A pesar de la pandemia, se casan en ceremonia religiosa al aire libre
La boda se hace con distancia social, mascarillas y gel desinfectante
Desde el año pasado, Krystal Gil y Jack Scanlon planearon con mucha ilusión su boda para el 11 de julio de 2020. Sería una gran casamiento con más de 360 invitados. Lo que nunca pensaron es que la pandemia de COVID-19 irrumpiría en el mundo y que sus planes por unir sus vidas se retrasarían.
“Me puse tan triste y preocupada. Fue realmente muy difícil porque nunca habíamos experimentado una pandemia global”, dice Krystal.
“Al principio cuando comenzó el coronavirus en marzo, pensamos que iba a pasar rápido y que teníamos mucho tiempo por delante, pero cuando volvieron a cerrar todo después de la reapertura, decidimos que teníamos que cambiar nuestros planes”.
Pero conforme el tiempo transcurría y los casos positivos y muertes por COVID-19 crecían, la pareja empezó a ser víctima del estrés y la incertidumbre.
Finalmente la boda se realizó el sábado 12 de septiembre en una ceremonia al aire libre afuera de Santa María Magdalena, una iglesia construida durante la Primera Guerra Mundial en 1914 en la ciudad de Camarillo en el condado de Ventura.
Los invitados a la unión religiosa solo fueron 80, no los cientos que planearon en un principio.
“Esperaremos al próximo año, ya cuando se haya terminado la pandemia para tener una fiesta con 360 invitados como lo habíamos planeado cuando nos comprometimos”, dice Krystal.
Ella creció en el Valle de San Gabriel en el condado de Los Ángeles; y él nació en Camarillo donde vivió hasta que se fue al colegio.
“Nos conocimos en la Universidad Franciscana de Ohio. Yo tenía como 18 años, pero empezamos a salir hace como un año y medio. Fue en julio de 2019 cuando mi novio me propuso matrimonio”, recuerda.
Krystal se graduó de la carrera de economía, y luego hizo una maestría en administración de negocios. Su ahora esposo estudió finanzas. Ella tiene 25 años; y él, 27.
Primero pensaron en un área de Pasadena para celebrar su boda, luego escogieron la iglesia de la Misión de San Gabriel a la que ella asistía de niña.
Pero justo el 11 de julio, el día que inicialmente escogieron para casarse, un aparatoso incendio en la Misión de San Gabriel donde se celebraría la boda, pospuso sus planes matrimoniales.
“Realmente me sentí decepcionada. Lloré porque ya eran cinco y hasta diez veces que hacíamos cambio de planes; y teníamos programada una boda mexicana grande con mucha gente”.
Una de las cosas que le costó más trabajo aceptar a Krystal fue que debido al coronavirus, su bisabuela materna de 90 años no iba a estar presente.
Después del incendio de la Misión de San Gabriel, continuaron buscando otra iglesia en la que pudieran contraer nupcias al aire libre, la que pudiera acoger a sus familias y que permitiera la distancia social.
“Pensamos en la iglesia católica Saint Jude en Westlake Village en Los Ángeles, pero hace un mes, escogimos la Iglesia Santa María Magdalena de la ciudad de Camarillo porque la familia de mi prometido es de ahí”.
Así tras una etapa llena de sobresaltos, la pareja se casó el 12 de septiembre a las 2 de la tarde en la Iglesia Santa María Magdalena.
Hasta allá llegaron sus 80 invitados.
Krystal es la mayor de seis hermanos y Jack tiene once hermanos. Aún así, la misa se trasmitió vía livestream para todos aquellos que no puedan asistir, especialmente sus familiares que son adultos mayores.
La joven novia dice que no quisieron esperar para casarse hasta que COVID-19 dejara de ser una amenaza a la salud pública.
“Realmente quiero a mi novio, y nosotros decidimos que una pandemia no nos iba a detener para casarnos”.
Entre las medidas que tomaron para prevenir un contagio durante la boda, estuvieron la distancia social en el acomodo de las sillas, disponibilidad de desinfectante para manos y el reparto de mascarillas para todos los asistentes.
“Las mascarillas fueron hechas y bordadas por mi nina (madrina) especialmente para la boda como un recuerdo para nuestros invitados”.
Después de tantos sentimientos encontrados, Krystal llegó al día de su boda muy emocionada.
“Esta experiencia de los últimos meses desde que comenzó la pandemia, sin saber qué íbamos a hacer, cambiando planes continuamente, nos hizo más fuertes como pareja y nos confirmó que queríamos estar juntos y casarnos”.
Jack, el novio, no estaba menos feliz por su boda, pero reconoce que vivieron momentos de mucha frustración a causa del cierre de negocios e iglesias al estallar la crisis de salud, y viendo que cada día se ponía peor. “Esta situación puso a prueba nuestra relación, y ahora lo que importa es que finalmente pudimos casarnos”.
Anitra Gil, su madre, tercera generación mexico-americana, dice que su hija y su yerno vivieron un camino muy difícil rumbo a su boda.
“Estoy muy feliz por mi hija, porque pudo casarse y unir su vida por la Iglesia a la del hombre que ama. Algo que es muy importante para nosotros porque la fe es una parte fundamental de nuestras vidas”.
Y comenta que aunque durante este tiempo no sabían qué iba a pasar con la contingencia sanitaria ni con la boda, trataron de mantenerse optimistas con la esperanza de que las cosas mejorarían.
“Queríamos una gran boda, pero estamos contentos de que se hayan casado en una iglesia muy bella. Ahora solo deseamos que Dios que nos ama, preserve al mundo de esta pandemia; y nosotros como familia nos sentimos muy bendecidos de ver a nuestra hija Krystal casarse afuera de una iglesia tan bonita e histórica”.
Sin riesgo bajo protocolos
A partir de las directrices establecidas para limitar la propagación de COVID-19, por el estado de California y los funcionarios locales, la Arquidiócesis de Los Ángeles determinó no efectuar misas y otras actividades litúrgicas dentro de sus parroquias en los condados de Los Ángeles, Ventura y Santa Bárbara.
Sin embargo, sí permiten su realización en los exteriores de las parroquias, y se exige a los parroquianos y visitantes usar mascarillas y practicar la distancia social.
El padre Juan J. Ochoa de la Iglesia Cristo Rey de Los Ángeles, dijo sobre las bodas al aire libre que mientras la pareja esté de acuerdo en seguir todos los protocolos de salubridad no hay ningún riesgo.
“Cada pareja ha respondido de una manera diferente a la posibilidad de tener su boda al aire libre. Algunas han decidido postergar hasta el próximo año. Algunas por diferentes razones, han decidido seguir. Como sacerdote lo más importante es que las parejas reciban el sacramento del matrimonio sin importar si es al aire libre o adentro de la iglesia. La declaración del consentimiento y la bendición de Dios es lo más importante, todo lo demás es secundario.
¿No sería mejor esperar a que termine la pandemia para una mayor seguridad?
El padre Ocho dijo que mientras se mantengan las reglas de salubridad como el uso de cubrebocas, distanciamiento social, lavarse las manos al entrar al lugar donde se llevará a cabo la boda, y se reduzca el número de invitados, es seguro y no hay un gran riesgo.
“La gran mayoría de las personas que vienen a la iglesia ya saben las expectativas y las siguen aquí en la iglesia. El problema lo veo en las recepciones y fiestas donde las personas ya no siguen ni mantienen las reglas de salubridad. Si una pareja quiere tener un gran número de invitados, entonces lo mejor es esperar hasta el próximo año”.