El otro deporte que levanta pasiones en Brasil
Logró algo que ni siquiera el fútbol pudo alcanzar, el oro olímpico y está siendo el evento más solicitado para los Juegos de Río de Janeiro 2016
¿Sabes cuál es la entrada más buscada por los brasileños para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016?
Sería lógico pensar que se trata de la final de los 100 metros planos con Usain Bolt buscando su tercer oro olímpico o, en su defecto, la final del torneo de fútbol, título que ni Neymar ni todos los jugadores en la historia de la canarinha han podido conseguir.
Pero no son ninguno de estos eventos.
El deporte que más solicitudes de boletos ha tenido en Brasil, y por un margen considerable, es voleibol.
Tan solo dos semanas después desde que se abrió la inscripción para el primer sorteo de entradas para los Juegos Olímpicos, 200.000 brasileños se han registrado con el deseo de poder presenciar su deporte favorito.
27% de esas solicitudes colocaron el voleibol como primera opción, mientras que fútbol se mantiene en un distante segundo lugar con un 21,9%.
En tercer y cuarto puesto se encuentran la natación con un 21% de inscritos y el atletismo con un 20,6%.
Y eso que las entradas para los partidos de voleibol se encuentran entre las más caras de los juegos, junto a las de natación y atletismo.
Un boleto para la final cuesta entre US$120 y US$420, similar a la final de los 100 metros planos, el que tradicionalmente ha sido el evento estrella en la historia de los Juegos Olímpicos.
¿Por qué hay tanta afición?
El voleibol, en su versión más común, tiene todos los ingredientes que fascinan a los brasileños.
Mucha acción, emoción, drama, atractivas personalidades, súper atletas que se transforman en modelos, inversión y, sobre todo, títulos.
Desde que el equipo masculino venció a la Unión Soviética en 1982, la popularidad del deporte ha ido en un continúo ascenso.
Tras ese triunfo, Brasil disputó una especie de revancha contra el combinado soviético en un amistoso jugado en el estadio Maracaná, el templo del fútbol, que atrajo a 95.887 espectadores, el mayor aforo jamás conseguido en la historia del voleibol.
El crecimiento ha estado acompañado por buenos resultados, tanto en maculino como femenino, lo que ha hecho que la afición por el deporte trascienda su hábitat natural en el sur de Brasil y se extienda hacia las zonas más pobres del norte del país.
En femenino, Brasil conquistó el oro olímpico en los dos últimos Juegos Olímpicos, mientras que en masculino sumó ocho títulos en la Liga Mundial de voleibol entre 2000 y 2010.
Pero cuando las expectativas son tan altas, más fuerte puede ser la caída.
El equipo maculino dejó escapar una ventaja de dos sets para perder contra Rusia en Londres 2012 y ninguna de las dos selecciones pudieron subir a lo más alto del podio en los mundiales de Voleibol en 2014.
De no colgarse la medalla dorada en Río 2016 muchos aficionados lo verían como una catástrofe, semejante para algunos a la decepción vivida en el pasado mundial de fútbol.
“Hay mucha presión, pero es positiva”, aseguró la capitana Fabiana Claudinho. “Queremos ganar en nuestra casa, y si los hombres también ganan, ¿te puedes imaginar la fiesta?”, dijo pensativa a la BBC.