Crisis de falta de centavos en EE. UU.: ¿Cómo afecta a comerciantes y bancos?
Una Propuesta legislativa busca soluciones para el manejo de transacciones en efectivo sin centavos
La Casa de la Moneda gastó 3.7 centavos para producir un centavo en 2024. Crédito: Shutterstock
La abrupta decisión del presidente Donald Trump de suspender la acuñación de centavos en EE. UU. ha desatado una crisis entre los consumidores, ya que bancos y minoristas enfrentan escasez de monedas y esto ha obligado a los comerciantes a redondear precios y a racionar monedas porque ya no pueden dar el cambio exacto y los bancos no pueden pedir nuevos centavos, justo antes de la temporada navideña, que arroja las ventas más altas de todo el año.
Una cadena de tiendas de conveniencia, Sheetz, estaba tan desesperada por conseguir monedas de un centavo que lanzó una breve promoción en la que ofrece una soda gratis a los clientes que llevaran 100 centavos. Otro minorista afirma que la escasez de monedas de un centavo le costará millones este año, debido a la necesidad de redondear a la baja sus precios para evitar demandas.
“Es una cantidad considerable de dinero”, dijo Dylan Jeon, director senior de relaciones gubernamentales de la Federación Nacional de Minoristas a The Associated Press.
El problema de la escasez de centavos comenzó a finales del verano y empeora a medida que se acerca la temporada navideña. Si bien ni bancos ni comerciantes han pedido al gobierno que sigan acuñando las monedas de un centavo, grandes cantidades de estas monedas se utilizan para dar cambio tras una compra.
Pero la decisión repentina de eliminar el centavo para ahorrar en la acuñación de monedas, no consideró alguna alternativa para mitigar el problema por parte del gobierno federal y ahora, muchos comercios suplican a sus compradores que paguen los importes exactos.
“Hemos estado abogando por la abolición del centavo durante 30 años. Pero este no es el camino que queríamos”, explicó Jeff Lenard, de la Asociación Nacional de Tiendas de Conveniencia.
Una medida monetaria mal aplicada por el gobierno
El 9 de febrero, unos pocos días después de volver a la presidencia, Donald Trump anunció que se dejarían de acuñar los centavos, alegando los altos costos que implicaba y el poco valor que aparentemente representaban para la economía.
Tanto el centavo como el níquel son las monedas más caras de producir que su valor nominativo durante años, a pesar de los esfuerzos de la Casa de la Moneda de EE. UU. por reducir costos. Según su informe anual más reciente, la Casa de la Moneda gastó 3.7 centavos para producir un centavo en 2024 y 13.8 centavos para producir un níquel.
“Eliminemos el despilfarro del presupuesto de nuestra gran nación, aunque sea centavo a centavo”, escribió Trump en Truth Social para justificar su decisión.
Para el mes de mayo, el Departamento del Tesoro anunció que realizaría su último pedido de discos de cobre-zinc, las planchas metálicas que se utilizan para acuñar monedas. En junio se acuñaron los últimos centavos y, en agosto, se distribuyeron a bancos y empresas de transporte de valores.
Troy Richards, presidente de Guaranty Bank & Trust Co. De Louisiana, dijo que desde agosto ha tenido que hacer malabares para conseguir suficientes centavos para dar a sus clientes:
“Recibimos un correo electrónico de la Reserva Federal anunciando que se reducirían los envíos de monedas de un centavo. No sabíamos que esos envíos ya habían terminado para nosotros”, dijo. Incluso reconoció que los $1,800 dólares en monedas de un centavo que tenía el banco se agotaron en dos semanas y actualmente sus sucursales conservan pequeñas cantidades de monedas de un centavo para los clientes que necesitan cobrar cheques, pero nada más.
La Casa de la Moneda de EE. UU. emitió $3,230 millones de centavos en 2024, el último año completo de producción, más del doble que la segunda moneda más acuñada del país: el cuarto de dólar. Sin embargo, el problema con los centavos es que se emiten, se dan como cambio y los estadounidenses los guardan en frascos para ‘ahorrar’ o los usan como decoración. Esto obliga a la Casa de la Moneda a producir cantidades significativas de centavos cada año.
El costo del dinero para el gobierno
Según el Departamento del Tesoro, se espera que el gobierno ahorre $56 millones de dólares solo por no acuñar más centavos. Aunque la Casa de la Moneda es rentable para el gobierno estadounidense gracias a la producción de otras monedas de circulación, así como de monedas de prueba y juegos conmemorativos que resultan atractivos para los coleccionistas numismáticos.
En 2024, la Casa de la Moneda obtuvo $182 millones de dólares en señoreaje, lo que equivale a sus ganancias.
Adicionalmente, un problema logístico también impide que circulen: La distribución de monedas está a cargo del Sistema de la Reserva Federal (Fed). Varias empresas, principalmente de transporte de valores, operan terminales de monedas donde los bancos pueden depositar y retirar monedas, pero aproximadamente un tercio de estas 170 terminales están actualmente cerradas tanto para depósitos como para retiros de monedas de un centavo.
Los grupos de presión bancarios afirman que el cierre de estos terminales para depósitos de monedas de un centavo está agravando la escasez de monedas.
“Como resultado de la decisión del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de poner fin a la producción del centavo, los lugares de distribución de monedas que aceptan depósitos de centavos y procesan pedidos variarán con el tiempo a medida que se agoten las existencias (de centavos)”, dijo una portavoz de la Fed.
Un proyecto de ley que se encuentra actualmente en trámite en el Congreso, conocido como Ley de Centavos Comunes, propone que las transacciones en efectivo se redondeen al níquel más cercano, ya sea hacia arriba o hacia abajo. Si bien la propuesta resulta atractiva para las empresas, el redondeo al alza podría resultar costoso para los consumidores.
Estados Unidos no es el primer país en abandonar las monedas de baja denominación ni en descontinuar las monedas obsoletas. Pero en todos estos casos, los gobiernos redujeron gradualmente el uso de sus monedas obsoletas a lo largo de un período que, a menudo, por años.
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