Bodeguero Modesto Cruz reaparece e insiste en que ayudó a evitar muerte de Lesandro Guzmán
Su abogado dice que es un hombre honesto que se convirtió en un chivo expiatorio de políticos y líderes comunales
Puede parecer “que no hice nada. Pero sí hice”, dijo Modesto Cruz, ex dueño de la bodeda donde fue atacado fatalmente Lesandro “Junior” Guzmán-Feliz y que vendió recientemente para evitar presiones y amenazas de la comunidad.
Cruz, quien ha estado alejado de la prensa, ha sido acusado reiteradamente de no haber ayudado a Guzmán mientras intentaba huir de pandilleros “Los Trinitarios”, que buscaban venganza supuestamante por confundirlo con otro joven.
En una nueva entrevista divulgada anoche por NY1 News, Cruz reiteró que hizo todo lo que pudo para ayudar a “Junior” la fatídica noche del 20 de junio, como ya había afirmado en su única declaración previa, poco días después del crimen.
“Primero, traté de esconder al niño debajo del mostrador. Segundo, traté de sujetar la pequeña puerta a la que tuvo acceso dentro del mostrador, tratamos de sostenerla”, dijo Cruz.
Agregó que el video de vigilancia de los momentos antes del ataque ha sido mal interpretado, pues en realidad él luchó por mantener a los atacantes lejos de Guzmán. Sin embargo, dice que él mismo está atormentado por las acusaciones de que no hizo lo suficiente.
Cruz dijo que quedó destruido esa noche cuando supo que Guzmán había muerto. “Recuerdo que me senté en la esquina de la tienda en la parte de atrás y comencé a llorar”. Agregó que al principio pensó que el incidente era una pelea regular, “como siempre sucede en la esquina”.
Varios bodegueros han comentado que lo que le pasó al dueño de este establecimiento le puede suceder a cualquier comerciante de la ciudad, y que además es un generador de empleos en la zona.
Consultado sobre por qué no corrieron al sótano, Cruz dijo que no hubo tiempo, pues todo pasó muy rápido.
“Intentó esconderlo, intentó ayudarlo”, dijo el abogado de Cruz, Fred Lichtmacher. “Cuando (Guzmán) regresa y sangra, señala el hospital y se da la vuelta, (Cruz) agarra su teléfono y comienza a marcar el 911”.
Lichtmacher dice que su cliente es un hombre honesto que se convirtió en un chivo expiatorio. “A raíz de este incidente, ciertos líderes comunitarios (… y) políticos hicieron declaraciones que fueron increíblemente falsas y no respaldadas por ningún hecho”, dijo.
Traumatizado por el ataque, Cruz vendió la bodega, porque percibió que la comunidad ya no quería que siguiera allí. “No siento que pueda trabajar en este momento”, comentó, aunque necesita hacerlo para subsistir.
Pero reconoce que obviamente la mayor pérdida ha sido para la familia Guzmán-Feliz.