Polémica sobre Kavanaugh podría afectar a republicanos en las urnas, según activistas

Arrestan a una veintena de activistas que protestaban afuera de oficinas de senadores republicanos contra la confirmación de Kavanaugh

Al menos un par de decenas de activistas fueron detenidos en el Senado.

Al menos un par de decenas de activistas fueron detenidos en el Senado. Crédito: BRENDAN SMIALOWSKI/AFP/Getty Images

WASHINGTON — El liderazgo republicano del Senado rechazó este jueves que el FBI investigue el presunto ataque sexual del juez Brett Kavanaugh, presuntamente ocurrido hace unas décadas, y exigió que su acusadora acuda a una audiencia el próximo lunes, pero la polémica en torno al nominado al Tribunal Supremo podría perjudicar a los republicanos en las urnas, afirmaron activistas.

El presidente del Comité Judicial del Senado, el republicano Chuck Grassley dio un ultimátum sobre la audiencia a la doctora Christine Blasey Ford, una investigadora psicóloga de California quien asegura que Kavanaugh intentó violarla cuando ambos eran estudiantes de secundaria en la década de 1980.

Grassley envió anoche una carta al equipo de abogados de Ford para que, a más tardar mañana por la mañana, ella responda a la invitación para dar testimonio bajo juramento sobre el presunto incidente ante el Comité el lunes próximo.

“Ustedes han dicho reiteradamente que la doctora Ford quiere contar su historia. Sinceramente espero que la doctora Ford aceptará mi invitación para que lo haga, en privado o en público, el lunes” próximo, dijo Grassley.

Al querer sentar condiciones para el encuentro, las abogadas Lisa Banks y Debra Katz han replicado que primero es necesario que el FBI reabra su revisión de antecedentes de Kavanaugh para examinar la acusación de Ford.

Posteriormente, Ford aparentemente cedió en su exigencia sobre el FBI y dejó abierta la posibilidad de acudir al Senado la próxima semana pero solo si existen condiciones “justas y que garanticen su seguridad”, explicó Katz.  Se desconoce si acudirá el lunes.

Grassley y otros miembros de su bancada no consideran necesario reabrir la investigación y más bien quieren agilizar el voto preliminar en el Comité, que estaba programado para hoy pero fue postergado luego de que Ford se identicó públicamente como la víctima el domingo pasado.

Los republicanos mantienen su objetivo de confirmar a Kavanaugh en el cargo a tiempo del inicio de la nueva sesión del Tribunal Supremo el mes próximo.

Aún en la época del movimiento “#MeToo”, el asunto ha polarizado más el ambiente político en el país, dividido entre quienes creen a Ford y a las víctimas de acoso sexual, y quienes sospechan que es una campaña de difamación de los demócratas contra Kavanaugh con fines políticos y electorales.

Kavanaugh ha negado categóricamente la acusación y también aceptó dar testimonio al respecto el lunes próximo. El presidente Donald Trump no cesa de elogiarlo como un “juez sobresaliente” y se ha quejado de que esta controversia está manchando su imagen y perludicando su vida familiar, sin dar beneficio de la duda a Ford.

Pero Trump ha mandado mensajes contradictorios sobre la evolución de esta controversia: por un lado, asegura que los senadores deben escuchar a Ford para luego determinar los siguientes pasos y,  por otro, insiste erróneamente en que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) no realiza este tipo de investigaciones.

En 1991, el FBI investigó, en cuestión de tres días, las acusaciones de acoso sexual que entonces hiciera Anita Hill contra el juez conservador Clarence Thomas, quien eventualmente fue confirmado por el Senado, aunque con un margen muy estrecho.

La acusación contra Kavanaugh y la aparente connivencia de senadores republicanos podría dar impulso a las mujeres en los comicios del próximo 6 de noviembre, como candidatas a cargos públicos y como votantes, tal como ocurrió en 1992 después de la confirmación de Thomas, según observadores.

En parte se debe al desencanto popular con los republicanos y la gestión de Trump, y la propia estela de acusaciones de acoso sexual que éste ha afrontado desde antes de lanzarse a la política.

“Las mujeres han demostrado que ya se están movilizando en formas sin precedente: se están organizando, salen a votar y se están postulando a cargos en números jamás vistos antes, y esperamos que esto continuará en los comicios legislativos”, dijo hoy a este dario Vanessa Cárdenas, activista del grupo “Emily´s List”.

“Las preocupaciones en torno al nombramiento de Kavanaugh nos demuestran, una vez más, por qué necesitamos a más mujeres en puestos de poder y en la mesa (de negociaciones políticas). La diferencia entre las audiencias de Kavanaugh y las de Thomas es que ahora el Comité Judicial tiene a cuatro mujeres que exigen rendición de cuentas a Trump y a Kavanaugh”, enfatizó.

Cárdenas se refería a las senadoras Dianne Feinstein, Kamala Harris, Mazie Hirono y Amy Klobuchar, todas demócratas.

María Cardona, una estratega demócrata, fustigó a los senadores republicanos, Lindsey Graham, Orrin Hatch y Grassley –todos blancos y de edad avanzada- por no entender la gravedad del asunto en parte por “su privilegio de ser hombres blancos”.

Siguen las protestas contra Kavanaugh

El proceso de confirmación de Kavanaugh ha estado marcado por caos y controversia desde que fue nombrado en julio pasado por Trump para reemplazar al juez Anthony Kennedy, quien se jubiló ese mes. Es el segundo nombramiento de Trump para el Tribunal Supremo, ahora bajo dominio de los conservadores.

Las audiencias de confirmación fueron interrumpidas por protestas y arrestos de decenas de activistas de grupos cívicos, ambientalistas y defensores de los derechos humanos y de las mujeres y las minorías.

El común denominador entre éstos es que Kavanaugh podría ayudar a revertir o debilitar los derechos reproductivos de las mujeres, y los derechos de otros grupos vulnerables.

Esta mañana, unos 23 activistas fueron arrestados frente a las oficinas de senadores republicanos clave para el voto de Kavanaugh, incluyendo las de Grassley, Susan Collins, Jeff Flake, y Bob Corker, mientras protestaban el eventual voto de confirmación del juez conservador.

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Algunos activistas, identificados con el grupo “Democracy Now”, portaban carteles con mensajes contra Kavanaugh, mientras otros gritaban “le creemos a las mujeres”, y “le creo a la doctora Christine Blasey Ford”.

Mientras, en las redes sociales ha crecido una campaña con la etiqueta “#IBelieveChristine”, de apoyo a Ford, quien aparentemente ha recibido amenazas de muerte y ha tenido que desplazarse con su familia a un sitio secreto.

Aunque varios grupos conservadores han salido a defender a Kavanaugh -“Judicial Crisis Network” gastará $1,5 millones en anuncios publicitarios-, son más los grupos que apoyan a Ford.

El grupo “Demand Justice”  prevé invertir $700,000 en anuncios por televisión y medios digitales, mientras que una profesora de leyes de Georgetown ya ha recabado $209, 897 a través de una campaña en la página “GoFundMe” para costear los gastos de seguridad de Ford, superando la meta de $100,000.

Activistas de grupos como “Alliance for Justice” y “Latinos por un Sistema Judicial Justo” exigen que el FBI realice una investigación y entrevisté a múltiples testigos.

Durante una rueda de prensa, las senadores demócratas, Hirono y Kirsten Gillibrand, afirmaron hoy que han recibido una carta con más de mil firmas en solidaridad con Ford. Gillibrand ha dicho que la audiencia del lunes próximo sería una “farsa”  sin una investigación previa del FBI y sin un interrogatorio a testigos.

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