Julieta Hernández: nuevos detalles del brutal asesinato de la latina que viajaba en bicicleta
Las autoridades encontraron el cuerpo de Julieta Hernández y su bicicleta dañada cerca de un río en el estado brasileño de Amazonas. Las investigaciones revelaron signos de violencia y confirmaron su muerte por asfixia. Dos sospechosos fueron detenidos después de intentar ocultar el cuerpo de la víctima, quien era conocida por su pasión por el ciclismo, el arte y los viajes
El terrible asesinato de la migrante y artista venezolana Julieta Hernández causó conmoción en su país de origen y en Brasil, donde vivió durante varios años y ocurrió el crimen. En las últimas horas, medios locales publicaron más detalles de su caso y de la situación de Thiago da Silva y Deliomara dos Anjos, detenidos por su presunta responsabilidad en los hechos.
Se había conocido que Thiago da Silva, bajo los efectos del alcohol y de las drogas, amenazó a la joven ciclista para que le entregara su teléfono celular y la atacó violentamente. No conforme con eso, el sujeto comenzó a abusarla sexualmente, un hecho que provocó la ira de Deliomara dos Anjos, quien les arrojó alcohol y les prendió fuego, de acuerdo con el medio local Portal do Urubui.
El hombre pudo apagar las llamas de su cuerpo y huir de la casa, pero Julieta Hernández, de 38 años, no podía defenderse, por lo que la celosa esposa buscó una cuerda y ahorcó a la migrante, quien había emprendido un viaje en bicicleta hacia su país para pasar las fiestas de Año Nuevo con su familia, en la ciudad de Puerto Ordaz, en el estado venezolano de Bolívar.
No está claro aún si el hombre regresó a la vivienda, en la localidad de Urubui, en el estado brasileño de Amazonas, posteriormente y ayudó a su esposa a ocultar el cadáver en una fosa poca profunda en el patio trasero de la residencia, que da hacia un río, junto a la bicicleta destrozada de la víctima.
Información recogida por diversos medios señala que la ciclista, durante su largo recorrido, se quedaba en casas donde le permitían alojarse para descansar y pasar la noche. La última vez que sus familiares y amigos tuvieron contacto con ella fue el 22 de diciembre y, desde entonces, sus allegados comenzaron una intensa búsqueda, principalmente con una campaña a través de las redes sociales.
Un empleado de una empresa que realizaba obras cerca del sitio donde fue hallado el cadáver avistó el cuadro de la bicicleta y dio parte a las autoridades, ya que estaba al tanto de la noticia de que había una joven desaparecida que viajaba en su vehículo de dos ruedas.
Investigaciones: la muerte fue por asfixia
Las investigaciones arrojaron que el cuerpo de Julieta Hernández, payasa de profesión, tenía señales de violencia y se confirmó que su muerte fue por asfixia. Las autoridades hallaron el teléfono celular y la tienda de campaña, que llevaba detrás de su bicicleta, en el techo de la vivienda. Sus otras pertenencias fueron arrojadas al río.
En varios post de Facebook, la mujer que ahorcó a Julieta Hernández publicó fotos luciendo un top que pertenecía a su víctima. “El top de la inocente muerta. Eres un monstruo”, comentó una persona en la publicación de Dos Anjos Santos.
La pareja, que tiene cuatro hijos pequeños que ahora están bajo el cuidado de las autoridades brasileñas, estaría implicada en otro caso similar ocurrido en 2022, de acuerdo con el medio local Portal do Urubui. En este caso, Thiago da Silva, de 32 años, y Deliomara dos Anjos, de 29, presuntamente engañaron a una vecina e hicieron que fuera a su casa.
Estando en el sitio, la atacaron y le exigieron una transferencia bancaria de poco más de $300 dólares. Según, el hombre, quien la agarró con fuerza por el cuello, le dijo que tenía una deuda con narcotraficantes. Pero la mujer se desmayó y, al recobrar el conocimiento, huyó del sitio.
“¿Cuál es el destino de tu viaje?”
Amigas de Julieta Hernández compartieron un emotivo audio de ella, en el que se le escucha leer un escrito relacionado con su anhelado viaje a Venezuela.
“Para los que me preguntan: ‘¿cuál es el destino de tu viaje?’… Mi destino realmente está a punto de alcanzarme. Está a punto de irse, de venir, de encontrarme, de perderse… ¡Mi destino para este viaje es Venezuela! ¡Venezuela es uno de mis destinos! Pero también hay otros, varios, innombrables, invisibles, pequeños, grandes, sorprendentes, paisajes, animales, matorrales, gente, olor a mango rosado con olor a rosa con olor a mar en mi pie descalzo, una nube, una música, una idea. (…) Mi destino está a poco más de 30 km. O un paso de distancia o un segundo de tiempo, no lo sé. Mi destino también está aquí y ahora”, narra.
Y añade: “¡Mi destino está en el regazo de mi madre! Pero también lo es, a veces, en otros lugares. Quién sabe, ¿a veces ser el regazo de alguien es también mi destino? Por eso, cuando alguien me pregunta ‘entonces, ¿cuál es el destino de tu viaje?’, me encojo de hombros, respiro hondo y, sonriendo, respondo: ¡Venezuela! ¡Porque, quizás, nadie está preparado para imaginar que es posible encajar tantas palabras en un solo destino!”.
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