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Auditoría muestra poca supervisión a los asilos de ancianos en Nueva York

En un reporte la Contraloría estatal reseña fallas muy graves a los servicios a esta población vulnerable

Denuncian que el Departamento de Salud del Estado de Nueva York (DOH) tiene grandes limitaciones para supervisar e inspeccionar los centros de atención para adultos.

Denuncian que el Departamento de Salud del Estado de Nueva York (DOH) tiene grandes limitaciones para supervisar e inspeccionar los centros de atención para adultos. Crédito: Edwin Martínez | Impremedia

Una auditoría publicada recientemente por el contralor estatal, Tom DiNapoli pone en un foco aún más preocupante, lo que ya se sabe: El Departamento de Salud del Estado de Nueva York (DOH) tiene grandes limitaciones para supervisar e inspeccionar los centros de atención para adultos.

Una nueva auditoría ofrece detalles de lo que ha pasado en una muestra de 30 de estos centros de atención en la Gran Manzana, Long Island y el oeste de Nueva York, entre enero de 2018 y octubre 2024. Y la conclusión es que en el 70% de estas locaciones, hay notables retrasos de supervisiones oficiales. En algunos casos hasta de cinco años.

En realidad, la autoridad estatal ha investigado solo unos pocos centros, considerando que en todo el estado hay 1,400 asilos de ancianos registrados con una población aproximada de 160,000 residentes.

“Las inspecciones regulares de estos centros, y la corrección de problemas, garantizan que los residentes no se encuentren en condiciones inseguras o insalubres. Si el Departamento de Salud estatal no realiza un seguimiento para asegurar la corrección de las infracciones, los residentes vulnerables podrían quedar en riesgo”, señaló DiNapoli.

El amplio informe especifica que ante los llamados de la oficina del contralor, a cumplir con los procesos legales de inspección, el DOH pone sobre la mesa la crónica escasez de personal para atender a estas instalaciones. Una tendencia que se agravó después de la crisis pandémica de COVID-19.

En teoría una ley vigente desde el 1 de abril de 2022, cada hogar de ancianos debe mantener como mínimo el promedio diario de un auxiliar de enfermería certificado o auxiliar de enfermería y una enfermera práctica con licencia o registrada que ofrezca 3,5 horas dedicadas a cada residente. En la práctica, esta normativa está lejos de cumplirse.

En contraparte, las autoridades de salud estatal aseguran que están invirtiendo recursos para profesionalizar mucho más a los supervisores, luego de los dramáticos impactos de la pandemia en este sector.

De terror

La auditoría detectó diversos problemas, que apuntan a toda una infraestructura de riesgos para esta población vulnerable. Por ejemplo, en algunos asilos se detectaron escaleras deterioradas.

De igual forma, se cita en el reporte estatal, que hay lavaplatos eléctricos que no alcanzaban temperaturas seguras, refrigeradores que no enfriaban lo suficiente, falta de equipos y la ausencia de planificación de simulacros, para atender nada menos que un incendio. 

Los problemas de salud y seguridad en los asilos pueden incluir personal insuficiente, timbres de llamada que no funcionan, presencia de moho, ratones o chinches.

También se encontró, en la revisión de la contraloría, la presencia de medicamentos caducados cuatro años, después de una citación previa. 

Hay otros aspectos que son mucho más graves: en muchos casos el personal sigue sin estar certificado en primeros auxilios básicos.

También se describe cómo en una inspección de la contraloría en la oficina de un administrador, se encontró una botella de vodka media vacía y parafernalia de marihuana, en espacios en donde naturalmente está prohibido el uso de este tipo de sustancias.

En otro centro de atención para adultos, que no había recibido una inspección completa en casi dos años, los auditores detectaron problemas que representaban riesgos extremos para la seguridad de los residentes. Se notificó a los funcionarios del Departamento de Salud del Estado de Nueva York (DOH), quienes inmediatamente realizaron una revisión completa del centro, que resultó en un total de 54 infracciones y 12 hallazgos.

El reporte no revela la ubicación y el nombre de los asilos.

Ante estos datos, la presidenta de la organización ‘Voces de los Ancianos’ de Nueva York, Vivian Rivera, interpreta que nuevamente el gobierno estatal está fallando en proteger a los residentes más vulnerables en centros de atención a adultos.

“Inspecciones omitidas, violaciones ignoradas e investigaciones retrasadas, no son errores burocráticos, son amenazas a la vida humana”, aseveró.

Organizaciones como ‘Voces de los Ancianos’ interpretan que no se trata de problemas burocráticos, sino de amenazas a la vida humana. (Foto: Cortesía Gerardo Romo – NY City Council Office)

“No se atienden las quejas”

El DOH recibió 7,440 quejas en el periodo de tiempo de esta auditoría y completó 6,498 investigaciones de quejas entre 2018 y 2023, pero los auditores de la contraloría descubrieron que no se investigó a fondo algunas quejas, ni se documentó adecuadamente sus investigaciones. 

En una muestra de 130 quejas, el 18% de las denuncias no contaba con evidencia de haber sido investigadas. Esto incluye tres quejas con 25 denuncias que no contaban con evidencia de investigación alguna. 

Estas quejas incluían denuncias de mala atención, como residentes confinados en sus habitaciones y esperando en los pasillos durante largos periodos para recibir asistencia, falta de supervisión de los residentes e instalaciones sucias o con problemas de mantenimiento.

El otro ángulo del reporte, compartido por la contraloría estatal, da cuenta que la agencia de salud “no documentó, si los centros corrigieron las infracciones identificadas, en inspecciones previas”. 

Se especifica que de las 89 infracciones revisadas en 30 informes de inspección, los auditores no encontraron evidencia de que el DOH hubiera tomado medidas correctivas. 

En 18 de los 20 centros visitados, los problemas citados en informes de inspección anteriores, no se solucionaron. 

“En algunos casos, el Departamento de Salud registró incorrectamente inspecciones parciales como completas, lo que provocó más retrasos en la supervisión. Sin un seguimiento adecuado, las infracciones pueden persistir durante años y los centros podrían no ser responsables, poniendo en riesgo la seguridad del paciente”, establece textualmente la auditoría en sus conclusiones.

Podría ser peor

Para quienes están familiarizados con este tipo de servicios, como Virginia Burgos, consejera del sistema de ‘senior center’, hay señales claras que en el futuro estos centros podrían caer en crisis mucho mayores.

“Recordemos que vivimos en un momento de recortes federales, hay compañías que administran estos establecimientos y no reciben el mismo presupuesto. Estamos observando que lastimosamente eso implica de forma inmediata recorte de personal. Por definición, ya venimos observando que la realidad salarial no permite retener a este personal. Pero ahora todo luce más complicado”, refirió.

Burgos observa que hay centros que todavía están funcionando muy bien, pero quienes siguen el tema de la “salud” de este tipo de establecimientos, saben que en el futuro se esperan más puntos de quiebre por el tema presupuestario.

“Observamos por ejemplo que en la población de algunos asilos, siempre hay internos que no tienen familia, que están totalmente solos. Al personal, no contar con ayuda, se le triplica el trabajo. Hay trabajadores sociales en algunos casos trabajando simultáneamente en tres centros, cuando lo normal es que esté asignado uno por centro. Son apenas grietas que empezamos a ver. Y que todo indica se van a pronunciar más”, agregó.

Por su parte, la peruana Patricia Guerrero quien tiene interno a su padre de 90 años con un cuadro de demencia en un hogar para ancianos en Queens, comparte que si no fuese por la “supervisión de las familias” todo fuese una película de terror.

Patricia cuenta que por cuestiones laborales y tomando en cuenta que él padece una condición de salud mental en la cual no reconoce a nadie, decidieron al principio visitarlo dos veces por semana, pero la realidad del centro impone otras estrategias.

“Nos estamos turnando para irlo a ver un ratito, casi que todos los días. Hemos visto cosas aterrantes en el centro. Problemas de mantenimiento, con la comida. No se puede confiar en que está en un buen lugar. El personal hace lo que puede. Pero pocas personas, deben atender a mucha gente. Los familiares debemos ayudar y vigilar”, indicó la comerciante.

Alarmas de varios años

A principios del año pasado la organización ARRP (Asociación estadounidense de personas retiradas), hizo un llamado urgente a las autoridades estatales para se destinarán más recursos y se impulsen planes de supervisión de los ancianatos estatales.

Portavoces de ARRP indicaron que en 2023 casi el 80% de los hogares de adultos mayores y otros centros de cuidados de la ciudad de Nueva York, no recibieron ninguna visita del programa estatal de supervisión, requerido por el Gobierno federal.

Además se precisó que en condados más poblados del estado, como Nassau, Putnam, Rockland y Westchester, las visitas de supervisión semanales no aumentaron, mientras que en la Gran Manzana, unos 300 hogares de ancianos, no solo no se vieron mejoras de inspección sino que más del 98% no recibieron una visita semanal. 

Tan solo el 3% del total de instalaciones alrededor del estado, aumentó sus visitas semanales.

El reporte de AARP New York refleja que el 78.6% de los casi 300 hogares de ancianos, centros de vida asistida y centros de cuidados para adultos de la Gran Manzana, no fueron visitados por un defensor durante un período de tres meses en el 2022 (del 1 de abril al 30 de junio).

En todo el estado, más de la mitad de los centros (52%) no recibieron ninguna visita.

Gobierno estatal: “Estamos mejorando”

Ante estos hallazgos, el Departamento de Salud del Estado de Nueva York aseguró a El Diario en un comunicado, que esa agencia ha logrado “avances sustanciales al volver a los plazos de vigilancia normales que se retrasaron debido a la pandemia”.

Durante la emergencia sanitaria, los centros de atención para adultos fueron objeto de investigaciones exhaustivas y específicas de control de infecciones y quejas, y en algunos casos, fueron objeto de medidas de cumplimiento.

“Para optimizar los recursos implementamos un sistema para supervisar el cumplimiento de los plazos de vigilancia y se desarrolló un sistema para fortalecer la comunicación entre los diferentes programas”, dijo un portavoz de la gobernadora Kathy Hochul.

Otras actualizaciones del programa de vigilancia, que describen las autoridades estatales incluyen: la finalización obligatoria de la Prueba Mínima de Calidad del Inspector federal, mentorías para que los inspectores aprendan más de investigaciones disciplinarias y entiendan mejor las denuncias contra centros de atención para adultos.

Además, se lanzó una academia de liderazgo para invertir en gerentes de vigilancia de nivel medio, con el fin de mejorar su capacidad para compartir las mejores prácticas, aprovechar la tecnología para generar eficiencia y entender mejor los datos para impulsar mejoras en los servicios.

Datos:

  • 70% de las 30 instalaciones auditadas por la contraloría estatal el Departamento de Salud no había culminado sus inspecciones en en plazo requerido de 12 a 18 meses.
  • 3 de las cuatro oficinas regionales de supervisión del estado (NYC, Long Island y el oeste de Nueva York) tenían atrasos en las inspecciones, mientras que el centro de Nueva York no tenía atrasos.

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