Revelan rabietas y humillaciones de Elon Musk contra sus empleados en el libro “Power Play: Tesla, Elon Musk y la apuesta del siglo”
En las fotografías y programas de televisión Elon Musk suele aparecer muy sonriente y bromista, pero los que tienen que lidiar con su mal humor y ataques de ira son sus empleados, según cuenta un nuevo libro sobre la historia de Tesla
Llegar a la cima y mantenerse ahí no es nada fácil, diario hay que tomar decisiones difíciles que repercuten en muchos ámbitos y en muchas personas. Prueba de ello queda plasmado en el libro de Tim Higgins, “Power Play: Tesla, Elon Musk y la apuesta del siglo”, que habla sobre cómo es la relación del CEO de SpaceX y Tesla con sus trabajadores y altos ejecutivos, a quienes en ocasiones ve como una amenaza para el crecimiento de sus empresas.
En el libro se describen acalorados episodios a través del ascenso de 18 años de Tesla, el fabricante de automóviles eléctricos más valioso del planeta, publicó Business Insider.
Definitivamente llegar a donde lo ha hecho Musk es digno de reconocerse, pero trabajar para él debe ser todo un reto, pues aparentemente los empleados provocan su ira sin razón aparente.
“No tengo tiempo para esto”, gritó Elon Musk mientras salía furioso de una reunión sobre la próxima oferta pública de Tesla alrededor de 2010. “¡Tengo que lanzar el maldito cohete!”
El libro cuenta que Musk suele explotar con sus altos ejecutivos. Antes de cada junta semanal con el comité ejecutivo, los miembros bromeaban sobre los planes de almuerzo de Musk, “¿A quién devoraría esta semana?”.
Se relata que en una ocasión Musk se sintió frustrado con Peter Rawlinson, quien lideraba el desarrollo del Model S. Durante una discusión, Musk se enfrentó al ingeniero en jefe gritando “¡No te creo!” mientras los señalaba con un dedo apuntando hacia el pecho. Rawlinson finalmente renunció y luego fundó su propia compañía de autos eléctricos, Lucid Motors.
Los antiguos empleados de Tesla le dijeron a Higgins que en 2016, cuando la compañía luchaba por desarrollar y fabricar el sedán Model 3, los exabruptos de Musk se volvieron cada vez más impredecibles, indiscriminados y públicos. Entonces regañaba a los empleados de cualquier rango, y no a puerta cerrada como solía hacerlo.
Una noche, describe el libro, el CEO llamó a un grupo de ingenieros encargados de hacer que la línea de ensamblaje del Modelo 3 funcionara. Musk les dijo que su trabajo era “una mierda completa” y pidió que cada uno le dijera “quién diablos eres y qué diablos estás haciendo para arreglar mi maldita línea”, lo que provocó que un ingeniero renunciara en el acto.
Higgins describe que un cabildero fue testigo de su mal humor, cuando se acercó a Musk para que abandonara el modelo de venta directa de Tesla por uno que involucraba concesionarios tradicionales. “Voy a gastar mil millones de dólares para revocar las leyes de franquicia de distribuidores en Estados Unidos”, recordó el cabildero que dijo Musk, luego salió intempestivamente de la habitación y cerró la puerta detrás de él, gritando “¡Saca a ese tipo de aquí!”
La opinión de Musk sobre las anécdotas descritas por Higgins dicen que el libro es “falso” y “aburrido”.
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