Ácidos grasos Omega-3: un estudio británico sugiere que su ingesta habitual evita depresión, ansiedad y trastornos psicóticos en adultos jóvenes
Un reciente estudio llega para sumarse al creciente cuerpo de evidencia sobre los beneficios del omega-3 en la salud mental. Se comprobó que el consumo de ácidos grasos omega-3 durante la adolescencia es una buena medida de prevención de trastorno psicótico, de ansiedad y depresión en la edad adulta temprana
En los últimos meses un tema importante en el campo de la nutrición se ha enfocado en los beneficios del consumo de ácidos grasos omega-3, lo cierto es que son considerados un nutriente esencial en el buen funcionamiento del organismo. Se asocian con todo tipo de bondades para la salud, desde sus cualidades para disminuir el riesgo de enfermedad cardíaca, síndrome metabólico, son un gran aliado para combatir la inflamación, mejoran el funcionamiento hepático y también benefician el funcionamiento cerebral ¿Lo mejor? Recientemente han salido a la luz numerosas referencias que avalan sus propiedades para beneficiar la salud mental y combatir afecciones como la depresión, ansiedad e irritabilidad.
De manera específica una nueva investigación ha encontrado que los adolescentes con niveles más altos de un ácido graso omega-3 en la sangre, tenían menos probabilidades de desarrollar un trastorno psicótico en la edad adulta temprana, lo que sugiere que puede tener un efecto preventivo potencial al reducir el riesgo de psicosis. El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI, fue publicado en Translational Psychiatry y fue titulado Children of the 90s de Bristol. Se basó en estudiar a más de 3,800 personas que fueron evaluadas por trastorno psicótico, trastorno depresivo y trastorno de ansiedad generalizada a los 17 y a los 24 años.
Durante estas evaluaciones, se recolectaron muestras de sangre y los investigadores midieron los niveles de ácidos grasos omega-6 y que generalmente se caracterizan por aumentar la inflamación en el cuerpo, y los niveles de ácidos grasos omega-3, que generalmente reducen la inflamación. Si bien hubo poca evidencia de que los ácidos grasos estuvieran asociados con trastornos mentales a los 17 años, los investigadores encontraron que las personas de 24 años con trastorno psicótico, trastorno depresivo y trastorno de ansiedad generalizada tenían niveles más altos de ácidos grasos omega-6 que omega-3, sobre todo en comparación con aquellos sin estos trastornos. Lo cual deja claro que el consumo de ácidos grasos omega-3, es un complemento en la prevención de trastornos de salud mental que pueden surgir en la edad adulta temprana y que se caracteriza por ser una etapa con un alto índice en este tipo de afecciones.
Los investigadores también encontraron que las personas de 24 años con trastorno psicótico tenían niveles más bajos de DHA, un ácido graso omega-3 que se encuentra típicamente en diferentes variantes de pescados azules y en los suplementos dietéticos, que las personas de 24 años sin trastorno psicótico. Cabe mencionar que se le dio seguimiento a lo largo del tiempo a un grupo de 2,700 personas y aquellos adolescentes con niveles más altos de DHA a los 17 años tenían un 56% menos de probabilidades de desarrollar un trastorno psicótico siete años después a los 24 años. La realidad es que se trata de un hallazgo muy relevante, ya que sugiere que el DHA en la adolescencia puede tener un efecto preventivo potencial de reducir el riesgo de psicosis en la edad adulta temprana. Cabe mencionar que estos resultados se mantuvieron consistentes, independientemente de factores como el sexo, el índice de masa corporal, el tabaquismo y el estado socioeconómico.
Por lo tanto así como el consumo temprano de alimentos y suplementos ricos en omega-3 es clave en la prevención de enfermedades de salud mental, los resultados también podrían estar planteando sobre la relación entre el desarrollo de trastornos de salud mental y un alto consumo de ácidos grasos omega-6, que normalmente se encuentran en los aceites vegetales y derivados.
Cabe mencionar que el estudio se realizó con la colaboración de David Mongan, estudiante de doctorado de RCSI y Becario de Formación Académica Clínica Irlandesa (ICAT), quien se dio a la tarea de analizar los datos con la supervisión del profesor David Cotter y la profesora Mary Cannon del Departamento de Psiquiatría de RCSI. Además el programa ICAT cuenta con el apoyo de Wellcome Trust and the Health Research Board, Health Service Executive National Doctors Training and Planning, Health and Social Care, Research and Development Division, de Irlanda del Norte.
Entre los hallazgos más relevantes los expertos enfatizaron que a pesar de ser necesario más trabajo de investigación para conocer los mecanismos detrás del consumo de omega-3, una de las teorías se asocia con sus cualidades para reducir la inflamación y la disminución de las inapropiadas conexiones cerebrales durante la adolescencia.
Sin lugar a dudas una razón más para aumentar el consumo de ácidos grasos Omega-3 en la alimentación de los niños y jóvenes, no solo es un hábito que potenciará su salud y rendimiento mental, es clave en la prevención de enfermedades de salud mental. Por lo tanto los especialistas aconsejan aumentar el consumo de las mejores fuentes de omega-3: pescado y otros mariscos (especialmente pescados grasos de agua fría, como salmón, caballa, atún, arenques, y sardinas); nueces y semillas (como semillas de linaza, de chía, almendras y nueces negras) y algunos aceites de plantas (como aceite de la linaza, aceite de soja y aceite de canola).
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