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NYC estudia cómo ayudar a los vendedores ambulantes de comida a electrificar sus puestos con energía limpia

Los ruidosos y anticuados generadores de energía que son usados por estos comerciantes, son uno de los elementos más contaminantes en la Gran Manzana

Un plan piloto trata de determinar las necesidades energéticas de estos comerciantes para crear un plan que permita dar paso a la sustitución de estos equipos altamente contaminantes.

Un plan piloto trata de determinar las necesidades energéticas de estos comerciantes para crear un plan que permita dar paso a la sustitución de estos equipos altamente contaminantes. Crédito: Fernando Martínez | Impremedia

Aunque quizás pase desapercibido para muchos, gran parte de los vendedores ambulantes que ofrecen productos alimenticios en las calles de la Gran Manzana, tiene en su puesto generadores de gasolina o diesel, con motores de combustión interna, que suman a cada segundo un gran factor contaminante a la ciudad. Ante esta certeza, la Ciudad de Nueva York tiene un camino trazado para poner freno a este tipo específico de emisiones contaminantes que comprometen el futuro de una megaurbe, rodeada de agua y amenazada por las inundaciones, producto del calentamiento global. 

Se necesita energía para operar de forma independiente neveras, alimentar planchas eléctricas, freidoras, hornos e incluso encender ventiladores en tiempos de calor infernal. Todo eso pasa por la activación de cientos de ‘mini plantas’ de energía que liberan monóxido de carbono, hidrocarburos y otros óxidos. 

Por ello, la iniciativa “NYC Clean Powered Carts” de la Oficina de Justicia Climática y Ambiental de la Alcaldía (MOCEJ), empezó un plan piloto para ofrecer a futuro soluciones a estos microempresarios, que forman parte de la vida neoyorquina.

La meta es electrificar estos puestos, con nueva tecnología y sustituir en el futuro a estos ruidosos y contaminantes generadores por energía limpia, un camino que no es fácil y tampoco de bajo costo.

“Para nosotros, este proyecto no se trata solo de electrificar los carritos que vemos en parques y calles. Se trata de dar respuesta a comunidades, especialmente latinas, que se han visto afectadas por la contaminación que estos generadores generan a diario”, indicó Jessica Cruz, subdirectora de Espacios Públicos de la Oficina de Justicia Climática y Ambiental de la Alcaldía.

Algunas estimaciones comparativas apuntan a que cada año, un vendedor ambulante promedio quema 1,750 litros de gasolina, emitiendo el equivalente a 4 toneladas de CO₂ y la misma cantidad de smog que 180 autos viajando de costa a costa del país. 

En esta primera fase, se escucha a los vendedores. A los voluntarios se les asigna un medidor, para tener un “mapa” de las necesidades energéticas de este sector, en el cual cada puesto tiene diferentes tipos de consumo. 

En este momento la Ciudad se encuentra realizando evaluaciones energéticas, utilizando medidores que registran la cantidad de energía que consumen los generadores durante un turno. 

Estos datos están ayudando a determinar los tipos de batería, que se ajuste a sus necesidades, también contribuye a comprender el tipo de infraestructura necesaria para cargar los nuevos generadores eléctricos y cuántos se requieren para cubrir todo el turno.

A futuro estos equipos portátiles de combustión serían sustituidos por baterías de alta tecnología, con asesoría municipal (Foto: Fernando Martínez)

“Nos tragamos ese vapor”

Este proyecto piloto está ayudando a determinar si el suministro de electricidad a los carritos de comida puede contribuir al objetivo del gobierno municipal de lograr que el aire sea el más limpio de cualquier gran ciudad de Estados Unidos.

Aunque hay regulaciones ambientales estrictas para vehículos automotores, los equipos portátiles de combustión no tiene ningún control. Muchas de estas máquinas que están dispersas en las calles de la Gran Manzana, fueron fabricadas antes de que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) endureciera los estándares. Así que se estima están muy lejos de cumplir con las normas actuales.

Como destaca MOCEJ en un comunicado, “los vendedores están gastando dinero en el combustible y el mantenimiento de estos generadores. Además de ser más limpias, las baterías también podrían ser más rentables a largo plazo, especialmente si desarrollamos un sistema que permita compartir los gabinetes de baterías, en lugar de que los vendedores compren y carguen unidades individuales”.

El objetivo de la agencia municipal es dejar de usar generadores que dependen de combustible, reducir los costos para los vendedores y mejorar la calidad del aire proporcionando soluciones de baterías portátiles, confiables y específicas para cada vendedor.

Actualmente, se están centrando en baterías para carritos más pequeños, ya que las más grandes son más difíciles de encontrar cargar y demasiado pesadas para que los vendedores las transporten. Cada vendedor tiene necesidades diferentes, por lo que no existe una solución universal.

Los próximos pasos planteados es la obtención de financiación, la adaptación de la tecnología de los armarios de baterías para satisfacer las necesidades específicas de los vendedores ambulantes y el lanzamiento de un programa piloto que sirva como modelo para una venta ambulante más limpia y sostenible en la ciudad de Nueva York.

Según una encuesta municipal, casi el 60% de los carritos de comida utilizan generadores, uno de estos puestos lo tiene la ecuatoriana “Claudia”, quien vende platillos de su país en la Avenida Roosevelt de Queens, uno de los ejes principales de toda la ciudad, en donde se concentra el mayor número de carritos ambulantes. La inmigrante asegura que estos generadores son un “mal necesario” y estaría abierta a probar otras alternativas.

“Una de las razones por las cuales dueños de restaurantes nos atacan, que de por si nos tienen una guerra, es porque los generadores causan mucho ruido. Pero quienes debemos estar cerca de ellos, por ocho y hasta diez horas, no solo sufrimos el ruido, sino que respiramos ese vapor malo que esas máquinas botan”, explicó.

Claudia cuenta que además los equipos viejos no son seguros y si fallan se pierde el día, porque no hay forma de seguir trabajando. Y si hay que sustituirlo o repararlo es una inversión casi siempre cuantiosa. El costo de un generador nuevo ronda, entre los $1,100 y $1,500. Las reparaciones que no son poco frecuentes, también implican un gasto cada año.

Estos equipos generalmente son diseñados para uso a corto plazo o de emergencia, no para estar encendidos por jornadas laborales completas de 12 horas.

60% de los carritos de comida requieren de estos generadores. (Foto: Fernando Martínez)

“Un factor contaminante más”

Algunos dueños de establecimientos comerciales de Corona, en Queens, consideran que no se trata solo de contaminación sónica, sino que casi siempre restos del combustible en las aceras y en las orillas de las calles, terminan causando lo que un propietario de un restaurante colombiano, (quien prefirió reservar su identidad), calificó como un “elemento más a la decadencia” de ese vecindario.

“Entendemos que todos tienen derecho a sobrevivir honestamente. Pero a la basura, al ruido, a la obstrucción de la entrada de nuestros negocios, se suma que a veces en frente de nuestros establecimientos tenemos que ver pozos de gasoil. Sin contar a las personas con bombonas de propano. Es como una bomba que no sé cómo no ha explotado”, dijo el comerciante.

Doble riesgo

Estos emprendedores comerciales no solo deben absorber un vapor contaminante por horas, sino deben esperar por décadas una licencia u alquilar un permiso en el mercado clandestino, por hasta 25,000 dólares.

La opción de la mayoría es asumir el riesgo de instalar sus puestos, enfrentándose a multas recurrentes de 1,000 dólares y además el riesgo de que su mercancía sea decomisada.

En enero de 2021, el Concejo Municipal de la Ciudad de Nueva York aprobó la Ley Local 18 dando paso a 4,450 nuevos permisos para vendedores ambulantes de comida, ahora llamadas ‘licencias de supervisión’, en el transcurso de los próximos 10 años. 

Sin embargo, luego de un año de que se aprobara esta legislación, como especifica el Proyecto de Vendedores Ambulantes en un comunicado, “solo se han recibido 14 nuevos permisos, incluso la aplicación de medidas contra los vendedores ha aumentado”.

Mayoría hispana

  • 23,000 vendedores ambulantes operan en la ciudad de Nueva York, de acuerdo con un balance del Proyecto de Vendedores Ambulantes.
  • 60% de los vendedores informales de la Gran Manzana son hispanos, seguidos por los comerciantes de Medio Oriente y el norte de África (22%) y los vendedores del este y sudeste de Asia (7%).
  • $71.2 millones es el promedio en impuestos locales, estatales y federales que pagan estos comerciantes.
  • 70% de los vendedores trabajan sin licencia, ni permiso de venta de comida.



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