Buscan evitar que posible segunda ola de COVID-19 afecte a más presos en cárceles de Nueva York

Reportan que el 80% de las muertes en las correccionales han sido de negros e hispanos, en su mayoría mayores de 50 años

El anteproyecto trata de evitar que personas terminen en las cárceles por no poder pagar una sanción económica.

El anteproyecto trata de evitar que personas terminen en las cárceles por no poder pagar una sanción económica.  Crédito: Archivo | Impremedia

Mientras por un lado coaliciones que defienden los derechos de la población carcelaria y sindicatos de empleados de estos recintos condenan la forma cómo las autoridades de Nueva York han manejado la crisis del COVID-19 en las prisiones, particularmente con los adultos mayores, por otro lado funcionarios del Departamento de Correccionales y Supervisión Comunitaria del Estado (DOCCS) defienden a capa y espada la respuesta que han dado a la pandemia.

En el centro de esta espinosa controversia, una comisión del Senado estatal convocó una sesión virtual este martes para tratar de perfilar cómo estas instalaciones podrían actuar ante una probable segunda ola de contagios, cuando hoy las estadísticas apuntan a que el 80% de los muertos en las cárceles durante el pido de la crisis de salud pública en la primavera, fueron negros e hispanos, en la mayoría de los casos de la tercera edad y con enfermedades preexistentes.

“Queremos tener un balance exacto de esta realidad, para luego de esta sesión avanzar en posibilidades legislativas que protejan a nuestra población carcelaria más vulnerable, de esta o cualquier otra pandemia”, dijo el senador de El Bronx, Luis Sepúlveda.

“Frustrante y devastador”

Previo a la sesión de legisladores de Albany, organizaciones como ‘Campaña para liberar a personas mayores de las prisiones’ (RAPP), el ‘Centro de Alternativas Comunitarias’, ‘Detengan el confinamiento solitario’ y ‘Parole Preparations Project’ dieron su veredicto: antes de la pandemia el trato a las personas con enfermedades preexistentes era crítico, ahora es frustrante y devastador

En palabras del puertorriqueño José Saldana, activista de RAPP, es “totalmente falso” que el DOCCS haya tenido una respuesta eficiente ante el brote de coronavirus, especialmente para los reclusos que son adultos mayores.

Saldana fue liberado de una prisión de Nueva York en enero del 2018, después de 38 años encerrado y luego de enfrentar cuatro negaciones de la Junta de Libertad Condicional. Hoy, ante los efectos devastadores del COVID-19, pone muchas más energías a una cruzada de décadas con varias organizaciones para acabar con el encarcelamiento y el castigo perpetuo.

“Es momento de presionar para que existan beneficios procesales inmediatos para personas en prisión con enfermedades crónicas. Estamos lejos de que esta crisis de salud pública termine. Esperemos que la mayoría demócrata del Senado escuche este mensaje”, dijo el vocero de RAPP.

Piden clemencia a Cuomo

La solicitud de las organizaciones ante el escenario de un posible nuevo rebrote apunta a que el gobernador Andrew Cuomo utilice su “poder de clemencia” y reduzca la población de ancianos e inmunodeprimidos en prisión. También median para que se liberen a todas las personas que están a un año de completar su pena.

Además, exigen a la Legislatura estatal reducir al mínimo la población carcelaria, mientras se asegura de que no se presenten más personas al sistema durante la pandemia.

Para los activistas una de las mejores formas de evitar que el COVID -19 siga castigando a las minorías raciales dentro del sistema penitenciario, es que se apruebe en Albany los anteproyectos de ley de Libertad Condicional para Ancianos y Libertad Condicional Justa y Oportuna. Y prohibir poner tras las rejas a personas por violaciones de la libertad condicional técnica.

Viene el flu y se mezclará con el coronavirus. Seis meses en medio de esta situación terrible para la población carcelaria y el Gobernador y los legisladores no escuchan a los expertos médicos. Las tasas de testeo en la población carcelaria en Nueva York son muy bajas en comparación con otros estados”, razonó Kevin Mays de la campaña ‘Detengan el Confinamiento Solitario’(HALT Solitary Campaign).

Los dos proyectos de ley sobre reforma a la Libertad Condicional que beneficiarían a reclusos mayores, no han logrado avanzar en décadas en Nueva York.

Según los activistas, el confinamiento solitario responde a un esquema de “prejuicio racial” en las cárceles de Nueva York.

“No se hizo lo suficiente”

A esta discusión también se integraron los trabajadores de los correccionales, cuyos representantes sindicales aseguran que se han llevado “la peor parte”.

El  presidente de la Asociación Benevolente de Oficiales Correccionales, Benny Boscio Jr., quien fue invitado a la sesión legislativa para evaluar la respuesta del DOCCS ante la expansión de la infección viral, testificó que no se hizo lo suficiente en la primavera para proteger a los más de 1,400 oficiales correccionales que contrajeron el COVID-19.

“La realidad es que no se hizo todo lo posible para evitar que nuestros miembros murieran y se enfermaran. No se les proporcionó a los oficiales la protección adecuada, ni las pruebas gratuitas durante semanas, algunos estuvieron obligados a trabajar 24 horas seguidas en el apogeo de la pandemia”, resumió.

De acuerdo con los datos compartidos por Boscio, 1,430 oficiales correccionales han dado positivo en COVID-19 y ocho fallecieron.

Listos para una segunda ola

Anthony Annucci, comisionado del DOCCS, compareció vía remota ante esta comisión legislativa esgrimiendo que se cumplieron con todos los protocolos establecidos por las autoridades de Salud para controlar el virus en los recintos penitenciarios.

“A medida que se comprendió de una mejor forma la pandemia, fuimos rigurosos con acciones de control, distanciamiento, testeo y saneamiento. Hoy tenemos procedimientos muy eficientes que incluyen el aislamiento en unidades habitacionales a quienes resulten positivos en COVID-19, sin impedir que tengan comunicación a través de tabletas digitales con sus familiares”, argumentó el funcionario.

Asimismo, Annucci precisó a los legisladores que con base a las normas del Centro de Control para la Prevención de Enfermedades (CDC) y las políticas de contención del virus del Estado tienen una estrategia muy clara a seguir si se asoma una segunda ola en otoño o invierno.

“Podemos comprobar que hemos sido un modelo a nivel nacional de control del COVID-19 dentro de los centros correccionales. Con una de las tasas más bajas de mortalidad. Obviamente, una sola muerte nos pesa, pero el avance ha sido claro”, reiteró.

Patty Yang, encargada de los Servicios de Salud de los Centros Correccionales de la Ciudad de Nueva York explicó que observando las estadísticas de contagio y muertes se ha mostrado “capacidad para manejar un virus tan contagioso en un entorno tan singularmente desafiante”.

Conculyó que el nuevo Laboratorio de Respuesta a Pandemias de la Gran Manzana ayudará a acelerar los resultados de las pruebas y agilizar el proceso para hacer seguimiento adecuadamente a las personas en las cárceles.

Radiografía del COVID-19 en cárceles de NY:

  • 256 casos positivos acumulados de COVID-19 en los centros de reclusión de la ciudad de Nueva York en los test efectuados entre el 5 de septiembre y el 11 de septiembre, el promedio mensual de infectados desde que se inició la pandemia es de 300 pacientes.
  • 4,294 privados de libertad en centros correccionales de NYC hasta el pasado 11 de septiembre.
  • 41 de estos internos son mayores de 50 años.
  • 24 personas que estaban bajo custodia del DOCCS en la Gran Manzana murieron en hospitales desde el 9 de mayo hasta el 11 de septiembre a causa de la pandemia.
  • 1,950 personas han sido liberadas de las cárceles de la ciudad debido a preocupaciones por el coronavirus, incluidas 296 personas que cumplen condenas de 90 días o menos.
  • 1.251 personas acusadas de violaciones de la libertad condicional estatal recibieron orden de excarcelación en medio de la pandemia.
  • 5,000 personas tras las rejas se han sometido a pruebas de detección del coronavirus hasta el 16 de septiembre.
  • 48,200  es el total aproximado de reclusos de todas las edades en las cárceles del estado.
  • 23% de la población carcelaria es de origen hispano
  • 20% del total de internos en el sistema penal del estado actualmente son adultos mayores.
  • 675 reclusos mayores murieron en las cárceles entre el 2011 y el 2018, sin obtener su libertad condicional.

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