¿Tiburones cangrejo en Marte? El rover Perseverance captura curiosas imágenes marcianas
El rover Mars Perseverance ha vuelto a despertar el interés con formaciones rocosas inusuales, incluida una "aleta de tiburón" gigante y una "garra de cangrejo
En la historia en constante desarrollo de la exploración de Marte, nuestros emisarios robóticos ocasionalmente encuentran formaciones rocosas intrigantes que capturan nuestra imaginación.
Estos paisajes extraterrestres a menudo presentan vistas desconcertantes que alimentan nuestra curiosidad sobre el Planeta Rojo.
Uno de esos descubrimientos fue noticia en junio cuando el rover Mars Perseverance capturó una serie de imágenes que mostraban una roca con una forma de rosquilla sorprendente.
Si bien puede parecer deliciosa a la vista, esta inusual formación rocosa se destaca claramente contra el accidentado terreno de Marte. Los científicos del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) sugirieron que podría ser “un gran meteorito junto con piezas más pequeñas”, lo que se suma a los misterios de Marte.
Sin embargo, estos notables hallazgos no se limitan a apetitosas formaciones rocosas. Los rovers han encontrado numerosas rocas que, a primera vista, se parecen a objetos familiares de nuestro reino terrestre.
Entre estos cautivadores avistamientos se encuentran una “aleta de tiburón” gigante y una “garra de cangrejo”. Si bien puede parecer tentador considerar la idea de los señores supremos de los tiburones cangrejos marcianos, hay una explicación más realista para estas imágenes intrigantes.
El fenómeno en juego aquí se conoce como pareidolia, una tendencia psicológica profundamente arraigada en nuestra historia evolutiva. La pareidolia se refiere a la inclinación humana a percibir patrones o formas significativas, a menudo rostros u objetos reconocibles, en estímulos aleatorios. Esta tendencia tiene una base evolutiva bien documentada.
El significado evolutivo de la pareidolia
El renombrado científico Carl Sagan propuso que la pareidolia ha jugado un papel crucial en nuestra supervivencia como especie. Los primeros humanos que identificaron rápidamente amenazas potenciales en su entorno (como un león al acecho o un oso amenazador) tenían mayores posibilidades de sobrevivir y transmitir sus genes. Ya fuera un peligro real o una mera ilusión, la capacidad de discernir patrones significaba que estaban mejor preparados para reaccionar y protegerse.
La teoría de Sagan sugiere que la tendencia de nuestro cerebro a identificar patrones donde tal vez no existan era una valiosa habilidad de supervivencia. Nos permitió pecar de cautelosos, incluso si eso significaba confundir ocasionalmente una roca con un león. En esencia, es un enfoque de “más vale prevenir que curar” que ha estado arraigado en nuestra psique a través de generaciones de selección natural.
Si bien es un emocionante viaje de exploración, estas peculiares formaciones rocosas en Marte pueden ser el resultado de la vigilancia evolutiva de nuestra propia mente y no de signos de vida extraterrestre.
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