BUDPR anticipa mayor movilización en Puerto Rico en protesta contra aumento de fuerzas militares de EE.UU. en el territorio
La entidad, junto a otras ocho, envió una carta al Departamento de Defensa para pedir el retiro de militares en plena tensión entre EE.UU. y Venezuela
Un hombre viaja en teleférico hacia el barrio de San Agustín en Caracas, Venezuela. Crédito: Matias Delacroix | AP
NUEVA YORK – Luis Ponce Ruiz, cofundador de Boricuas Unidos en la Diáspora (BUDPR), indicó que decidieron enviar junto a otras ocho organizaciones una carta al secretario de Defensa, Peter Hegseth, en contra del incremento en la presencia militar en Puerto Rico para demostrar la creciente oposición al despliegue y al uso de la isla como punto estratégico en el conflicto con Venezuela.
“Ciertamente, no hay una movilización masiva como la que vimos en Vieques a finales del siglo 20, porque eso llevó toda una organización grande de base en Puerto Rico que yo creo que ahora está incipiente, y por eso, precisamente, fue que enviamos la carta, para demostrar que cualquier tipo de iniciativa más grande va a contar con una incipiente coalición de nueve organizaciones”, declaró en entrevista con El Diario.
“Nosotros entendemos que todavía hay que seguir denunciando lo que creemos que es incorrecto. Realmente, sabemos que la mayoría del pueblo de Puerto Rico va a estar a favor de que tengamos nuevamente paz en la isla”, añadió Ponce Ruiz.
El activista argumentó que, si bien la misiva se suma a otras ya enviadas por congresistas como Nydia Velázquez, “el esfuerzo de los oficiales electos debe venir acompañado del esfuerzo de la sociedad civil y de grupos de presión”.
El portavoz de BUDPR planteó que, ante el empeoramiento de la crisis y el aumento en las acciones militares de EE.UU. contra el país sudamericano, el llamado resulta más pertinente.
“Tenemos nuestras personas en Washington D.C. y sabemos que esta crisis está en su punto de seguir incrementando. La carta justo salió en diciembre 15, para la fecha en la que se abordó una de los primeros busques petroleros, que es, básicamente, como otros países han dicho, piratería internacional”, especificó.
Aparte de la interceptación de embarcaciones petroleras en aguas internacionales cerca de Venezuela, los ataques mortales a supuestas narcolanchas superan los 20. Adicional, en lo que sería el primer ataque en tierra, Trump indicó la semana pasada que EE.UU. neutralizó una instalación vinculada a Venezuela que se encontraba en un muelle desde donde presuntamente se estaba pasando droga a embarcaciones.
“Ustedes resaltan en la carta que la mayoría de los boricuas no están de acuerdo o resienten este aumento en el despliegue militar en Puerto Rico. Pero uno mira las noticias, lee las redes sociales, y uno ve que está bastante dividido el debate. O sea, que hay una parte de la población que también defiende, respalda la presencia militar…O sea, ¿se puede hablar realmente de una oposición masiva en Puerto Rico a este despliegue y cómo esto pudiera complicar el reclamo que ustedes están haciendo al secretario y al Departamento de Defensa?”, indagó El Diario.
“Yo creo que siempre ha habido voces que se oponen a cualquier intento de Puerto Rico tener control, de levantarse. Son las mismas fuerzas de siempre que nos han mantenido 127 años de coloniaje continuo, incluyendo las fuerzas estadistas. Yo creo que lo que se ve en redes sociales es el síntoma de nuestra época. Uno no puede medir la verdadera situación de un país solo viendo redes sociales…Hay fincas de ‘bots’ (software que ejecuta tareas de manera automatizada) que han tomado la iniciativa de diseminar mensajes falsos que, quizás sí, hay un grupo de personas que siempre lo va a ver. Durante Vieques había gente que se oponía a que la Marina se fuera, e hicieron su bullicio, pero yo creo que, a la hora de la verdad, definitivamente, la gran mayoría de las personas han vivido esas experiencias nocivas de la presencia militar en Puerto Rico y no quieren revivirlo”, respondió.
El líder de la diáspora sostuvo que el interés de EE.UU. en Puerto Rico no es su gente, sino la posición geográfica y geopolítica de la isla para adelantar sus planes militares y económicos.
A preguntas de qué papel cree que jugaría Puerto Rico en caso de una guerra directa entre EE.UU. y Venezuela, anticipó: “Yo creo que sí se desata un conflicto caliente en esa zona, vamos a ver un incremento militar, quién sabe y en algunos sectores se puedan restringir ciertas áreas, quién sabe si hasta ciertos derechos”.
El también abogado añadió que el hecho de que Venezuela tenga como aliados a países como Rusia, Irán y China pone en una posición más riesgosa a cualquier demarcación que sea vista como rival del país sudamericano en un conflicto bélico a gran escala.
“Venezuela ha sido muy hábil en tener unas alianzas con grandes potencias militares. Vemos que uno de estos buques que se secuestró es de bandera china. China tiene unos grandes intereses en Venezuela como lo tiene Rusia. Estaba leyendo que un buque ruso también llegó a las costas de Venezuela sin ningún problema, o sea que ese bloqueo naval obviamente tiene muchos agujeros. Eso puede representar un peligro diferente a cómo EE.UU. interviene en Latinoamérica. Venezuela es aliado de China, Rusia e Irán, y está armado con armamento sofisticado de esos países. Uno de los principales comentarios que dijo la gobernadora fue que Maduro no nos va a invadir a Puerto Rico con yola; bueno, no, no van a ser yolas, van a ser drones ‘Shahed’ hechos en Irán”, advirtió.
“O sea, ¿que Puerto Rico estaría en riesgo de un ataque?”, cuestionó este periódico.
“Bueno, es una posibilidad. Yo no soy estratega militar, así que no me voy a poner aquí a discutir estrategia militar, pero (el riesgo) siempre lo ha habido. Yo me acuerdo que, durante los años de la guerra contra el terrorismo, mucha gente en Puerto Rico estaba nerviosa. Ese era uno de los argumentos que utilizábamos los independentistas que, como somos una posición militar norteamericana, somos foco de un posible ataque terrorista. Yo estoy segura de que se recordarán que hasta la gobernadora Sila María Calderón dijo unas palabras sobre eso y fue punto de burla, pero es cierto. La presencia militar en EE.UU. es obvio que está en Puerto Rico; es una base militar norteamericana y si van a atacar a otros países, ¿por qué otros países no nos van a atacar? Así que hay que tener mucho cuidado con eso”, puntualizó.
Varios líderes políticos en Puerto Rico, como la gobernadora Jenniffer González, del Partido Nuevo Progresista (PNP), y el comisionado residente Pablo José Hernández, del Partido Popular Democrático (PPD), han sido enfáticos en que no están en contra del aumento en el envío de militares a Puerto Rico y de las prácticas, siempre y cuando los recursos no lleguen hasta Vieques y Culebra.
En ambas islas municipios, la Marina de Guerra operó por décadas, lo que dejó como resultado tierras contaminadas y un incremento en la incidencia de enfermedades como cáncer, particularmente en Vieques.
En el caso de la también llamada “Isla Nena”, protestas multitudinarias se tradujeron en la salida obligada de los militares en el 2003.
Para el entrevistado, la oposición a medias de los referidos líderes son reflejo de las contradicciones coloniales y demuestran la “hipocresía” de su discurso.
“Están metidos en camisas de once varas. Cómo puedes defender toda tu vida la estadidad y defender la defensa común con el Estado Libre Asociado (ELA) y tener que dividir las cosas para poder mantener tu argumento a flote. La postura coherente debería ser ‘fuera la Marina de Puerto Rico’, ‘fuera el Ejército de EE.UU.’, porque, primero, los puertorriqueños no tienen ningún poder para decidir qué se puede hacer con las fuerzas armadas de EE.UU. Somos una colonia; no tenemos representación que vote”, consideró.
“Ellos saben que Vieques y Culebra son puntos muy sensibles en la memoria de Puerto Rico”, agregó.
Ponce Ruiz catalogó como un retroceso histórico el hecho de que las autoridades militares estadounidenses expandan su presencia en la isla luego de décadas de lucha para sacar la Marina de Vieques.
“El pueblo puertorriqueño ya decidió sacar a la Marina de Vieques, acabar con los ejercicios a bala viva y cualquier tipo de ejercicio a gran escala. Regresar a eso lo vemos como un retroceso muy grande y peligroso. Los que estamos en la diáspora sabemos lo que está pasando en EE.UU. con un gobierno federal abusando de todas las libertades civiles de los estadounidenses, y eso incluye a los puertorriqueños que seguimos siendo ciudadanos estadounidenses, obviamente, de segunda y tercera categoría. No tenemos ningún tipo de poder para parar este tipo de maniobras. Eso es lo que más preocupa. Es un retroceso histórico; es un retroceso que afianza el colonialismo, y creemos que hoy y siempre es importante denunciar y contraatacar el colonialismo”, recalcó.
Tras reconocer que, por ser un territorio o jurisdicción de EE.UU., es muy poco lo que Puerto Rico puede hacer para evitar ser utilizado como asentamiento militar, insistió en que es necesario resolver el dilema colonial a través de la independencia.
“La única manera en la que EE.UU. no pueda hacer lo que le da a la gana con Puerto Rico es con la independencia. Entonces, si uno está en contra de la presencia militar en Puerto Rico, de los efectos negativos, del incremento en el cáncer, que está demostrado, en Vieques, la contaminación ambiental, el efecto postraumático de escuchar bombas y explosiones constantemente…, la gente se cansa, y la avenida para eso es la independencia. En otros temas, si la gente está cansada de las redadas de ICE contra nuestros hermanos dominicanos, la solución a eso es la independencia. Obviamente, es una discusión que mucha gente no está dispuesta a tener…”, afirmó.
Por otro lado, el miembro de la diáspora cuestionó el supuesto desarrollo económico resultado de la operación de las bases militares de EE.UU. en Puerto Rico.
Un caso emblemático en este debate es el de la Base Naval Roosevelt Roads, que cerró en 2004 luego de la salida de los marines de Vieques, pero fue reabierta en medio del más reciente despliegue en la isla.
Roosevelt Roads es uno de los cinco enclaves donde están operando las fuerzas armadas estadounidenses en el territorio.
Al lugar, que inicialmente abrió en el 1943, se han desplazado decenas de aviones caza F-35. Adicional, se realizaron mejoras para nuevas pistas de roda, entre otros cambios.
Para funcionarios como el alcalde de ese pueblo, Samuel Rivera, tras el cierre, se reportó una debacle porque buena parte de la economía giraba en torno al espacio.
Rivera, del PNP, es uno de los que defiende la reapertura de la base bajo el argumento de que, mientras estuvo activa, impulsó la creación de empeos y de espacios comerciales que incentivaron la economía.
Los datos que maneja BUDPR y las demás entidades que enviaron la carta van en la dirección opuesta.
“¿Dónde está el desarrollo económico? Las bases estuvieron activas por más de 60 años. ¿Dónde estuvo el desarrollo económico de Vieques?, ¿dónde estuvo el desarrollo económico de Ceiba? El estudio que citamos del economista José Caraballo Cuello…señores, la actividad económica mejoró después de que se fueron las bases militares o por lo menos esa presencia militar”, destacó.
Al argumento de que Puerto Rico ha perdido la oportunidad de desarrollar esos espacios, señaló que han sido miembros de los dos partidos de mayoría los que no han hecho lo que corresponde.
“¿Quiénes han estado en el poder en los pasados 20 años?, ¿ha sido Juan Dalmau del Partido Independentista?, ¿ha sido Alexandra Lúgaro?, ¿ha sido el Movimiento Victoria Ciudadana?”, planteó.
En la misiva a Hegseth, los activistas cuestionaron que la operación de la Base Naval Roosevelt Roads en Ceiba no se tradujo en prosperidad económica para la región.
“En su testimonio ante el Congreso (“Desarrollo económico y estatus político de Puerto Rico”, junio de 2021), el economista José Caraballo Cueto destacó que las operaciones militares estadounidenses no fomentaron el desarrollo económico sostenible ni la inversión en infraestructura en las comunidades aledañas. Además, los datos del propio Departamento del Trabajo del territorio muestran que las tasas de desempleo disminuyeron en Vieques (en un 3.3%) y en Ceiba (en un 1.4%) una vez que se cerraron ambas bases militares”, expusieron.
Para Ponce Ruiz y sus aliados, el fin ulterior de la Administración Trump no es combatir el narcoterrorismo, sino derrocar al régimen del presidente de Venezuela, Nicolas Maduro, lo que se constata en las declaraciones del propio republicano y de sus más cercanos aliados.
“No hay que hacer una gran gimnasia mental. Donald Trump lo ha dicho claramente y otros políticos alineados con Donald Trump. Han dicho que va a ser una bonanza para las empresas petroleras de EE.UU. El comentario de Trump en su red, Truth Social, que dijo que la industria petrolera es gracias a las manos y al sudor norteamericano; creo que también lo replicó o lo puso de esa manera Stephen Miller, y que eso le pertenece a los EE.UU.; que Venezuela les robó eso. O sea, son patrañas… Eso lo viene diciendo gran parte de la población estadounidense que sabe que, tras la debacle de Iraq, en la que hicieron todo un teatro diciendo que había armas de destrucción masiva, nunca se encontraron esas armas. Lo que hicieron fue un saqueo total de Iraq y fue una guerra prolongadísima. Lo mismo está ocurriendo con Venezuela”, abundó.
En el documento firmado por BUDPR, Power4PuertoRico, VAMOS Puerto Rico, Plan B: Independencia, Madres Contra la Guerra, el Comité Internacional de DSA, Demand Progress, Popular Democracy Action y Just Foreign Policy, son tres las solicitudes principales.
La primera es detener de inmediato toda actividad militar en Puerto Rico y el uso del espacio marítimo, aéreo y terrestre para entrenamientos y maniobras en el Caribe.
El segundo pedido fue que se cancelen “todos los planes para aumentar la presencia militar en el territorio con el fin de evitar reabrir uno de los capítulos más conflictivos en las relaciones recientes entre EE.UU. y Puerto Rico”, esto en referencia a la ocupación de un 75% de los terrenos de Vieques por parte de las fuerzas militares.
Los grupos además exigieron que se ordene al Comando de Sistemas de Ingeniería de Instalaciones Navales (NAVFAC) y a cualquier otra agencia militar o civil que asuma su responsabilidad, conforme al Programa de Restauración Ambiental de Defensa (DERP), para completar la limpieza y restauración de todos los antiguos campos de tiro y enclaves militares en el territorio.
En el texto, que también fue enviado a líderes en el Congreso, se argumentó que “Puerto Rico está siendo arrastrado, sin debate público, transparencia ni consentimiento, a una peligrosa escalada de la actividad militar estadounidense”.
“Esta escalada está vinculada a los ataques estadounidenses contra al menos 22 embarcaciones y a la ejecución extrajudicial de al menos 87 civiles, lo que coloca a nuestra región en un camino peligroso que podría derivar rápidamente en una guerra interminable. Mientras tanto, los puertorriqueños han estado esperando que la Marina, desde el cierre del Campo de Entrenamiento Naval de Vieques en 2003 y la Base Naval de Roosevelt Roads en 2004, cumpla con su responsabilidad y sus compromisos de limpiar y restaurar completamente estos y todos los antiguos campos de tiro y emplazamientos militares en Puerto Rico”, contrastaron los suscribientes.
Subrayaron además que las operaciones que están directamente relacionadas con los “intentos ilegales de Estados Unidos de derrocar al gobierno de Venezuela y con las ejecuciones extrajudiciales perpetradas en el Caribe y el Pacífico bajo el falso pretexto de combatir el ‘narcoterrorismo’”.
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