pensabas que valía la pena o tu mente estaba puesta en la cara que pondrían tus amigas y colegas al verte sobre esos tacones?
Pero todo cambia, si por ejemplo, has tenido la fortuna de brindarle a tu madre la experiencia de volver a un lugar que es significativo para ella por los recuerdos que le trae y lo compartió contigo. Seguramente la imagen de su rostro, sus palabras y el agradecimiento que te dio al final del día, te marcarán de tal forma que cada vez que traigas a tu mente esas imágenes, disfrutarás de una genuina felicidad.
Muchos podrán decir que no hay claves para encontrarla, pero como explica Rafael Cervantes, filósofo budista, tratar de conseguir felicidad a partir de lo material es casi tan desgastante como adquirir tecnología de punta: nunca estarás a la vanguardia, porque lo que hoy es novedad, mañana es obsoleto y te implica ir en busca de algo más. “En cambio, si tenemos claro lo que no necesitamos, será más sencillo identificar qué deseamos en realidad y nos entusiasma”.
También dice, mantenernos vigentes en el aquí y ahora es otra forma de disfrutar y sentir lo que experimentas, darle el verdadero valor y evitar que la mente viaje al pasado para comparar lo que ya tuviste o cuando te traslades al futuro e imagines lo feliz que serías si tuvieras tal o cual cosa, o si alguien estuviera a tu lado. Eso te permitirá valorar en su justa dimensión cualquier episodio de tu vida, obtener un aprendizaje y, desde luego, vivir ligera, sin etiquetar y disfrutando al máximo de cada momento que tienes al frente.
Para leer: La práctica de la conciencia. Daniel Odier. Editorial Grijalbo
Colaboración de Fundación Teletón México
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