93% de las armas usadas en crímenes en Nueva York llegan de otros estados; es la ciudad con el mayor problema de ese tipo en EE.UU.
93% de las miles de armas recuperadas de delitos en los cinco condados de NYC entre 2017-2021 estaban vinculadas a una venta inicial fuera del estado, superando con creces el promedio nacional (28%)
Las armas llegadas de otros estados del país causan muchos más estragos en Nueva York que en cualquier otra gran ciudad de Estados Unidos, según los últimos datos federales.
Desde 2017 hasta 2021 alrededor del 93% de las 12,910 armas recuperadas de delitos en los cinco condados estaban vinculadas a una venta inicial fuera del estado, determinó la Oficina Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).
El problema de Nueva York con las armas llegadas fuera del estado es más de tres veces peor que el promedio nacional (28%), según los datos de ATF citados por Daily News.
El porcentaje de armas de fuego traídas desde fuera del estado NY utilizadas en delitos en la ciudad de Nueva York supera con creces el del segundo lugar de Baltimore, donde el 61% de las armas de fuego utilizadas en delitos se originaron fuera del estado Maryland, muestran los datos de la ATF.
Los estados del sur con leyes laxas son la fuente más común de armas de fuego en los delitos de la ciudad de Nueva York, concluyó la ATF. Georgia fue la fuente de 1,736 armas de fuego en los crímenes de NYC durante el período de estudio de cuatro años. Otras 1,677 procedían de Virginia. En 3er lugar se ubicó Carolina del Sur con 1,421.
El director de la ATF, Steven Dettelbach, dijo que las sorprendentes cifras salieron a la luz cuando el gobierno del presidente Joe Biden ordenó un análisis del tráfico de armas como parte de su intento de descubrir cómo lidiar mejor con la violencia armada.
Dettelbach, hablando en un desayuno de la Comisión de Ciudadanos contra el Crimen en Manhattan a principios de este mes, lamentó el ritmo constante de los tiroteos masivos en todo el país y dijo que le preocupa que los estadounidenses lleguen a aceptar como parte de la vida la violencia armada y el tráfico ilegal de armas.
“Mi mayor temor como director, como padre, como ex fiscal, abogado y estadounidense es que de alguna manera nos volveremos insensibles, que aceptaremos que no hay nada que podamos hacer al respecto, que es parte de ser estadounidense de alguna manera”, dijo Dettelbach. “Sería un desastre si eso sucediera”.
Dettelbach agregó que los datos de origen de las armas deberían usarse para construir casos penales que detengan el flujo de armas hacia la ciudad. Muchas armas utilizadas en los delitos en NYC son traídas por traficantes que las compran a granel en el sur del país y las conducen hacia el norte a lo largo de la Interestatal 95, un sistema que las fuerzas del orden público llaman “Iron Pipeline”.
John DeVito, el agente especial que dirige la oficina de la ATF en Nueva York, dijo que no estaba sorprendido por la cifra del 93%, dados los métodos de rastreo mejorados que entraron en vigencia en 2019 y que redujeron la cantidad de armas para las que no se puede determinar una compra original.
DeVito dijo que las leyes de armas de Nueva York, unas de las más estrictas del país, y el gran tamaño de la ciudad, con casi la mitad de su población menor de 34 años y muchos con fuertes vínculos familiares con los estados del sur, constituyen un mercado ilegal ideal. “Puede obtener ganancias con relativa facilidad”, comentó.
Además de las pistolas tradicionales, las “armas fantasma” o fabricadas con piezas compradas por partes son un problema creciente en Nueva York y en todo el país. En 2019 NYPD decomisó 47 “pistolas fantasma”. En 2020 el botín subió a 150 y en 2021 fueron 375. En 2022 las incautaciones de armas caseras aumentaron 38% en el estado Nueva York durante los primeros seis meses en comparación con el mismo período del año previo, según un informe de la gobernación.
El mes pasado Claudine Kammo fue arrestada en Nueva Jersey como sospechosa de poseer 100 pistolas traficadas ilegalmente que, según la policía, planeaba vender en ese estado y en el vecino Nueva York.
También en marzo tres latinos fueron arrestados por tráfico de armas de Massachusetts a Nueva York, y uno de ellos trabajaba para la famosa fábrica de pistolas Smith & Wesson.
En octubre un hispano fue detenido y acusado de fabricar varias “armas fantasma” en su apartamento del Bajo Manhattan (NYC) donde vivía con menores de edad. En julio cinco hombres fueron arrestados y se incautaron 182 pistolas en una red de tráfico ilegal que traficaba armas desde Tennessee para venderlas en las calles de Queens (NYC).
En mayo de 2022 un joven latino residente de Brooklyn (NYC) fue arrestado con un arsenal de piezas para fabricar “armas fantasma” valoradas en $20,000 dólares, incluidas casi 300 revistas de alta capacidad que supuestamente compró en línea.
En enero del año pasado el estudiante universitario “meritorio” Shakor Rodríguez, nativo de El Bronx, fue acusado de venderle armas a un policía encubierto. El joven, también conocido como “Sha”, asistía a la Universidad Estatal “Austin Peay” en Clarksville (Tennessee) cuando presuntamente introdujo de contrabando decenas de armas de fuego en NYC, escondiéndolas en bolsas de lona y, en ocasiones, transportándolas en autobús.