Esclerosis múltiple: Cómo un beso “inocente” puede desencadenar esta enfermedad autoinmune
La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta las funciones del cerebro y para la que no existe vacuna. ¿Y cómo se relaciona este padecimiento con los besos? Te contamos
La esclerosis múltiple es un padecimiento del sistema nervioso que lesiona la mielina, el material que rodea y protege las células nerviosas, por lo que los mensajes entre el cerebro y el cuerpo se van ralentizando. Una investigación de diversas instituciones suecas ha encontrado que un beso “inocente” puede desencadenar esta enfermedad autoinmune, que afecta principalmente a mujeres de entre 20 y 40 años de edad. ¿Y cómo puede ser?
El origen radica en la mononucleosis infecciosa, también conocida como “enfermedad de los besos” o simplemente “mono”. La mononucleosis es causada por el virus Epstein-Barr (VEB), es común entre los adolescentes y jóvenes universitarios y se transmite a través de los besos, la sangre y el contacto sexual.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, los síntomas más comunes de la mononucleosis son fatiga extrema, fiebre, dolor de garganta, cabeza y corporales, sarpullido, inflamación de los ganglios linfáticos del cuello y las axilas e hinchazón del hígado. No existe una vacuna y el tratamiento consiste en mantenerse en reposo extremo, hidratarse y consumir analgésicos o antipiréticos para controlar la fiebre.
Hasta aquí, la enfermedad no suena demasiado peligrosa. Pero los investigadores suecos encontraron que padecer mononucleosis entre los 11 y los 19 años de edad representa un riesgo significativamente mayor de desarrollar esclerosis múltiple durante la adultez.
Los expertos observaron a 2.5 millones de personas en Suecia que padecieron mononucleosis y a 5,867 que desarrollaron esclerosis múltiple después de los 20 años de edad. Su conclusión es que haber adquirido mononucleosis a edades tempranas es un factor de riesgo asociado con el desarrollo de esclerosis múltiple, independientemente de los factores familiares.
Los autores de la investigación, publicada en JAMA Open Network, explican que la mononucleosis infecciosa durante la niñez y la adolescencia puede afectar al cerebro y comenzar un deterioro que empeorará lentamente con el paso de los años y con los cambios habituales que sufre el sistema inmunológico y el sistema nervioso central durante la adultez.
La esclerosis múltiple provoca alteraciones de la vista, problemas de coordinación y equilibrio, debilidad muscular y problemas de pensamiento y memoria, y a menudo tiene un periodo asintomático de entre cinco y 10 años, lo que dificulta conocer qué la causa. Sin embargo, “nuestros resultados sugieren que la infancia y, en particular, la adolescencia parecen ser períodos en los que la mononucleosis aguda es relevante para el riesgo de esclerosis múltiple”, señalan los investigadores.
Para protegerse de la mononucleosis infecciosa, los CDC sugieren “no besarse con otras personas o no compartir bebidas, alimentos o artículos de uso personal, como los cepillos de dientes, con personas que tengan mononucleosis infecciosa”.
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