Veredicto alemán sobre herencia de cuenta Facebook podría tener repercusión mundial
Padres pidieron acceso para investigar la muerte de su hija de 15 años
Los padres de una joven de 15 años que aparentemente se suicidó podrán acceder a su cuenta Facebook en un intento por aclarar las circunstancias de su muerte, según un fallo ayer del Tribunal Supremo Federal de Karlsruhe, Alemania.
¿Estaba la menor desesperada? ¿Fue víctima de acoso? ¿Fue animada a suicidarse? En el mundo analógico, es posible leer las cartas o los diarios del difunto para indagar respuestas a estas preguntas angustiosas. Pero en las redes sociales hay algunos obstáculos abstractos en el camino: datos de acceso y, sobre todo, los términos y condiciones de las correspondientes compañías.
El contrato con Facebook es, de acuerdo con el veredicto, parte del patrimonio de los padres, de modo que puedan tener acceso completo a la cuenta de su hija. Con este fallo, según las leyes alemanas, el contrato de un usuario con Facebook se hereda a los deudos en caso de fallecimiento.
La resolución podría ser de fundamental importancia para el futuro manejo del patrimonio digital. Este año Facebook ha enfrentado escándalos por violación de privacidad, que llevaron a su fundador, Mark Zuckerberg, a ser interpelado en el Congreso de EEUU y el Parlamento Europeo.
La hija de la demandante murió en un accidente de Metro en 2012 en circunstancias poco claras. Su madre espera descubrir, a través del acceso a la cuenta de Facebook, si la adolescente tenía intenciones suicidas.
Aunque fue un veredicto judicial aislado, abre dilemas y posibles repercusiones mundiales, según el comentarista Martin Muno, de Deutsche Welle.
Cuando morimos, sobrevivirán montañas de datos nuestros. Textos, fotos, videos en Facebook, WhatsApp, cuentas de correo electrónico, foros en línea y documentos en nubes virtuales. Alguno que otro archivo puede contener información íntima que, bajo ninguna circunstancia, hubiésemos querido hacer pública, aunque ello podría ayudar a otra personas y hasta prevenir crímenes y aclarar muertes no explicadas.
Si no queremos perder el control sobre todo esto, tenemos que encargarnos de nuestro patrimonio digital. Incluso tras la muerte, Internet sigue siendo un territorio desconocido, advierte Muno.