Alcalde anunciará plan para combatir creciente crisis de desamparados
Más de 62,000 personas en NYC viven en albergues, y críticos aseguran que por falta de acciones efectivas el problema se le salió de las manos a la Ciudad
El número de desamparados en la ciudad de Nueva York sigue aumentado, y así lo demuestran más de 62,000 personas sin hogar que viven en los albergues, cifra récord en la Gran Manzana, por lo que este martes el alcalde Bill de Blasio anunciará un agresivo plan para hacerle frente a esa problemática.
Así lo dio a conocer el Departamento de Servicios de Desamparados de la Ciudad (DHS), que sin entrar en detalle sobre el anuncio que hará el mandatario, defendió los múltiples programas que hasta el momento la administración De Blasio ha puesto en marcha para controlar una mayor escalada de familias sin hogar.
“Presentaremos un plan integral que destaca con detalles nuestro compromiso con los neoyorquinos sin hogar, incluidas las nuevas inversiones: parte de nuestro aumento de 10 veces en la financiación de servicios legales, un 24% de reducción en los desalojos, un 83% en reducción de violaciones de las condiciones en los refugios, y cerca de 700 personas que ayudamos a salir de las calles, a través de nuestro programa HOME-STAT”, comentó Isaac McGinn, vocero del DHS.
McGinn también destacó que además se ha logrado el aseguramiento de vivienda permanente para 51,000 hombres, mujeres y niños.
Según datos manejados por la Coalición para los Desamparados de Nueva York, en diciembre pasado en la ciudad había 62,674 personas sin hogar, incluyendo 15,856 familias y 24,076 niños, lo que hace más preocupante la situación.
Durante el 2016 más de 127,652 desamparados, entre ellos 45,000 menores, durmieron en el sistema de refugios, y aunque la Ciudad ha tratado de ayudar a familias a tener su propio hogar, las cifras revelan que el aumento de los desamparados ha aumentado en 83% en la última década.
El contralor municipal Scott Stringer, uno de los principales críticos de la problemática de los desamparados, aseguró que a la Ciudad le ha faltado efectividad, y comentó que las cosas cada vez están peor.
“Estamos viendo que esta crisis de los desamparados está alcanzando nuevos niveles, y necesitamos un plan de acción completo y transparente para manejarla. En este momento, sin duda estamos retrocediendo”, comentó Stringer, recalcando que el mal manejo que se le ha dado al asunto le está saliendo muy caro a la Gran Manzana.
“Ya sea con el uso de hoteles comerciales – que a menudo no ofrecen servicios – o las condiciones deplorables de nuestros refugios, los costos están aumentando, mientras que la problemática sólo empeora. Tenemos que hacer mejor las cosas. Nuestros hijos y familias merecen más”, agregó el funcionario.
Y aunque la cifra de desamparados que a diario usa los refugios ya es bastante alta, según activistas y defensores, el problema es aún mayor, pues a diario cientos de neoyorquinos prefieren dormir en las calles que acudir a los refugios, y éstos no forman parte de los conteos.
Giselle Routhier, directora de políticas de la Coalición para los Desamparados, destacó que aunque la Ciudad ha tenido progreso en las labores de prevención para evitar que más neoyorquinos se queden si hogar, es urgente trabajar más fuertemente por quienes ya están en las calles y refugios.
“El desamparo en la ciudad se encuentra en un punto alto, y el Alcalde y el Gobernador deben hacer más para proveer soluciones de vivienda permanente a quienes se encuentran en los albergues”, comentó Routhier. “Los 63,000 hombres, mujeres y niños sin hogar que están esta noche en los refugios necesitan una salida. La Ciudad debe aumentar su ubicación en viviendas públicas de NYCHA y otras viviendas permanentes, y el Estado debe aprobar la propuesta de Apoyo a Hogares Estables que proporcionaría subsidios de alquiler a los hogares de bajos ingresos que enfrentan el desalojo y la falta de vivienda”.
Se calcula que el 58% de los desamparados de Nueva York son afroamericanos, seguidos por los latinos, con 31% y en tercer lugar se encuentran los blancos, con 7%; menos del 1% son asiáticos y un 3% son personas de otras razas.