Le pagó durante 13 años a una mujer para que le mintiera a su abuela por una noble razón
Una mujer de 46 años nunca le reveló a su abuela, la cual murió hace poco tiempo, algo muy importante porque no quería que sufriera
La nieta quería evitar que su abuela sufriera. Crédito: Shutterstock
Gran debate se puede dar cuando hablamos acerca de la mentira, ya que decir la verdad y ser siempre honestos son dos de los valores más importantes en la existencia humana y por lo tanto, esta no tiene cabida.
Sin embargo, hay quienes consideran que en ocasiones, sí es necesario mentir, aquello que llamamos mentira piadosa, asegurando que el engañar o no revelar una verdad es por un verdadero bien o para no herir a alguien más.
Sobre el tema, un hecho relatado por algunos medios de China ha hecho reflexionar a muchos, ya que se trata de una anciana que vivió una gran mentira por más de una década, y todo orquestada por su propia nieta, quien asegura lo hizo por evitarle un sufrimiento mayor.
Cheng Jing es una mujer de 46 años, la cual perdió hace unas cuantas semanas a su abuela, la cual falleció a los 100 años. La mujer se fue a la tumba desconociendo algo importante sobre su hija. la madre de Cheng.
Resulta ser que en 2003, murió la madre de Jing. Ella sabía que este sería un duro golpe para su abuela, así que decidió no decirle lada, y no solo eso, en los últimos 13 años le estuvo pagando a una mujer para que se hiciera pasar por su mamá y le hablara por teléfono, periódicamente, a la anciana.
La madre de Jing también era consciente del duro golpe que resultaría, así que decidió dejarle unos audios a su madre para que su familia se los reprodujera y así no sospechara que ya no se encontraba en este mundo. En ellos le platicaba sobre el clima, le recordaba tomarse sus medicinas y le daba consejos, asegurándole que la iría a visitar en cuanto pudiera.
Pero conforme pasaba el tiempo, los audios se fueron agotando y se volvían repetitivos, así que Jing y sus hermanos decidieron contratar a una mujer que pudiera hacer la misma voz que su mamá para que pudiera hablar por teléfono con su abuela.
En un principio, la anciana dudaba de si se trataba o no de su hija; sin embargo, poco a poco se fue convenciendo de que sí se trataba de ella, por lo que la “mentira” se alargó por más de una década.
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