Mes de la Herencia Hispana: “Tuna” Tuñón, el mexicano que cruzó con su madre el río Bravo en una bolsa y que hoy es un exitoso neurocientífico en Estados Unidos
Conoce la historia de superación de Arnulfo "Tuna" Tuñón, quien cruzó la frontera dentro de una bolsa a los 5 años y luego de varios retos en la vida, se ha convertido en un importante neurocientífico, siendo así un gran orgullo en este Mes de la Herencia Hispana
En todo Estados Unidos, en el mes de octubre se celebra el Mes de la Herencia Hispana, mediante el cual se hace un reconocimiento a la historia, la cultura y a las tradiciones de diversos países de habla hispana, incluido México, debido a su gran aporte a la sociedad y cultura de la nación.
Y es en el marco de esta celebración que conocimos la historia de un joven mexicano, nacido en la Ciudad de México, llamado Arnulfo “Tuna” Tuñón, quien cruzó el Río Bravo junto con su madre y su pequeño hermano al interior de una bolsa de plástico en búsqueda de una mejor vida en EE.UU., y gracias al esfuerzo propio y de su familia se ha convertido en un neurocientífico exitoso.
En El Diario de Nueva York tuvimos la oportunidad de charlar con “Tuna”, como es conocido Tuñón, quien nos platicó acerca de los difícil que fueron sus primeros años de vida en EE.UU. y de cómo gracias a una gran comunidad de hispanos unida y solidaria, logró forjar su camino en el mundo de la neurociencia, así como también convertirse en ciudadano estadounidense.
Cruzar el río Bravo en una bolsa de plástico para tener una mejor vida
Lo primero que contó “Tuna” es que sus memorias respecto a esos primeros años de vida en la Ciudad de México, particularmente en la colonia Leyes de Reforma, en el municipio de Iztapalapa, son ya escasas. Lo que sí tiene muy presente es que, además de jugar con sus primos, su madre lo llevaba a su trabajo, vendiendo aparatos electrónicos en la calle, y a él lo ponía al interior de una caja de cartón para que así el niño no pudiera irse por ahí a caminar y que lo perdiera de vista.
Todo cambió cuando su madre, a pesar del sacrificio que esto significaría, decidió cruzar la frontera, pues consideraban que tanto a ella como a sus hijos no les deparaba un buen futuro.
“Cruzamos el río Grande, tenía 5 años; mi mamá me metió en una bolsa de plástico, a mí y a mi hermano para que no nos mojáramos, pero también para no levantar sospechas de que estábamos cruzando la frontera”, indicó Tuñón.
Arnulfo y su familia pudieron llegar a Laredo, Texas, en donde vivió un año complicado, ya que todos los días pedían apoyo a personas de la ciudad, en su mayoría hispanos, para que les dieran trabajo, tuvieran un poco de dinero para comer y para que les dieran un pequeño lugar o rincón para pasar la noche.
Luego de un tiempo, se mudaron a San Antonio, en donde “Tuna” trabajaba con su madre, ayudándole a hacer limpieza en casas y oficinas; además en su tiempo libre, cuidaba a su hermano, situaciones por las que no pudo entrar a la escuela hasta que tuvo 7 años.
“No me dejaron avanzar al grado escolar que me correspondía por mi edad por no saber inglés. Inicié en el kínder y comencé a vivir muchos obstáculos, mucha discriminación. Pero mi madre siempre luchó para que pudiera estar en clases más avanzadas y así pudiera integrarme más rápido a la sociedad y que no tuvieran ninguna razón para discriminarme”, explicó.
“Me tocó ver y vivir cosas que un niño no debe experimentar. Había mucha pobreza en donde vivíamos, muchos pandilleros. Mi madre no quería eso para nosotros. Además, no podía comunicarme con otros niños; crecí muy callado, me era difícil hacer amigos y conocer gente. Fueron años de vivir diversos traumas y racismo. Cuando eres niño, todo lo que te dicen te lo tomas en serio, romper con eso fue difícil”.
El apoyo de su madre y la natación fueron fundamentales en su crecimiento
“Tuna” asegura que encontró la luz al final del túnel en esos años gracias al apoyo y aliento de su madre, quien siempre lo motivó a ser mejor, a tener una buena vida que lo llevaría a triunfar, algo que también conseguiría siendo un buen estudiante.
“La educación es clave para salir adelante. Nunca dejé caer mis calificaciones a pesar de que trabajaba en mis ratos libres, ya sea haciendo limpieza con mi madre en las mañanas o en las tardes o cuidando a mi hermano. Eso me ayudó a encontrar una comunidad de maestros y de amigos que tenían esperanza en mí. Me veían más que a un pandillero a una persona a la que le ofrecieron oportunidades de estudiar para llegar más allá”, recuerda el mexicano.
También considera que el deporte fue fundamental en su vida. Su mamá lo alentó a inscribirse en natación, en donde también conoció a otra comunidad de personas que buscan mejorarse, llenas de buenas intenciones, en donde quieren verse triunfar, unos a otros.
Al término de sus estudios de high school, Tuñón se enfrentó a un gran problema y es que a pesar de querer ir a la universidad, no tenía forma de pagarla y mucho menos podía tener acceso a algún tipo de préstamos por vivir de manera ilegal en territorio norteamericano. Pero su maestra de biología, asegura, creía que era un buen estudiante y que tenía el potencial para lograr algo grande, así que fue ella quien lo impulsó a buscar una beca, la cual precisamente consiguió gracias a sus habilidades en la natación.
La neurociencia, una de las grandes pasiones de “Tuna”
Ya aceptado en la universidad, “Tuna” no sabía si quería estudiar Biología, Medicina o Derecho, pues solo quería tener una profesión en donde pudiera obtener buenos ingresos para así poder ayudar a su madre.
Finalmente se decantó por la Biología y fue en una clase de neurociencia cuando descubrió que tenía una gran pasión por el cerebro y todo lo que le rodea, ya que para él, las personas son como son, cómo tratan a los demás por cuestiones de este órgano, y quería entender a la perfección su funcionamiento para ayudar a otros en sus dificultades.
Y aunque no fue sencillo terminar la universidad teniendo 3 trabajos, más sus entrenamientos, más sus clases, “Tuna” se graduó de la Universidad de Utah y posteriormente, se especializó en neurociencias. Actualmente, el neurocientífico mexicano, quien es un gran orgullo para la comunidad en este Mes de la Herencia Hispana, se encuentra trabajando en un proyecto en su universidad que estudia cómo las señales de las células del cerebro codifican lo que vivimos, lo que sentimos, y cómo es que pueden ser unas señales bioeléctricas que son utilizadas para recordar cosas y cómo se viven esas experiencias, precisamente basándose en ese recuerdo de infancia de cuando cruzó el río.
Hoy en día y tras mucho tiempo de espera y dedicación, “Tuna” obtuvo la ciudadanía estadounidense. Además, se da el tiempo necesario para trabajar en favor de la comunidad hispana en EE.UU., y también en favor de las minorías, dando pláticas a estudiantes para enseñarles no solo de ciencia, sino que la vida está llena de oportunidades, esperando poder inspirar a otros para que labren su camino hacia el éxito, regresando así un poco de lo que en su momento se le dio.
Asimismo, busca crear entre las personas de dichas raíces el crear el sentido de comunidad, para así hacerles saber que no están solos, que hay muchas personas con buenas intenciones que los ayudarán para poder superar todo reto que se les presente y para hacerles saber a los demás que han llegado a EE.UU. con la intención de triunfar e invertir en la nación.
Y este año fue elegido como parte del proyecto de Turbo Tax, empresa que se dedica a dar servicios para facilitar el pago de impuestos, en particular a personas que no dominan el idioma inglés, denominado #UnidosWeGrow, que por el Mes de la Herencia Hispana comparten historias de hispanos y latinos que resaltan el poder de la comunidad y la diversidad dentro de su cultura.
Para finalizar, “Tuna” envía un contundente mensaje a toda la comunidad hispana: “Somos una comunidad unida para enseñarnos unos a otros que podemos superarnos, somos una familia. También, no esperes a que te den permiso para buscar un asiento en la mesa, para hablar y decir tu verdad, compartir tu historia; solo debes darte a ti mismo el permiso para crear tu espacio, encontrar tu voz, sin temer a los demás. No estás solo, puedes ser un faro para otros, para inspirar, crear comunidad; ponte las pilas que sí se puede”.
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