FBI descarta tener información que apoye acusaciones de Trump contra Obama
James Comey comparece ante el Congreso para informar sobre espionaje telefónico que acusó el presidente de EEUU
Washington.- El director del FBI, James Comey, aseguró este lunes no tener información que apoye las acusaciones del presidente Donald Trump contra su predecesor, Barack Obama, sobre un presunto pinchazo telefónico ordenado por el exmandatario en la Torre Trump de Nueva York.
“No tengo información que apoye esos tuits”, dijo Comey en la primera audiencia pública realizada en el Congreso sobre la injerencia rusa en los comicios estadounidenses de noviembre, en alusión a los mensajes de Trump divulgados hace semanas enTwitter para acusar a Obama de intervenir sus comunicaciones.
“Ningún individuo en Estados Unidos puede ordenar la vigilancia electrónica de nadie, tiene que pasar por un proceso de solicitud“, explicó el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), quien agregó que el Departamento de Justicia tampoco tiene constancia de ninguna prueba que pueda respaldar las acusaciones de Trump.
Trump lanzó su acusación contra Obama el pasado 4 de marzo a través de Twitter y todavía no ha presentado ninguna prueba para respaldarla.
“¡Terrible! Acabo de enterarme de que Obama tenía mis líneas pinchadas en la Torre Trump antes de la victoria. No se encontró nada. Esto es ¡McCarthyismo!”, dijo entonces Trump al aludir a la “caza de brujas” liderada por ese senador ultraderechista durante los años cincuenta.
El mandatario equiparó su denuncia al escándalo del Watergate que acabó en 1974 con la Presidencia de Richard Nixon.
Pese a que Obama ha negado rotundamente las acusaciones a través de un portavoz, Trump se ha mantenido firme y el pasado viernes, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca junto a la canciller alemana, Angela Merkel, dijo que ambos tienen “algo en común”: haber sido espiados por orden del expresidente.
El comentario de Trump fue una referencia a la revelación en 2013 de que un teléfono móvil de Merkel fue intervenido por la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA) entre 2002 y 2012, un periodo que incluye parte de la Presidencia de George W. Bush y parte de la de Obama.