Lewis Hamilton eterno: Al piloto de Fórmula 1 ya nadie lo supera en Mundiales ganados

El inglés ganó su séptimo mundial de F1

Lewis Hamilton escribió su nombre con letras de oro en el automovilismo.

Lewis Hamilton escribió su nombre con letras de oro en el automovilismo. Crédito: Clive Mason | EFE

Ya no tiene a nadie por delante. El inglés Lewis Hamilton igualó este domingo, al ganar también el Gran Premio de Turquía, el récord de siete Mundiales de Fórmula Uno del alemán Michael Schumacher. La otra gran plusmarca, la de triunfos, la había mejorado el mes pasado. La de ‘poles’, hace tres años; y la de podios, en agosto. Hamilton ya es eterno.

Nacido el 7 de enero en Stevenage (Hertfordshire), Hamilton había batido el récord de ‘poles’ de Schumacher (68) hace tres años, en Monza (Italia). Mejoró el de victorias (91) el último fin de semana de octubre en Portimao (Portugal). Antes, en Montemeló (Barcelona) había batido el de podios (155). Y este domingo igualó, al exhibirse en mojado, con otra victoria la última gran plusmarca que detentaba el ‘Kaiser’: nadie supera ya sus siete Mundiales.

El astro británico se llama Lewis Carl en honor a Carl Lewis, el gran velocista del siglo pasado. Y no es casualidad, pues, que mejore sus propios registros con rapidez, a bordo del triunfal Mercedes, quizás la nave más poderosa de la historia de la F1.

Con la que este domingo certificó la consecución del sexto de los últimos siete campeonatos. Seis coronas que, añadidas a la de 2008 con McLaren, lo convierten en heptacampeón del mundo. Igualando a Schumacher, que ganó los dos primeros (1994-95) con Benetton, antes de encadenar la racha triunfal de cinco (2000-2004) con Ferrari.

Hamilton no desaprovecha la ventaja que le otorga el monoplaza de Brackley. Sube como la espuma. Y mejora sus hitos como el nuevo hijo del viento en el que se ha convertido. Ya suma 97 ‘poles’, 163 podios y 94 triunfos. Y si llega a un acuerdo de renovación con Mercedes, dado que el cambio brusco del reglamento no se producirá hasta 2022, el año próximo será claro favorito a un octavo título.

Su primera corona llegó en 2008, con McLaren: de raza negra, Hamilton se había convertido en el Tiger Woods de la F1, deporte que, al igual que el golf, mueve gigantescas cantidades de dinero.

Hamilton alcanza la eternidad deportiva el año en el que ha mostrado su perfil más reivindicativo, a bordo de su dominante ‘flecha de plata’, de negro este curso: en contra del racismo.

El Mundial de la pandemia arrancó un mes después del asesinato a manos de la policía de Mineápolis (Minesota) de George Floyd, un afroamericano cuya muerte potenció el movimiento ‘Black Lives Matter’, que señala la -obvia- importancia de las vidas de la gente de raza negra, secundado por numerosos estrellas del deporte y que en la F1 encontró en el inglés a un gran representante.

Fue Hamilton el promotor de los minutos de silencio, en los que también encabezó el grupo que se arrodillaba durante los mismos. Y en el Gran Premio de la Toscana -en Mugello (Italia)- celebró su victoria subiendo al podio con una camiseta reivindicativa que pedía el encarcelamiento “de los ‘polis’ que asesinaron a Breonna Taylor“, a otra afroamericana fallecida durante un tiroteo en Wisconsin. Un tipo de celebración que poco después prohibió después la FIA.

Defensor de las energías ‘limpias’ y de la ecología, no dudó en compartir que a su perro Roscoe, el bulldog que lo acompaña muy a menudo en los circuitos, le sienta bien la dieta vegana que él mismo le diseñó. El excéntrico Lewis ya era único. Ahora es inmortal.

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