La historia se repite: exmúsico de Juan Luis Guerra y Fernando Villalona de indigente en las calles de República Dominicana
El vicio de las drogas lo tiene acabado y clama por un techo
La historia se repite…de los grandes escenarios a deambular por las calles.
Poco después de que trascendiera el caso de Susy Pérez, la exbailarina dominico-puertorriqueña que vive en la miseria en las calles del Alto Manhattan, en Nueva York, debido a su adicción a las drogas, ahora el mundo conoce el caso del percusionista Manuel La Güira, en República Dominicana.
En el programa “Personajes con el Chico Sandy”, su moderador entrevistó al exmúsico dominicano.
El ahora indigente fue parte de La Selección de Catarey y de la Orquesta Sin Fronteras, así como con Juan Luis Guerra y Fernando Villalona “El Mayimbe”.
“Bueno, en ese tiempo, no se pagaba gran cosa, porque era un inicio de llevar merengue a una esfera donde se encuentra (ahora)”, inició el entrevistado sobre sus ganancias en sus buenos tiempos.
Dijo que su estabilidad comenzó a peligrar en el vicio de la droga.
“Lo que pasó en mi vida fue con el asunto de las drogas, yo no conocí eso, Yo la conocí en el ambiente en el que estaba. Eso me hizo mucho daño”.
“Yo caigo en la droga por el medio ambiente en el que me encuentro con los músicos. Tocábamos día tras día, y, aveces, me cansaba; y me decían, ‘para que tú no te canses, tú tienes que estimularte’”, recordó sobre lo que los colegas le expresaban.
“El que no estaba en eso, dizque no estaba bacano”, agregó.
Estando en Nueva York, el dominicano cayó en lo más hondo (“en la lona”), tuvo problemas con las autoridades y resultó preso por posesión de drogas. Ya cuando regresó a RD no halló oportunidades.
Sobre si le ha pedido ayuda a sus antiguos empleadores, como Guerra y Villalona, para salir de su adicción, dijo: “No, es muy difícil hablar con ese tipo de personas. Yo he intentado que por medio de alguien y le oré a alguien y mira como Dios te permitió llegar a mi vida”, dijo Manuel La Güira.
A sus cuatro hijos, Manuel La Güira no les dio el apoyo y, ahora, ellos no lo buscan. Eso es de lo que más se arrepiente.
El hombre ahora solo pide un techo para no tener que vivir en la calle.