¿Los alimentos procesados pueden causar problemas mentales en los adolescentes?
El alto consumo de comida chatarra y procesada en los jóvenes es preocupante. Relevantes estudios han comprobado que estos hábitos alimenticios no solo aumentan la epidemia de obesidad, afectan gravemente la salud emocional y mental
No es ninguna novedad hablar sobre los devastadores efectos que trae consigo un alto consumo de comida chatarra y alimentos procesados. Sin importar la edad son hábitos alimenticios que aumentan el riesgo de padecer todo tipo de enfermedades crónicas y son causa directa del aumento de peso. Recientemente se ha comprobado que los adolescentes que siguen una dieta rica en este tipo de alimentos, tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud mental como depresión y ansiedad, en comparación con aquellos que consumen dietas más saludables.
Lo cierto es que los jóvenes son una población mucho más propensa a seguir una mala alimentación. En principio es un hecho que el hábito de comer abundantes frutas y verduras, no es nada atractivo para los adolescentes. De hecho se cuenta con datos interesantes al respecto, según un informe liberado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC): menos del 10% de los estudiantes de secundaria en Estados Unidos consumen la cantidad diaria recomendada de frutas y verduras. La información proviene de una encuesta nacional realizada en aproximadamente 100,000 estudiantes de secundaria. Estos hallazgos marcan una desalentadora brecha entre la forma en que las personas deberían comer, y el tipo de alimentos que consumen como parte de su dieta cotidiana las nuevas generaciones. No es ninguna sorpresa que un alto consumo de alimentos procesados, sea una de las principales causas de la creciente y desenfrenada epidemia de obesidad en el mundo. Además no es ningún secreto decir que la obesidad se relaciona activamente con una larga lista de enfermedades degenerativas.
Entre los datos más preocupantes al respecto se encuentran las elecciones cotidianas de alimentos en la población adolescente: pizzas, bocadillos salados, alimentos fritos, cereales azucarados, dulces, galletas y refrescos. Los cuales se caracterizan por su alto contenido calórico, su nulo contenido en nutrientes esenciales y por si fuera poco se cuenta con recientes estudios en los que se comprueba que este tipo de alimentos vacíos, son neurológicamente dañinos.
Así lo sugiere un estudio publicado en PLoS One. El cual analizó las dietas y la salud mental de 3.040 adolescentes australianos de entre 11 y 18 años en 2005 y 2006, y luego nuevamente dos años después. Se consideraron factores como el estado socioeconómico, el tabaquismo y el peso, aún así se descubrió que aquellos que seguían dietas más saludables, tendían a tener una mejor salud mental después de dos años. Existe otra referencia de un estudio similar publicado en la Revista de Psiquiatría de Australia y Nueva Zelanda. La muestra contó con la participación de 7,114 adolescentes de entre 10-14 años y encontró que un mayor consumo de alimentos no saludables (reportado por los mismos jóvenes) se asoció con mayores probabilidades de depresión autoinformada.
¿Un dato más? La dieta no es el único factor. Otro estudio muy reciente publicado en el Journal of Science and Medicine in Sport, encontró que los niveles más bajos de actividad física en la infancia se asocian con un aumento del 35% en las probabilidades de depresión en la edad adulta.
Además es importante tener en cuenta los cambios físicos y emocionales que sufren los adolescentes, los cuales tienen una relación directa con las conductas alimenticias. Es normal que ante cualquier estado de tristeza, desánimo o confusión recurran a los alimentos reconfortantes, sin embargo la investigación muestra que la causalidad en realidad va en la otra dirección: son estos alimentos lo que incrementan el riesgo de sufrir enfermedades de salud mental.
Lo cierto es que en los últimos años, los científicos y médicos han relacionado al excesivo consumo de azúcar, comida rápida y procesada, con la depresión, el comportamiento adictivo y la ansiedad. Por lo tanto el mensaje es claro y contundente, finalmente a través de estos estudios preliminares sabemos que una dieta muy alta en grasas, azúcar y calorías añadidas y muy baja en frutas y verduras puede provocar enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas. Además este tipo de dieta es el factor principal en la actual epidemia de obesidad infantil. Cabe mencionar que la obesidad no solo afecta la salud física de los niños y jóvenes, se relaciona directamente con su salud mental.
De tal modo que a través de la adecuada guía de padres de familia y profesores, es posible crear las medidas necesarias para disminuir el riesgo de sobrepeso en las nuevas generaciones ¡Y con ello posiblemente mejorar su autoestima y estado de ánimo! Algunos consejos de los especialistas son:
– Planifica los menús de niños y jóvenes. De tal modo que sean equilibrados, ricos en frutas, verduras y alimentos integrales. Crea en ellos el hábito de beber agua y líquidos naturales.
– Reemplaza todo tipo de bocadillos azucarados y ricos en grasas con frutas y verduras: ¡tienen más vitaminas, minerales, fibra y menos calorías! Rápidamente se acostumbrarán a los efectos positivos de este tipo de alimentos.
– Ejercicio. Los jóvenes necesitan al menos 60 minutos de ejercicio al día. Ayúdalos a involucrarse en deportes y actividades saludables en la comunidad local.
Este tipo de investigaciones son un paso más hacia la prevención y nos ayudan a tomar mejores desiciones para fomentar hábitos y costumbres, que conduzcan a nuevas generaciones más saludables y conscientes. Finalmente no podemos olvidar que los niños y los jóvenes son el futuro, de nuestra sociedad y planeta.
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