Inmigrantes de NY en huelga de hambre reciben muestras de solidaridad
Insisten que no se detendrán hasta lograr que la Legislatura Estatal apruebe los $3,500 millones para dar alivios a los trabajadores excluidos
Con los ojos cansados, palidez en los rostros y “las tripas empezando a protestar” por no haber comido nada, decenas de inmigrantes trabajadores excluidos que llevan ya más de una semana en huelga de hambre, volvieron a levantar su voz de protesta este martes, al recibir la visita y el apoyo de la excandidata a la Gobernación Cynthia Nixon.
Congregados afuera de la Iglesia Judson Memorial Church, en Manhattan, los manifestantes continuaron exigiendo a la Legislatura Estatal y a la Administración Cuomo que no se hagan de oídos sordos, y aprueben en el presupuesto los $3,500 millones de dólares que se necesitan para ayudar a miles de familias de trabajadores indocumentados, que no han recibido ningún alivio económico para hacerle frente a la crisis del COVID-19.
“Nos dijeron que éramos importantes, que no nos iba a abandonar. Nos dieron las gracias por haber estado trabajando duramente en los peores momentos de la pandemia, por lo que muchos de nuestros latinos se murieron, y ahora cuando viene el momento de que nos ayuden poniendo en el presupuesto recursos que salen también de impuestos que nunca reclamamos, nos quieren dar la espalda, pero no lo vamos a permitir”, aseguró la colombiana Rubiela Correa, de 49 años, quien se ha alimentado solamente con tes aromáticos y agua.
Y aunque existe la preocupación de que la salud de la madre de familia, quien el lunes pasado ya tuvo una subida de tensión arterial, se complique por la huelga de hambre, ella insiste en que está fuerte y seguirá su lucha junto a sus compañeros, hasta que los escuchen.
“Aquí vamos a estar haciendo esta huelga hasta que aprueben los fondos que estamos pidiendo. No queremos más que nos traten con migajas o con bolsas de latas de comida vencidas que a muchos nos han dado, lo que queremos es respeto y que nos traten con la misma ayuda que les ofrecieron a otros”, agregó la colombiana.
“No tengo ni una moneda ahora, pero voy a seguir gritando cada día más fuerte hasta que los legisladores que están siendo inhumanos, nos escuchen, pues aunque sea indocumentada, tengo voz y no me voy a callar”, dijo la manifestante, quien advirtió que cada día un médico las chequea para garantizar que en medio de su esfuerzo, estén en buenas condiciones.
Ponen su vida en manod de Cuomo y Legisltaura
Patricia Avendaño, quien tiene 5 niños pequeños, confesó la huelga de hambre no ha sido nada fácil, y tras revelar que ha habido momentos en los que la debilidad y los mareos se han apoderado de ella, responsabilizó al gobernador Cuomo y a la Legislatura por lo que le pueda pasar a los huelguistas con su salud y su propia vida.
“No es justo que gente trabajadora como nosotros, tengamos que recurrir a esto para que nos tomen en cuenta, y por eso quiero decir fuerte que si nos pasa algo y nos enfermamos, la culpa será toda de Cuomo y el Senado”, dijo la inmigrante, quien pidió a la Legislatura que apruebe antes del 1 de abril, cuando vence el plazo para cerrar el nuevo presupuesto estatal, los fondos de ayuda a inmigrantes que reclaman.
“Es un asunto de justicia y no vamos a permitir que nos quieran dar menos de los $3,500 millones que estamos pidiendo. Así como hay dinero para otras cosas, queremos que se nos garantice que nuestras comunidades van a tener los recursos necesarios para salir del hueco donde la crisis del COVID y años de abandono nos tiene ahora”, agregó la huelguista.
Sixta León quiso hacerse la fuerte, y aunque sus compañeras aseguraron que por no haber comido por tres días empezara a sentirse mal, ella dijo que tienen todas las fuerzas del mundo para seguir peleando por su gente.
“No he comido, pero aquí estoy gritando duro para que nos escuchen y nos aprueben los fondos a los que tenemos derecho. Ya no queremos más palabras”, dijo la abuela mexicana.
Nixon lanza una advertencia
Durante la jornada de huelga de este martes, la excandidata a la Gobernación Cynthia Nixon, estuvo en la carpa que se levantó a las afueras de la iglesia Judson Memorial Church, y allí escuchó directamente de los manifestantes sus historias de dolor.
La política progresista se sumó al llamado de los manifestantes y advirtió a la Legislatura que si no aprueba los $3,500 millones que reclaman, no solo se enviará un claro mensaje de que los trabajadores indocumentados en Nueva York “no importan” sino que además se empeorarán crisis como las de vivienda, desamparo, desempleo y salud.
“La Legislatura tiene que aprobar esos fondos, porque es lo correcto. Tiene que ayudar a las personas que más lo necesitan, pues no tiene sentido que un estado tan tico como este le niegue la protección a personas que estuvieron en primera línea de riesgo desde el principio de la pandemia. Además el Estado tiene ese dinero”, dijo Nixon, urgiendo a que se demuestre que los indocumentados pueden contar con el apoyo y respeto del Estado.
“Cuando Trump estaba en el poder, el gobernador Cuomo decía Nueva York era un lugar totalmente opuesto a esa manera de Trump de ver a los inmigrantes, a los que siempre protegería. Este es el momento en que tiene que honrar su palabra con la aprobación de los fondos, y demostrar que en realidad es así, que los inmigrantes aquí son valorados”.
En la huelga de hambre, bautizada ‘Ayuno por los Olvidados’, los manifestantes no cesan de recordar que durante la pandemia del COVID, los trabajadores neoyorquinos sin documentos, han sido excluidos de los programas federales y estatales de alivio económico, por lo que han debido afrontar una crisis dentro de otra crisis.
Sobre las exigencias de la huelga de hambre en su día octavo para que se aprueben los $3,500 millones plenos para ayudar a los trabajadores indocumentados que no recibieron ninguna ayuda económica del Estado ni estímulos federales, la Asamblea no emitió una respuesta concretamente acerca de ese particular, y remitió a un comunicado de prensa de la semana pasada.
En dicho comunicado del 15 de marzo, se aseguró que la Asamblea incluyó en su plan de presupuesto fondos para servicios sociales, vivienda y un programa de alivio de alquiler para los afectados por el COVID-19, que incluye $3,125 millones en alivios de alquiler y $2,100 millones para neoyorquinos sin acceso a seguro de desempleo, fondos de estímulo federal y otros programas de asistencia.