Quién puede y quién no hacer ayuno intermitente para bajar de peso
El ayuno intermitente es considerado una de las principales tendencias para perder peso y ganar salud. Pese a su larga lista de bondades ¿Es seguro para todos?
En los últimos meses todos hablan del ayuno intermitente y sus inmensos beneficios para potenciar la salud, también se considera uno de los métodos actuales más populares para perder peso. Lo cierto es que el ayuno no es nada nuevo, se trata de una práctica antigua que se ha realizado durante toda la historia de la humanidad.
Hoy en día sabemos que mucha gente está redescubriendo y se está uniendo a este estilo de vida, al grado que según información revelada por Google Trends es la dieta más buscada durante el 2019 y 2020. De hecho se ha comprobado que las búsquedas en línea relacionadas con el ayuno, han aumentado más de un 10,000%. Los estudios y trabajos de investigación no dejan de sorprendernos, de hecho comprueban que practicar el ayuno de forma correcta se asocia con un gran potencial para mejorar la salud significativamente. Promueve el adelgazamiento, puede corregir la diabetes tipo 2, protege al cuerpo de enfermedades crónicas, afecciones cardíacas y fortalece al sistema digestivo, intestinal e inmune.
Lo cierto es que existen diferentes maneras de realizar el ayuno intermitente, si bien su base principal es dividir la alimentación en ciclos en los que se come y períodos en los que se ayuna. Entre los principales enfoques se encuentra el ayuno en días alternos, el ayuno 5:2 y el ayuno diario por tiempo ilimitado.
Si bien el ayuno intermitente ha recibido demasiada atención y de hecho se estima que su popularidad continuará creciendo, diversos especialistas en medicina coinciden en la importancia de realizarlo correctamente y sobre todo vigilar muy de cerca la calidad de la alimentación. Se recomienda seguir los principios de las guías dietéticas de los Estados Unidos, que recomiendan un alto consumo de frutas, verduras y cereales integrales. También es indispensable combinarlo con de 150 a 300 minutos semanales de actividad aeróbica de intensidad moderada, preferiblemente repartidos durante la semana.
Entre las principales cuestiones que surgen entorno al ayuno intermitente, se encuentran sus efectos secundarios y sobre todo en diversas circunstancias surge la pregunta ¿Es un método seguro para todo tipo de personas? Lo primero que debes de saber es que el ayuno intermitente es seguro para muchas personas y se cuenta con una larga lista de serias referencias científicas que avalan sus propiedades medicinales, sin embargo no es seguro para todos.
¿En qué casos no es seguro el ayuno intermitente?
El ayuno intermitente no siempre es saludable, de manera específica se relaciona con posibles complicaciones en el caso de personas con afecciones crónicas y degenerativas. Entre las que se destacan: diabetes, enfermedades renales y hepáticas, y algunas condiciones cardiovasculares. También se trata de una práctica que no es del todo recomendada para las mujeres embarazadas y en período de lactancia. Adicionalmente los médicos han confirmado que puede ser contraproducente en ciertas afecciones digestivas, como es el caso particular de la acidez, reflujo y úlceras.
Diversos especialistas en medicina coinciden en que aquellas personas que tienen un peso por debajo del apropiado (IMC menor a 18.5) o que padecen de algún desorden alimenticio como es el caso de la anorexia o bulimia, tampoco deberán practicar el ayuno intermitente. Por supuesto no es aconsejable en el caso de menores de 18 años, pues es un período en el cual se continúan requiriendo ciertos nutrientes esenciales. Con base en lo anterior la recomendación más importante es revisar la condición particular de cada persona, con el médico de cabecera para confirmar que no se corre ningún riesgo, ya que existen factores únicos en cada historial médico que siempre deben de ser considerados. Adicionalmente gran parte del éxito al realizar el ayuno intermitente, es romper las horas de ayuno con alimentos muy nutritivos, naturales e integrales, beber mucha agua, evitar los alimentos procesados, descansar bien y controlar los altos niveles de estrés.