Cómo disfrutar las comidas con seres queridos mejora la salud, según un estudio
Investigadores asegura que la dieta mediterránea es un modelo cultural que incluye cómo se seleccionan, se producen, se procesan y se consumen esos alimentos
Sentarse alrededor de una mesa, conversar y compartir alimentos puede ayudar a generar sensación de saciedad, según un estudio. Crédito: Shutterstock
Comer en familia y amigos se relaciona con momentos de disfrute y según un reciente estudio es una práctica que ayuda a mejorar la salud y a bajar de peso, en especial en adolescentes.
Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya revela que las dinámicas de comidas familiares en la pandemia dejaron al descubierto los beneficios que implica comer en familia, conversar y llevar una dieta mediterránea.
Los tres factores incidieron de manera positiva en la salud de los adolescentes, según lograron medir los investigadores. Entre los aspectos que más influyeron destacan: compartir los alimentos, sentarse alrededor de una mesa sin aparatos digitales o tener una conversación agradable.
Mientras que otros estudios citados por la Universitat Oberta de Catalunya, la dinámica familiar induce a conversar y comer de manera más lenta, lo que ayuda a los más adolescentes a asimilar mejor el proceso de comer que incluye reconocer la sensación de saciedad en las comidas y esto a su vez evita la obesidad.
¿En qué consistió el estudio?
Se trata de un estudio desarrollado por científicos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), que revelan los aspectos positivos de las comidas en familia.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores entrevistaron a familias en Cataluña con adolescentes de entre doce y dieciséis años, que incluido un análisis de aspectos más allá de la dieta mediterránea.
Entre otros aspectos, revisaron cómo la manera en que se consumen los alimentos repercute también en la salud y la socialización en las comidas.
La investigación puso especial atención en el lugar donde se hacían las comidas familiares, la frecuencia, duración, el uso de aparatos digitales, la preparación de los alimentos y el tipo de comunicación que se generaba en las mismas.
La investigadora del estudio Anna Bach-Faig, del grupo de investigación Foodlab y profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud, explica que “para llevar una dieta saludable, no solo influye lo que comemos sino también cómo lo comemos”.
“La dieta mediterránea es mucho más que una lista de alimentos. Es un modelo cultural que incluye cómo se seleccionan, se producen, se procesan y se consumen esos alimentos.”, agrega.
Los datos arrojado por las investigaciones revelaron que las comidas familiares se daban en la cena y se convertía en un espacio comunicarse y socializar.
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