Atrapados en un crucero de lujo: la insólita historia de unos millonarios en Europa

El mundo de los cruceros de lujo ha capturado la atención de millones de personas en las últimas décadas. Ya no es una actividad exclusiva para millonarios, pues cada vez más personas optan por embarcarse en estos viajes en busca de experiencias únicas.

Quienes buscan el lujo máximo, al estilo del legendario Titanic, todavía están dispuestos a invertir sumas importantes para disfrutar de una travesía sin igual. Ese era el caso del crucero Odyssey, un barco que prometía una vida de lujo en alta mar durante 3 años, con escalas en 425 destinos y la posibilidad de vivir a bordo durante 15 años. Sin embargo, lo que debía ser una aventura épica se ha convertido en una larga espera, ya que el barco sigue anclado en el puerto de Belfast debido a problemas mecánicos.

Un viaje en crucero soñado convertido en una pesadilla

El Odyssey es un barco con más de 30 años de antigüedad que fue recientemente adquirido por la compañía Villa Vie Residences. La propuesta era atractiva: la posibilidad de comprar un camarote en un crucero de lujo para vivir a bordo durante 15 años y recorrer el mundo. Los precios de estos camarotes oscilaban entre $99,000 y $899,000 dólares, lo que llamó la atención de muchos interesados que querían convertir los mares en su nuevo hogar.

El 30 de mayo de 2024, el Odyssey debía zarpar desde Belfast, Irlanda del Norte, para comenzar su viaje de 3 años por el mundo, visitando 147 países. Sin embargo, desde esa fecha, el barco ha permanecido atracado en el astillero Harland & Wolff debido a problemas técnicos relacionados con los timones y la caja de cambios, lo que ha impedido que pueda iniciar su travesía. Los 200 pasajeros que habían depositado sus esperanzas en esta aventura global han quedado atrapados en Belfast, viviendo una experiencia muy distinta de la que imaginaron.

Vida en el puerto: la frustración de los pasajeros

En lugar de disfrutar de destinos exóticos y relajarse en las múltiples instalaciones del crucero, los pasajeros han tenido que adaptarse a una rutina inesperada. Aunque pueden utilizar las instalaciones del barco durante el día, cada noche deben desembarcar por motivos de seguridad. La empresa Villa Vie Residences los ha trasladado a hoteles en Belfast y en otras ciudades europeas mientras las reparaciones continúan, pero la situación ha generado frustración entre los ocupantes.

El Odyssey cuenta con todos los lujos que se podrían esperar de un crucero de alta gama: restaurantes, bares, piscinas, un spa, un gimnasio y oficinas para quienes trabajan de forma remota. Sin embargo, las comodidades a bordo no han sido suficientes para compensar la decepción de quienes esperaban estar explorando el mundo, y no viendo repetidamente las mismas vistas de la capital norirlandesa.

A pesar de la situación, algunos pasajeros han decidido sacar el mejor provecho posible de su estancia en Belfast. Tal es el caso de Holly Hennessy, una jubilada de Florida que viaja con su gato Capitán. Holly había planeado esta travesía para disfrutar de su retiro mientras exploraba el mundo, pero ante el retraso, ha decidido aprovechar la hospitalidad de los locales. “Me encanta Belfast. La gente aquí es maravillosa”, comentó en una entrevista con el Daily Mail. Esta actitud optimista ha sido compartida por algunos de los pasajeros, quienes han encontrado en Belfast una oportunidad para conocer un destino que, aunque no estaba en sus planes, les ha ofrecido nuevas experiencias.

Sin embargo, para muchos otros, la espera está siendo agotadora. La incertidumbre sobre cuándo el barco finalmente podrá zarpar genera preocupación, y a medida que pasan los días, la paciencia de algunos empieza a agotarse. A pesar de las promesas de Villa Vie Residences de que las reparaciones avanzan, no hay una fecha clara para que el Odyssey inicie su tan esperado viaje.

¿Qué sigue para el crucero Odyssey?

Villa Vie Residences ha asegurado a los pasajeros que están haciendo todo lo posible para solucionar los problemas técnicos y que el barco zarpará tan pronto como sea seguro hacerlo. A pesar de estos esfuerzos, la incertidumbre sigue siendo una constante. Los pasajeros han recibido algunas compensaciones por el tiempo perdido, pero no es suficiente para calmar la frustración de quienes invirtieron grandes sumas de dinero esperando una experiencia de lujo en alta mar.

Mientras tanto, el puerto de Belfast sigue siendo el destino involuntario de lo que debía ser una travesía mundial de 3 años. Aunque el barco cuenta con todas las comodidades para ofrecer una experiencia única, los problemas técnicos han retrasado el inicio de este sueño y dejado a cientos de pasajeros en el limbo.

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