Vivir solo y no recibir visitas aumenta el riesgo de morir

Un estudio comprobó que los adultos mayores que no conviven con otros tienen altas probabilidades de fallecer a temprana edad

Soledad

Necesitamos interactuar con otros para sentirnos bien. Crédito: Shutterstock

Está más que comprobado que los seres humanos, al ser una especie altamente sociable, necesita de la interacción con otros para mantenerse en equilibrio, no solo emocional sino también físico, algo que ha quedado nuevamente comprobado con un estudio que arrojó un dato revelador.

Investigadores de la Universidad de Glasgow llevaron a cabo un estudio que fue publicado el pasado viernes en la revista BMC Medicine, en donde se dedicaron a darle seguimiento a las interacciones sociales de alrededor 458,146 personas de entre 40 y 70 años, con ayuda de Biobanco, una gran base de datos para la investigación en Reino Unido, durante un periodo de un poco más de 12 años, encontraron que las personas que viven solas y que no reciben al menos una visita una vez al mes de familiares o amigos, tienen un riesgo de muerte mayor.

Los investigadores siguieron de cerca la respuesta de los participantes a 5 preguntas básicas, 2 de ellas un tanto subjetivas:

– ¿Con qué frecuencia puedes confiar en alguien cercano?
– ¿Con qué frecuencia te sientes solo?
– ¿Cada cuando recibes visitas de familiares y amigos?
– ¿Vives solo?
– ¿Participas en alguna actividad grupal semanal?

La falta de interacciones en los cinco aspectos estudiados está asociada a una mayor mortalidad, pero por más malestar que pueda causar a una persona la sensación subjetiva de sentirse sola o de no poder confiar en alguien cercano, “lo que es realmente grave y se asocia a un mayor riesgo de mortalidad es estar objetivamente solo y aislado”, explicó en rueda de prensa uno de los autores, el profesor de Cardiología de la Universidad de Glasgow, Jason Gill.

Peor panorama tienen las personas que viven solos y que no reciben ni siquiera una vez al mes la visita de seres queridos, ya que aumenta a un 39% el riesgo de tener una muerte prematura, sobre todo si se siente ajeno a cualquier actividad grupal que pudiera desempeñar.

“Hemos visto que ese manto social protector que ejercen la familia o los amigos es lo más relevante para prolongar la vida, y quienes no cuentan con él tampoco se benefician de participar en actividades grupales de forma semanal”, agregó el doctor Hamish Foster, afiliado a la misma universidad.

Según ambos investigadores, el estudio ha ayudado a comprobar que existe una clara conexión de la muerte prematura con la soledad y el aislamiento, por lo que a partir de este resultado, se podría trabajar en protocolos para reducir el aislamiento de las personas.

Los siguientes pasos de su investigación serán explorar cuánto más hay que mejorar las interacciones sociales para beneficiar a las personas aisladas socialmente y poner en marcha los citados protocolos para reducir esa soledad.

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