Brote de legionelosis en Westchester deja 2 muertos y 37 casos
Esta situación reaviva la alerta tras el brote mortal que afectó Harlem semanas atrás

El brote de legionelosis en Westchester parece tener el mismo origen del brote registrado hace unas semanas en Harlem. Crédito: Shutterstock
El condado de Westchester atraviesa por un nuevo brote de legionelosis, una grave forma de neumonía causada por la bacteria Legionella.
De acuerdo a NBC New York, la comisionada de Salud del condado, Dra. Sherlita Amler, indicó que desde inicios del verano, se han registrado 37 personas enfermas y 2 muertes confirmadas. Las víctimas residían en White Plains y New Rochelle, aunque las autoridades no revelaron sus nombres ni edades.
La situación preocupa a los expertos debido a que el número de casos supera a los reportados en 2024. Según la funcionaria, las altas temperaturas de este verano, con numerosos días por encima de los 90°F (32.2°C) habrían favorecido la multiplicación y propagación de la bacteria en sistemas de agua y torres de enfriamiento.
Harlem, un antecedente cercano y mortal
Este nuevo brote surge apenas unas semanas después de la crisis sanitaria en Harlem, donde un foco de legionelosis iniciado a finales de julio dejó 7 personas muertas y más de 100 hospitalizadas. La investigación posterior determinó que la bacteria estaba presente en las torres de enfriamiento del Hospital de Harlem y de un edificio administrado por la ciudad. Además, se encontraron coincidencias en muestras tomadas en una obra de construcción cercana al laboratorio de salud pública de Nueva York.
Ese episodio encendió las alarmas sobre la fragilidad de la infraestructura y la necesidad de un mayor control en los sistemas de refrigeración urbana. Tras lo ocurrido, la ciudad analiza cambiar la normativa vigente, incluyendo la reducción del periodo de pruebas de detección de legionelosis en torres de enfriamiento de 90 a 30 días, así como incrementar las multas por incumplimiento.
Una amenaza vinculada al calor y al agua estancada
La Legionella es una bacteria que se desarrolla en aguas templadas y estancadas, como las que se acumulan en torres de enfriamiento, sistemas de aire acondicionado, jacuzzis, fuentes públicas, duchas y hasta en los aspersores de supermercados que mantienen frutas y verduras húmedas.
El contagio ocurre cuando una persona inhala gotas contaminadas en forma de vapor o neblina. Bajo ciertas condiciones, esas partículas pueden viajar hasta una milla de distancia, lo que explica por qué algunas personas se infectan incluso al pasar cerca de una fuente contaminada sin tener contacto directo con el agua.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), los síntomas de la legionelosis aparecen entre 2 y 14 días después de la exposición. Los más comunes son tos, fiebre alta, dolor de cabeza, dolores musculares y dificultad para respirar.
La Dra. Amler enfatizó que las personas mayores de 60 años o con enfermedades crónicas —como problemas pulmonares, diabetes o inmunodeficiencias— son quienes corren mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves. Por ello, recomendó acudir de inmediato al médico en caso de presentar señales respiratorias tras haber estado en zonas donde podría circular la bacteria.
Salud pública en alerta
Los recientes brotes en Harlem y ahora en Westchester ponen de relieve cómo la también llamada enfermedad del legionario se ha convertido en un reto creciente para la salud pública en Nueva York y otras ciudades estadounidenses. Con el cambio climático y las olas de calor cada vez más intensas, los especialistas advierten que la proliferación de esta bacteria podría volverse más frecuente en ambientes urbanos densamente poblados.
Además del impacto sanitario, la legionelosis genera un alto costo económico por hospitalizaciones prolongadas y tratamientos intensivos. La enfermedad, que puede derivar en neumonía severa, requiere antibióticos específicos y atención hospitalaria, lo que sobrecarga los sistemas de salud locales.
Es por ello que las autoridades sanitarias insisten en que la prevención es clave. El mantenimiento adecuado de torres de enfriamiento, la limpieza frecuente de sistemas de agua y la aplicación estricta de protocolos de desinfección resultan esenciales para evitar futuros brotes.
En Westchester, los equipos de salud trabajan junto con hospitales y laboratorios para rastrear las posibles fuentes de contaminación. Aunque todavía no se ha identificado el origen exacto, los especialistas esperan que las investigaciones permitan contener el brote y prevenir nuevos contagios.
Una alerta que no debe ignorarse
Los fallecimientos en Westchester, sumados a la tragedia vivida en Harlem hace pocas semanas, son una advertencia clara de que la legionelosis no es un problema aislado. Por el contrario, se perfila como una amenaza recurrente que exige vigilancia permanente, inversión en infraestructura y conciencia ciudadana.
Mientras tanto, los neoyorquinos siguen atentos a las recomendaciones médicas, recordando que un simple vapor de agua contaminada puede transformarse en un riesgo letal si no se toman las precauciones necesarias.
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