Cómo nutrir los genes de la longevidad según médico funcional
Cómo envejeces, depende de ti; nunca es tarde para empezar a cuidarte
¿Te ha pasado que conoces a alguien que parece tener 10 años o menos? Cómo luces tiene que ver con la edad, pero también influyen otros factores, como la alimentación y ciertos hábitos. Por un lado está la edad cronológica (los años que cumples) y por el otro está la edad biológica.
La edad biológica es la edad de tu organismo, de tus células, tienes más control sobre esa edad. Muchas personas creen que están destinadas a envejecer de la misma manera que lo hicieron sus familiares, pero cómo envejeces también depende de ti, señala en Mind Body Green el Dr. Frank Lipman, reconocido en la medicina funcional.
El médico explica que la edad tiene mucho que ver con las decisiones que tomas en este momento: lo que comes, tus actividades, cómo pasas tu tiempo libre y cómo ves el mundo que te rodea.
“Nunca es tarde para empezar. No te desesperes ni te quedes atascado en los cambios que desearías haber hecho antes”, aconseja Lipman.
En Medline Plus (de la Biblioteca Nacional de Medicina) también se explica que la duración de la vida humana (longevidad) está influenciada por la genética, el medio ambiente y el estilo de vida. Científicos han descubierto que las personas longevas tienen algunas similitudes en sus estilos de vida: muchos no fuman, no son obesos y afrontan bien el estrés.
Los “genes de la longevidad”, tienen el potencial de ayudarnos a vivir vidas más largas y saludables. Muchos de estos genes responden a hábitos de estilo de vida: qué, cuándo y cuánto comes; cómo mueves tu cuerpo; cuánto sueño reparador obtienes; y cuánto estrés soportas, entre otras cosas.
Los genes de la longevidad AMPK y mTOR son importantes sensores de nutrientes. El crecimiento celular y la proliferación celular lo controla mTOR. Cuando envejecemos no es deseable fomentar la proliferación celular, el cáncer es proliferación celular, destaca Lipman.
¿Cómo nutrir los genes de la longevidad?
Conforme envejecemos deberíamos obtener más proteína de las plantas y menos de los animales; ya que la proteína animal, especialmente la carne roja, estimulan a mTOR.
Entre las mejores fuentes de proteínas vegetales que recomienda el Dr. Frank Lipman están:
- Tempeh: aporta 20 gramos
- Lentejas, garbanzos y otros frijoles: aporta 8 gramos
- Mantequilla de nueces: aporta 8 gramos
- Almendras, nueces, pipas de girasol y otras nueces y semillas: aporta 5 gramos
- Polvo de proteína de guisante: aporta 15 gramos
- Polvo de proteína de cáñamo: aporta 15 gramos
¿Cuánta proteína ingerir diariamente?
La recomendación general para los adultos es un mínimo de 0.8 gramos de proteína por cada kilogramo de peso corporal por día. Mientras que las personas muy activas deben ingerir de 1.2 a 2 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal, según publica Mayo Clinic.
Entre los 45 y 65 años. Una persona que pese 150 libras necesita alrededor de 55 gramos de proteína al día.
Después de los 65 años el cuerpo requiere más proteína para combatir la pérdida de masa muscular. Se requiere aumentar la ingesta en aproximadamente un 25%; una persona de 65 kilos o más debe obtener 70 gramos de proteína al día.
En realidad, a partir de los 35 años comenzamos a perder masa muscular y con ello fuerza, según Grace Walton, profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad de Kentucky.
Pero el Dr. Frank Lipman dice que es preferible no aumentar antes de los 65 años la cantidad de proteínas si la fuente es la carne y los lácteos.
Más proteína y actividad física regular ayudan a mantener los músculos sanos, lo que a medida que envejecemos se asocia con una independencia prolongada y una mejor calidad de vida.
Entonces, alrededor de los cuarenta años es mejor optar por proteína vegetal que animal para no fomentar el crecimiento de células indeseadas. A partir de los 65 años, de ser necesario, puedes echar mano de los productos animales para obtener la proteína que tu cuerpo necesita.
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