Relación del consumo de jarabe de maíz con la obesidad y salud ¿Cómo influye?
La fructuosa del jarabe de maíz presente en la mayoría de alimentos procesados puede generar grasa en el hígado y problemas de salud
Con el consumo de jarabe de maíz está relacionado con la obesidad por su alto contenido de fructosa, un tipo de azúcar que se metaboliza de manera diferente a la glucosa.
La diferencia en el procesamiento de ambos tipos de azúcar es que mientras que la glucosa es procesada por todas las células del cuerpo, la fructosa es metabolizada principalmente por el hígado.
Por lo que cuando consumimos grandes cantidades de fructosa por la ingesta de productos que contienen jarabe de maíz, el hígado se ve sobrecargado convirtiendo el exceso de fructosa en grasa, que incrementa la posibilidad de enfermedades asociadas a la grasa en hígado.
Azúcar añadido
El jarabe de maíz no se encuentra naturalmente en los alimentos, ya que su origen es de producción industrial y mun utilizado en el área de alimentación por sus propiedades de intenso sabor dulce y bajo costo.
La mayor cantidad de la fructosa consumida en países desarrollados o en vías de desarrollo proviene del agregado de JMAF, y no de la forma natural presente en frutas, verduras y miel.
La fructuosa por jarabe de maíz está presente en gran cantidad de alimentos ultra procesados como panificados, galletitas, cereales de desayuno, golosinas, barras de cereal, panificados, enlatados, aderezos y dulces y en diferentes bebidas como jugos concentrados, jugos en polvo, gaseosas y aguas saborizadas entre otros, indica, Ámbito.
Jarabe de maíz y las enfermedades
El riesgo de obesidad y enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares está asociado a consumo de altas cantidades del jarabe de maíz, por el hecho de que la fructosa no estimula la producción de insulina ni suprime la hormona del apetito, lo que puede llevar a un mayor consumo de alimentos y al desarrollo de resistencia a la insulina.
La sensibilidad a la insulina puede quedar disminuida por las altas concentraciones de fructuosa para dar paso a la insulinoresistencia y aumento de los valores de glucosa en sangre, que lleva al deterioro a largo plazo de las células beta que la producen, conduciendo a la diabetes mellitus tipo 2.
Estos valores altos de insulina, estimulan la producción hepática de grasas e influyen sobre el desarrollo de la hipertensión. En el síndrome metabólico, es aquel que presenta un grupo de factores de riesgo de enfermedad cardiaca, diabetes y otros problemas de salud, también se afectado.
Para consumir menos fructuosa se recomienda baja la ingesta de alimentos procesados y comer más vegetales y alimento frescos.
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