Esto le pasa al cuerpecito de un niño cada vez que le das Coca Cola
Conforme pasan los minutos, su organismo reacciona de manera adversa
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Una Coca Cola para un niño no es nada recomendable. Crédito: Lano Lan/Shutterstock
Si para un adulto beber Coca Cola es perjudicial, para un niño puede ser aún peor. Cualquier pediatra, cualquier especialista en salud dental y cualquier persona con sentido común lo sabe: la bebida puede causar daños serios al organismo de un pequeño.
A pesar de ello, la práctica sigue siendo común, pues las sodas forman parte de la dieta diaria de miles de familias en el mundo; incluso algunos bebés consumen refrescos o bebidas azucaradas en el biberón.
El farmacéutico Niraj Naik, famoso por sus textos en torno a la nutrición y la sanación en su sitio The Renegade Pharmacist, describió los efectos que beber una lata de Coca Cola provoca en el organismo conforme pasan los minutos y que, en los niños, pueden ser aún peores.
En los primeros 10 minutos
El cuerpo recibe el equivalente a 10 cucharaditas de azúcar, lo que es el 100 por ciento de los requerimientos de un adulto. No vomitamos por tal cantidad de dulce gracias a que el ácido fosfórico corta el sabor y la náusea. Una cantidad así de azúcar en un niño aumenta en 1.6 por ciento su probabilidad de ser obeso con cada lata de refresco. Y las opciones sin azúcar no son mejores, pues el aspartame que contienen es potencialmente nocivo para niños menores de 3 años en quienes puede producir pérdida de la visión, trastornos cerebrales, inflamación del páncreas y del corazón. Y ni hablar de los dientes: el azúcar daña el esmalte de los dientes y los hace más propensos a padecer caries.
A los 20 minutos
El azúcar en exceso provoca un pico de insulina. El hígado tampoco puede con tanto dulce y entonces la convierte en grasa. Esto genera un problema conocido como resistencia a la insulina que coexiste con la obesidad, la diabetes tipo 2 e incluso en algunos cánceres. No es gratuito que las cifras de obesidad infantil y adolescente vayan a la alza y, con ellas, los casos de diabetes temprana.
A los 40 minutos
La cafeína que contiene la Coca Cola se absorbe. Las pupilas se dilatan, la presión arterial aumenta, el corazón se acelera y el cerebro responde bloqueando el sueño. Ante todo esto, el hígado vierte más azúcar en la sangre. Un exceso de cafeína puede provocar en los niños intranquilidad, dolor de cabeza o estomacal, insomnio y falta de concentración. En niños menores de 3 años puede provocar complicaciones de salud posteriores.
A los 45 minutos
Viene una sensación placentera porque el cuerpo produce más dopamina, que estimula los centros de placer del cerebro. Es el mismo efecto que produce la heroína.
A los 60 minutos
El ácido fosfórico que contiene la soda se vincula al magnesio, al zinc y al calcio en el intestino grueso; esta mezcla, unida con el azúcar y los edulcorantes artificiales hacen que el calcio se deseche por la orina. En un pequeño, esto puede ocasionar que sus huesos no se desarrollen correctamente o que crezcan débiles, incluidos los dientes.
Después de una hora
Por la orina se desecha magnesio, zinc, calcio, potasio, sodio y agua, sustancias que el cuerpo pudo haber utilizado para nutrir especialmente los huesos. Conforme el organismo desecha la Coca Cola, viene un “bajón” de azúcar que le hace sentir irritable y desganado.
Otras investigaciones vinculan los colorantes artificiales de la Coca Cola y de otras golosinas con la hiperactividad infantil, e incluso con algunos tipos de cáncer. La memoria, el lenguaje, los patrones de sueño, su comportamiento y su aprendizaje son afectados por este tipo de aditivos.
Así que la próxima vez que tu hijo te pida una Coca Cola, piénsalo dos veces antes de ofrecérsela.