Ratas, basura, ruido y tráfico: vecinos demandan a la alcaldía por restaurantes improvisados en aceras y calles de Nueva York
La pandemia dejó un gran cambio en el paisaje urbano, reduciendo las aceras, estacionamientos y calles a favor de establecimientos de comida, con estructuras improvisadas que han generado más basura, ratas, ruido, indigencia y tráfico del que ya NYC estaba acostumbrada
Un grupo de residentes de NYC ha presentado una demanda contra la ciudad para tratar de evitar que los restaurantes que se expandieron durante la pandemia se vuelvan permanentes, argumentando que afectan la calidad de vida.
La pandemia dejó un gran cambio en el paisaje urbano, reduciendo las aceras, estacionamientos y calles a favor de establecimientos de comida, con estructuras improvisadas que han generado más basura, ratas, ruido, indigencia y tráfico del que ya NYC estaba acostumbrada.
“Antes de su solicitud para hacer permanente el programa de restaurantes abiertos temporales, [el Departamento de Transporte de la ciudad, DOT] recibió miles de quejas de los residentes relacionadas con el ruido, las alimañas, la acumulación de basura, las aceras abarrotadas que impiden el acceso de los residentes, todos ellos problemas de calidad de vida que consisten en un impacto significativo sobre el medio ambiente”, dice la demanda presentada la semana pasada ante la Corte Suprema de Manhattan.
“A pesar de la clara evidencia de esos efectos adversos, el DOT aún emitió una declaración negativa, excluyendo la necesidad de un estudio más intenso de los efectos proyectados, las alternativas y las medidas de mitigación”, continúa la presentación.
El pasado 18 de junio el DOT determinó que si el programa de restaurantes ampliados al aire libre entrara en vigencia de manera permanente, no tendría un efecto ambiental negativo en los residentes. Ello le permite a la ciudad eludir un proceso de revisión pública normal para evaluar completamente los impactos que tiene la medida y eludir las leyes de rezonificación, afirma la demanda.
La recomendación del DOT pasa ahora al Ayuntamiento, que decidirá si la acepta y hace permanentes las áreas al aire libre, como quiere el saliente alcalde Bill de Blasio.
El DOT y el Departamento de Saneamiento de la ciudad han eliminado sólo 24 de los cientos de comedores callejeros establecidos desde julio de 2020 a nombre del distanciamiento social. En muchos casos, los restaurantes han expandido su capacidad a más del doble a costa de espacios públicos, una medida inicialmente prevista para compensar el cierre durante el confinamiento.
De esos 24 retiros, ocho se debieron a incumplimiento y el resto se encontró abandonado o ya destruido, dijo el DOT. Las violaciones incluyeron bloquear una boca de incendios, una parada o un carril de autobús.
La demanda fue presentada por 23 residentes de Manhattan y Brooklyn, y le está pidiendo a un juez que revoque la recomendación del DOT de permitir que las configuraciones temporales existentes se vuelvan permanentes. Para ellos presentan estudios de caso de las supuestas malas experiencias personales de cada uno de los residentes con el programa “Open Restaurants” (Restaurantes Abiertos) de la ciudad.
Una de las demandantes, Kathryn Arntzen, ha estado viviendo con su esposo en la arbolada Cornelia Street de Greenwich Village en Manhattan durante 32 años, pero se queja de que ya ni siquiera reconoce su calle, que ahora tiene siete restaurantes con asientos al aire libre, música y televisores, además del ruido de los clientes. También, la basura siempre se amontona fuera de los restaurantes y “la población de ratas ha crecido enormemente”, mientras se ha informado de un aumento en los casos humanos de leptospirosis, enfermedad bacteriana transmitida por roedores.
Irónicamente, “el distanciamiento social es casi imposible”, afirma la querella. El abogado de los demandantes, Michael Sussman, resumió que “La ciudad le debe a los ciudadanos seguir la ley. Es realmente bastante simple. Hay que cumplir con reglas muy básicas para implementar cambios importantes en las políticas públicas, y eso simplemente no se ha hecho aquí “, dijo al New York Post.
Sussman agregó que si la propuesta se aprueba de manera permanente, “destriparía” cientos de disposiciones de zonificación. “Estos actos requieren el estudio de aspectos ambientales: ruido, saneamiento, estacionamiento y calidad de vida. Estos son todos los factores que se supone que deben analizarse cuidadosamente antes de implementar estos cambios. (En el DOT) dijeron que no encontraron un impacto significativo, lo cual es imposible”.
Un portavoz del Departamento Legal de la ciudad afirmó que “La revisión ambiental de la ciudad fue exhaustiva, completa y no encontró ningún impacto adverso. Éste es el primer paso en la elaboración de un programa permanente, y los neoyorquinos seguirán teniendo oportunidades de compartir sus pensamientos sobre cómo deben diseñarse las estructuras de Open Restaurants”.