5 errores que debes evitar cometer con tus ajos para que no se echen a perder

¿Refrigeras, pelas y trituras tus ajos con mucha anticipación?

Compuesto activo del ajo, solo está presente brevemente después de haber sido cortado o triturado.

Compuesto activo del ajo, solo está presente brevemente después de haber sido cortado o triturado. Crédito: Karolina Grabowska | Pexels

El ajo ha sido apreciado desde la antigüedad. Además del fuerte aroma y sabor que aporta a los platillos, se le atribuyen propiedades medicinales, para prevenir enfermedades cardiovasculares, combatir infecciones, tratar heridas y hasta para perder peso.

Muchas veces, sin saberlo cometemos errores en su compra, almacenamiento o preparación que lo arruinan. Te diremos qué no debes hacer para conservarlo en óptimas condiciones y aprovechar mejor sus propiedades.

Para hablar del ajo dejemos en claro sus partes: el bulbo de piel blanca forma una cabeza dividida en gajos que comúnmente llamamos dientes. Cada diente puede dar origen a una nueva planta de ajo.

1. Comprar ajo viejo o rancio

Asegúrate de comprar ajo fresco. Para elegir buenos ajos debes buscar cabezas firmes, brillantes y blancas o un tono color violeta claro.

Hay que observar que su punta esté unida y al apretar el bulbo debe sentirse firme y no hueco o deshidratado. Observa que ninguno de los dientes de afuera esté demasiado blando o seco.

Procura comprar cabezas de ajo sin brotes verdes. Eso significa que no se almacenó apropiadamente o que su mejor momento ya pasó. A veces, puede comenzar a brotar una vez que lo lleves a casa, aún es comestible.

2. Refrigerarlo

El refrigerador es enemigo de tus ajos, altera su textura y sabor. Además, la humedad puede hacer que los dientes desarrollen moho. Refrigera tus ajos un recipiente hermético en el refrigerador solo si ya están pelados y usarás en pocos días.

Save the food recomienda guardar los ajos sin pelar en un lugar fresco, oscuro y seco en un recipiente bien ventilado, como una canasta o una bolsa de malla. No almacenar en plástico.

3. Pelar las cabezas y separar los dientes antes de tiempo

Para ayudar a evitar que las cabezas se sequen, deja la piel y rompe los dientes según sea necesario.

Sin pelar y en las condiciones adecuadas, tus ajos se pueden conservar por varios meses.

4. Picarlo o triturarlo con mucha anticipación

Arrancar los dientes de su bulbo, triturarlos, hacerlos en polvo o en pasta con mucha anticipación no es la mejor idea. El ajo recién machacado o picado tiene la mayor cantidad de beneficios y proporciona sabor fresco y picante característico.

La alicina, el principal compuesto activo del ajo que se libera al cortarse o triturarse, solo está presente brevemente.

5. Agregarlo antes de tiempo al sartén

Has comprado un ajo fresco, lo almacenaste correctamente y lo cortaste poco antes de cocinarlo, espera, aún hay otra cosa que debes cuidar para no arruinarlo. El ajo se puede quemar con facilidad y más aún si se ha cortado en trozos pequeños.

Mashed recomienda esperar a la mitad del proceso de cocción cuando prepares salteados. Agregar antes un elemento líquido a la sartén, como una salsa, bajará la temperatura y evitará que se queme.

Evita cocinarlo a fuego alto, se volverá crujiente y le faltará sabor. Una vez que comience a dorarse, baja el fuego y agrega el resto de ingredientes.

Te puede interesar:

En esta nota

Alimentos

Suscribite al boletín de Comida

Recibe gratis novedades sobre alimentación y nutrición para una vida saludable en tu email

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias!

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain