La asquerosa razón que hizo inolvidable su luna de miel
Una larva vivió en su cuerpo por dos meses
Una mujer de Florida de 36 años y su esposo decidieron pasar su luna de miel en Belice, pero no imaginaron que el viaje sería inolvidable por una asquerosa razón que ella descubrió en su cuerpo al regresar.
Montar a caballo fue una de las muchas actividades que la pareja realizó durante su estancia en el país centroamericano, sin siquiera pensar en las consecuencias que ese rato de esparcimiento tendría.
Primero, ella detectó que una garrapata le picó la espalda durante ese paseo a caballo. Afortunadamente fue retirada de inmediato y la mujer recibió antibióticos para prevenir cualquier posible consecuencia mayor. Luego, la pareja regresó a Florida y ella encontró en su cuerpo algo peor.
Una pequeña área inflamada en su ingle presentaba un pequeño orificio del que goteaba un líquido claro al exprimir. Ella pensó que se trataba de un cabello o un cuerpo extraño enterrado ahí, como una espina, pero sus intentos por extraerlo durante dos meses fueron infructuosos.
Los médicos del Hospital General de Tampa la enviaron con un dermatólogo, pero ella prefirió buscar una segunda opinión en el Memorial Hospital. Fue aquí donde los especialistas encontraron el verdadero motivo de la herida.
Al palpar, se sentía una pequeña masa dura bajo el área inflamada. Los médicos decidieron realizar una cirugía para extirpar lo que se encontraba enterrado ahí. Enviaron el objeto a analizar para saber de qué se trataba. El resultado de laboratorio reveló que no era un objeto sino una larva de mosca conocida como mosca humana que vivió en la ingle de la mujer por dos meses.
La mosca humana es endémica de esa región del continente americano y es común que se alojen bajo la piel donde permanecen hasta que eclosionan. Suelen abandonar el cuerpo huésped cuando pueden hacerlo.
Los autores del caso, que fue publicado en el Journal of Investigative Medicine High Impact Case Reports, aseguran que estas infestaciones son comunes en Belice, por lo que los nativos asfixian a las larvas aplicando sustancias que cierren el orificio por el que entraron, como esmalte de uñas, vaselina o extractos de plantas. Cuando la larva se siente asfixiada, saca la cabeza y entonces se extrae con ayuda de unas pinzas o de los dedos.
Con seguimiento médico, la herida de la mujer cerró días después sin mayores consecuencias.